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La cabeza de caballo que fascinó a Delacroix

Delacroix visitó el British Museum de Londres en 1825, donde pudo contemplar de cerca los Frisos del Partenón.

La cabeza de caballo que fascinó a Delacroix

Al hablar de una cabeza de caballo en el arte, podría venirnos a la mente la icónica escena de El Padrino (1972), pero también la escultura de Fidias que forma parte de los Frisos del Partenón (438-432 a. C.). Esta última fue, sin duda, una de las mayores influencias para el pintor romántico Eugène Delacroix, quien realizó un impresionante boceto a tinta que captura la expresividad y fuerza del caballo esculpido por el maestro griego.

El boceto, titulado Cabeza de caballo (del Partenón), es una pequeña obra de arte de 8,3 x 11,3 cm que actualmente se exhibe en el Museo Metropolitano de Nueva York. Con trazo seguro y enérgico, Delacroix logra plasmar la vitalidad de la escultura original, resaltando su boca abierta, sus amplias fosas nasales y, sobre todo, sus ojos saltones, características que dotan a esta figura equina de una presencia arrolladora.

Una inspiración romántica

Delacroix visitó el British Museum de Londres en 1825, donde pudo contemplar de cerca los Frisos del Partenón, que habían sido trasladados desde Atenas. La visión del caballo de Fidias, que formaba parte del carro de la diosa Selene, debió impactarlo profundamente, pues poco después lo incorporó a varias de sus obras. Este gusto por los caballos de fuerte carga emocional ya se había reflejado en La matanza de Quios (1824) y volvería a manifestarse en La muerte de Sardanápalo (1827), donde un equino con expresión angustiada recuerda mucho al boceto de la cabeza del Partenón.

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El dibujo de Delacroix no es solo un estudio rápido, sino una pieza que refleja la sensibilidad y maestría del pintor. No se sabe con certeza si su viaje a Londres ya estaba motivado por la idea de crear La muerte de Sardanápalo o si la visión del caballo de Fidias fue la chispa que encendió su inspiración. Lo que es indiscutible es que su boceto tiene el sello de una obra maestra, una de esas creaciones que merecen estar en el podio de las representaciones equinas más geniales de la historia del arte.

Con información de HA!

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