El arte de la siesta: un descanso estratégico para mejorar la productividad

CIUDAD DE MÉXICO.- Las siestas pueden ser una bendición o una trampa, dependiendo de cómo se manejen. Aunque a primera vista parece ser la solución perfecta para recuperar energía, algunos se han despertado de una siesta sintiéndose aturdidos y desorientados, preguntándose si realmente fue útil. Según Talar Moukhtarian, profesora asistente en Salud Mental en la Universidad de Warwick, en el Reino Unido, las siestas son un arma de doble filo.

Bien hechas, pueden mejorar la concentración, apoyar la salud mental y física, y recargar el cerebro. Pero mal hechas, pueden dejarte con sensación de pesadez y dificultar el sueño nocturno, explicó en un artículo reciente.

La clave para que la siesta sea realmente beneficiosa radica en dos factores fundamentales: el momento y la duración. Aunque parece simple, estos dos detalles marcan la diferencia entre una siesta revitalizante y una que puede alterar el ritmo natural del cuerpo.

El momento ideal para una siesta

Una de las razones por las cuales algunas personas se sienten cansadas por la tarde no tiene que ver con el trabajo o con el almuerzo, sino con un fenómeno natural. La mayoría de las personas experimenta una caída en la alerta durante la tarde, entre la 1:00 p.m. y las 4:00 p.m., debido al ritmo circadiano, el reloj biológico interno que regula la vigilia y el sueño. Este “bajón” en la energía es el momento más adecuado para una siesta corta, según los expertos.

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Esta es la hora ideal para dormir una siesta, según los expertos

Durante este intervalo de tiempo, una siesta de 20 minutos, seguida de exposición a luz brillante, puede ayudar a combatir la fatiga, mejorar la alerta y optimizar las funciones cognitivas sin afectar el sueño nocturno. Es importante destacar que no se debe exceder este tiempo, ya que si la siesta dura más de 30 minutos, el cerebro entra en una fase de sueño profundo, lo que hace que sea más difícil despertarse y puede generar una sensación de letargo durante hasta una hora.

La duración: ¿cuánto es demasiado?

Cuando una siesta se prolonga más allá de los 30 minutos, el cerebro entra en la fase de sueño de ondas lentas, lo que provoca que despertar se vuelva complicado y poco placentero. Moukhtarian señala que “despertarse de un sueño profundo puede dejar a las personas sintiéndose lentas y somnolientas por hasta una hora”. Para evitar este malestar, los expertos sugieren limitar la siesta a unos 20 minutos, un intervalo que es suficientemente corto para reponer energías sin interrumpir el ciclo de sueño nocturno.

En general, se desaconseja tomar siestas tarde en el día, ya que pueden interferir con el deseo natural de dormir por la noche. Según Dr. Jade Wu, especialista en medicina del sueño, el cuerpo tiene lo que se conoce como “impulso de sueño”, una especie de hambre por descansar que se va acumulando mientras más tiempo se pasa despierto. Tomar una siesta tarde es comparable a comer tarde en el día y esperar tener hambre al llegar la hora de la cena, lo que generalmente no sucede.

¿Es la siesta adecuada para todos?

Aunque las siestas pueden ser un recurso útil para algunos, no son recomendables para todos. Factores como la edad, el estilo de vida y las necesidades personales juegan un papel importante en determinar si una siesta será efectiva o contraproducente. Para algunos, una siesta bien aprovechada puede ser una herramienta poderosa para mejorar la productividad y la alerta durante el día. Sin embargo, no todos experimentan los mismos beneficios, y en algunos casos, las siestas pueden generar más problemas de los que resuelven.

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Por lo tanto, si se planea incorporar una siesta en la rutina diaria, es importante hacerlo con precaución y teniendo en cuenta el momento adecuado y la duración justa. Cuando se hace correctamente, la siesta puede ser una aliada en la búsqueda de mayor energía y bienestar.