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¿De dónde salió la icónica cara feliz amarilla que todos conocemos?

Sin embargo, a pesar de su éxito, Harvey Ball nunca vio el verdadero impacto de su creación en términos financieros, lo que subraya cómo las ideas más simples pueden tener repercusiones globales, pero no siempre recompensan a sus creadores como deberían.

ESTADOS UNIDOS-. La famosa cara feliz amarilla, que se ha convertido en un símbolo universal de alegría y optimismo, tiene una historia interesante que involucra a un veterano de la Segunda Guerra Mundial. Harvey Ball, un veterano convertido en diseñador gráfico, fue el creador de esta emblemática imagen.

De la necesidad de aumentar la moral a un símbolo global

En 1963, Ball fue contratado por la State Mutual Life Assurance Company, que más tarde cambiaría su nombre a Hanover Insurance, para diseñar una imagen que pudiera elevar la moral de los empleados. Lo que parecía ser una tarea sencilla para un diseñador experimentado resultó en la creación de una de las imágenes más reconocidas del mundo. En tan solo 10 minutos, Ball dibujó el círculo amarillo con dos ojos ovalados y una sonrisa curvada, dando vida a la ahora famosa cara sonriente.

El precio de la fama: ¿Un diseño sin ganancias?

A pesar de su popularidad mundial, Ball no vio grandes beneficios por su creación. Recibió únicamente 45 dólares (909 pesos) por su trabajo y nunca registró el diseño como marca, lo que significó que no obtuvo ganancias por su uso masivo en todo tipo de productos y en la cultura pop. La cara feliz se convirtió rápidamente en un fenómeno global, apareciendo en todo, desde camisetas hasta campañas publicitarias y productos de la cultura pop.

Hoy en día, la cara sonriente es más que un simple símbolo; es una parte esencial de la iconografía moderna, conocida y reconocida por generaciones de todo el mundo.

Sin embargo, a pesar de su éxito, Harvey Ball nunca vio el verdadero impacto de su creación en términos financieros, lo que subraya cómo las ideas más simples pueden tener repercusiones globales, pero no siempre recompensan a sus creadores como deberían.

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