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Han arruinado los padres “Woke” la literatura infantil?

Where the Wild Things Are ocupó el primer puesto en el sondeo de la BBC sobre los 100 mejores libros infantiles de todos los tiempos en 2023.

Desde su creación por la UNESCO hace 30 años, el Día Mundial del Libro ha sido una celebración de la lectura, pero para muchos padres actuales parece haberse convertido en una búsqueda frenética de disfraces que apenas logran conectar con la esencia de los libros. Este fenómeno ha sido reflejado en una encuesta de la National Literacy Trust de 2024, que revela que solo uno de cada tres niños de entre ocho y 18 años disfruta leer en su tiempo libre, un dato alarmante que marca los niveles más bajos desde 2005.

El panorama no sorprende del todo, considerando la presión de los padres helicoptero, quienes ahora ven los libros no solo como una fuente de entretenimiento, sino como una herramienta educativa y de formación moral. Con ello, se ha suavizado el contenido de muchos libros clásicos, eliminando palabras como “gordo” en los textos de Roald Dahl o modificando el tono oscuro que caracterizaba obras fundamentales para generaciones pasadas.

Autores como Maurice Sendak, creador de Where the Wild Things Are (1963), enfrentaron resistencias por el supuesto contenido aterrador de sus historias, algo que parece haber desaparecido con el tiempo. Hoy en día, muchos de esos relatos, cargados de oscuridad y enseñanzas implícitas, han sido reemplazados por historias más suaves, diseñadas para evitar cualquier tipo de inquietud en los jóvenes lectores. Sin embargo, el mismo Where the Wild Things Are ocupó el primer puesto en el sondeo de la BBC sobre los 100 mejores libros infantiles de todos los tiempos en 2023.

Las historias que muchos de nosotros recordamos con cariño, aunque nos aterraron de pequeños, siguen siendo parte fundamental de nuestra memoria literaria. ¿Es posible que esta tendencia de suavizar el contenido educativo de los libros esté contribuyendo a que los niños pierdan el gusto por la lectura? Para muchos escritores y lectores, los libros que nos aterraban en la infancia no solo nos enseñaron sobre la vida, sino también sobre la complejidad de las emociones humanas, algo que parece estar desapareciendo.

Ejemplos como Rumpelstiltskin, un cuento de los Hermanos Grimm que se caracterizó por su intensidad y alto nivel de riesgo moral, o Struwwelpeter, un libro ilustrado que presenta consecuencias extremas por el mal comportamiento infantil, son representaciones de cómo la literatura infantil solía abordar los aspectos oscuros de la vida con una valentía que hoy parece estar perdiéndose. Mientras tanto, personajes como el búho melancólico de Owl at Home y las tragedias infantiles de autores como Hilaire Belloc continúan teniendo un impacto profundo en quienes crecimos con ellos.

Aunque el mundo ha cambiado, y los padres de hoy prefieren garantizar que sus hijos se enfoquen en aspectos positivos y edificantes, muchos nos preguntamos si esta era de sobreprotección está despojando a los libros de su capacidad para enseñar valiosas lecciones de vida a través del miedo, el conflicto y la resolución.

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La literatura infantil de antaño nos aterraba, sí, pero también nos hacía reír, reflexionar e imaginar. Al final, esos libros que nos hicieron temblar fueron los que nos ayudaron a construir nuestra visión del mundo, no solo como un lugar de recompensas, sino también de consecuencias. ¿Es posible que, al evitar el miedo y el caos, estemos limitando la imaginación y el aprendizaje de las nuevas generaciones?

Con información de The Telegraph.

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