¿Con qué frecuencia es recomendable ducharse?
Ducharse es esencial, pero hacerlo en exceso o con agua muy caliente puede afectar la piel.

CIUDAD DE MÉXICO.- La ducha es una parte esencial de la rutina diaria de muchas personas, pero pocos se detienen a pensar en cómo la frecuencia y la temperatura del agua pueden afectar la salud de la piel. Mientras algunos prefieren bañarse varias veces al día por comodidad o higiene, otros optan por hacerlo solo una vez. Sin embargo, abusar del agua caliente o el jabón puede tener consecuencias negativas.
Los dermatólogos coinciden en que la frecuencia ideal para ducharse depende de factores como el tipo de piel, la actividad física y el clima. En general, una ducha diaria es suficiente para mantener una buena higiene sin dañar la barrera natural de la piel. Exceder este hábito podría traer más problemas que beneficios.
El exceso de duchas y sus riesgos
Ducharse varias veces al día puede eliminar los aceites naturales que protegen la piel, debilitando su barrera y favoreciendo la resequedad e irritaciones. De acuerdo con especialistas, las personas con piel seca o condiciones como la dermatitis atópica deben limitar la duración de la ducha a cinco minutos y evitar el agua muy caliente.
En algunos casos, como después de hacer ejercicio intenso o en climas cálidos, una segunda ducha puede ser necesaria. Sin embargo, los expertos recomiendan hacerlo con agua tibia y sin excederse en el uso de jabón para evitar la deshidratación cutánea.
La importancia de la temperatura del agua
El agua caliente puede ser relajante, pero también puede causar efectos negativos en la piel. La dermatóloga Ana Molina advierte que el agua a temperaturas elevadas elimina la capa de grasa que protege la piel, provocando sequedad e irritación. Además, puede dilatar los vasos sanguíneos y empeorar afecciones como el eccema.
Para evitar estos problemas, se recomienda optar por duchas con agua tibia. Esta temperatura permite limpiar la piel sin eliminar su hidratación natural, lo que contribuye a mantenerla saludable y equilibrada.
Claves para una ducha saludable
Además de regular la temperatura del agua, el uso de productos adecuados es clave. Los jabones con pH neutro o ligeramente ácido ayudan a preservar la microbiota de la piel, evitando que se reseque o se irrite. Los productos demasiado alcalinos pueden alterar el equilibrio natural y generar sensibilidad.
También es recomendable limitar el uso de esponjas ásperas, ya que pueden acumular bacterias e irritar la piel. En la mayoría de los casos, frotar suavemente con las manos en las zonas clave es suficiente para una limpieza efectiva.
La hidratación después del baño
Después de la ducha, la hidratación es fundamental. Aplicar crema humectante en los primeros tres minutos tras salir del agua ayuda a sellar la humedad y mantener la piel suave. Los productos con ceramidas o alfa-hidroxiácidos son una buena opción para nutrir la piel y prevenir la resequedad.
Finalmente, es importante prestar especial atención a zonas sensibles como los pliegues cutáneos, donde la humedad puede acumularse y causar irritación o infecciones. Secarlas bien y mantenerlas hidratadas es clave para una piel saludable.
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