Hiperactividad y TDAH: ¿Cómo se diferencian?
La hiperactividad es un término que suele usarse de forma imprecisa y puede estar relacionada con el TDAH, aunque no es su única causa.
CIUDAD DE MÉXICO.- La hiperactividad es un concepto que, en muchas ocasiones, se usa de manera imprecisa y se asocia tanto con comportamientos positivos como negativos, explica el Dr. Eduardo San Esteban, neurólogo clínico del Centro Neurológico en el Centro Médico ABC. En esencia, este término se refiere a un nivel de actividad motora superior a lo habitual, lo que puede implicar hablar o moverse en exceso.
Sin embargo, cuando la hiperactividad se vuelve excesiva y afecta la vida diaria de la persona, se convierte en un tema de interés médico y psicológico. Una de las manifestaciones clínicas más conocidas es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), aunque también puede deberse a otras condiciones, como lesiones o enfermedades cerebrales.
El TDAH es el trastorno del neurodesarrollo más frecuente relacionado con la hiperactividad. A pesar de que se suele diagnosticar en la infancia, es una condición que puede persistir en la adolescencia y la adultez, afectando diferentes áreas de la vida de quienes lo padecen.
Hiperactividad en el TDAH
La hiperactividad es uno de los componentes del TDAH, pero no todas las personas con este trastorno la presentan. En algunos casos, puede manifestarse de manera positiva, como en personas con una agenda ocupada que logran cumplir sus compromisos. No obstante, cuando impide finalizar tareas, interfiere en la vida diaria o genera dificultades en la concentración, se vuelve un problema.
Dentro del TDAH, la hiperactividad suele traducirse en una tendencia a iniciar múltiples actividades sin completarlas. Un niño con TDAH podría saltar de una tarea a otra sin concentrarse en ninguna, mientras que un adulto podría cambiar de proyectos constantemente sin finalizarlos, afectando su rendimiento académico, laboral y sus relaciones interpersonales.
Además, es importante aclarar que el término “trastorno” no implica una enfermedad en el sentido tradicional, sino un conjunto de rasgos que reflejan una forma particular de funcionamiento cerebral. La impulsividad suele acompañar a la hiperactividad y puede dificultar la capacidad de evaluar las consecuencias antes de actuar.
Diagnóstico y tratamiento oportuno
Diferenciar entre un comportamiento inquieto y un trastorno que afecta el desarrollo es clave para un diagnóstico certero. El Dr. San Esteban señala que el proceso diagnóstico del TDAH se basa en entrevistas detalladas con el paciente y su entorno, pruebas neuropsicológicas y la observación directa del comportamiento.
El tratamiento del TDAH es integral y varía según la gravedad de los síntomas. Puede incluir terapia psicológica, estrategias conductuales y, en algunos casos, intervención farmacológica. La terapia cognitivo-conductual ayuda a mejorar la organización y el control de impulsos, mientras que la terapia social refuerza habilidades para una mejor adaptación en diferentes entornos.
El tratamiento farmacológico, cuando es necesario, regula neurotransmisores involucrados en la atención y el control de impulsos. Además, la familia y el entorno educativo juegan un papel crucial en el acompañamiento del paciente.
Manejo de la hiperactividad en la adultez
Muchas personas diagnosticadas en la infancia presentan mejoras con el tiempo, especialmente con un tratamiento adecuado. Sin embargo, en algunos casos, los síntomas persisten y pueden generar dificultades en la organización, estabilidad emocional y relaciones interpersonales en la adultez.
El TDAH no desaparece, pero su intensidad puede variar según el contexto y el tratamiento recibido. En la vida adulta, puede ocasionar problemas en la toma de decisiones, la procrastinación o la falta de planeación, lo que puede derivar en frustración o trastornos como ansiedad y depresión.
Sin embargo, con una intervención adecuada, muchas personas desarrollan estrategias que les permiten gestionar sus síntomas y alcanzar sus objetivos. Aprender técnicas de organización y autocontrol ayuda a canalizar la energía de manera productiva, potenciando fortalezas como la creatividad y la capacidad de respuesta rápida.
Un tratamiento a lo largo de la vida
El tratamiento del TDAH no es lineal y puede requerir ajustes según las circunstancias personales. Según el Dr. San Esteban, es fundamental recordar que este trastorno no es exclusivo de la infancia, sino que acompaña a la persona durante toda su vida.
A pesar de ello, el TDAH no es una barrera insuperable. Con un enfoque adecuado, muchas personas logran manejar sus síntomas de manera efectiva y llevar una vida plena. Los tratamientos pueden ser necesarios en momentos puntuales y no requieren aplicarse de manera continua.