¿Las almohadas tienen fecha de caducidad? Esto dicen los expertos
Las almohadas no tienen una fecha de caducidad, pero su desgaste afecta tanto su apariencia como su funcionalidad.
CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque las almohadas no tienen una fecha de caducidad como los alimentos o los medicamentos, su desgaste afecta tanto su apariencia como su funcionalidad. Algunos fabricantes han comenzado a incluir fechas de vencimiento en sus productos, lo que ha generado dudas sobre si realmente deben reemplazarse después de cierto tiempo.
De acuerdo con la Fundación Nacional del Sueño, la mayoría de las almohadas deben cambiarse cada dos años. Esto se debe a que, con el tiempo, acumulan ácaros del polvo, células muertas y alérgenos, lo que puede afectar la calidad del sueño. Además, pierden soporte estructural, lo que puede generar molestias en el cuello y la espalda.
Para comprobar si una almohada aún es funcional, los especialistas recomiendan la “prueba del zapato”: doblarla por la mitad y colocar un zapato encima. Si la almohada no recupera su forma original, es señal de que ha perdido firmeza y debe ser reemplazada.
Factores que influyen en su deterioro
El material de fabricación influye directamente en la durabilidad de una almohada. Las de poliéster suelen ser las menos resistentes, con una vida útil de un año, mientras que las de plumón pueden durar hasta tres años con los cuidados adecuados.
Un estudio publicado en Allergy, Asthma & Immunology Research destacó que las almohadas pueden convertirse en focos de exposición a alérgenos. Esto puede ocasionar problemas respiratorios o agravar condiciones como el asma. Además, la acumulación de suciedad y grasa de la piel puede provocar manchas amarillentas, lo que indica la presencia de microorganismos.
Si bien algunas almohadas pueden lavarse, no todas son aptas para ello. Las de poliéster generalmente pueden meterse a la lavadora, pero las de espuma viscoelástica o látex requieren limpieza localizada. Mantenerlas ventiladas y utilizar fundas protectoras puede ayudar a prolongar su vida útil.
¿Es necesario seguir las recomendaciones al pie de la letra?
Aunque la sugerencia general es cambiarlas cada dos años, esto no es una regla estricta. Si una almohada sigue proporcionando comodidad y buen soporte, puede seguir en uso siempre y cuando se mantenga limpia.
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El cuidado adecuado, como lavarlas periódicamente y asegurarse de que conserven su forma, es clave para prolongar su durabilidad. Sin embargo, si al despertar se experimenta rigidez o dolor en el cuello, podría ser momento de reemplazarla.
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