¿Por qué bostezamos y por qué se contagian?
Este fenómeno, conocido como bostezo contagioso, es más común de lo que pensamos y tiene profundas raíces en nuestra biología y en nuestro comportamiento social.

MÉXICO.-Los bostezos son algo que todos experimentamos, pero ¿te has detenido a pensar por qué, al ver a alguien bostezar, sientes la necesidad casi irresistible de hacerlo tú también?
Este fenómeno, conocido como bostezo contagioso, es más común de lo que pensamos y tiene profundas raíces en nuestra biología y en nuestro comportamiento social.
¿Qué tan común es el bostezo contagioso?
Se estima que entre el 40% y el 60% de las personas son susceptibles al bostezo contagioso. En un estudio realizado en 2011 por Ivan Norscia y Elisabetta Palagi, publicado en PLoS ONE, se descubrió que la probabilidad de “contagiarse” aumenta cuando existe un vínculo emocional cercano con la persona que bosteza. Esto nos lleva a pensar que no se trata solo de una reacción automática, sino que tiene un fuerte componente social.
¿Por qué bostezamos y por qué se contagian?
Aunque los científicos aún no han llegado a un consenso sobre la función exacta del bostezo, una de las teorías más aceptadas es que sirve para regular la temperatura del cerebro. Un estudio de 2014, realizado por Andrew Gallup y publicado en Physiology & Behavior, sugiere que el bostezo actúa como un mecanismo termorregulador, ayudando a enfriar el cerebro al inhalar aire fresco. Sin embargo, esto explica el acto en sí, pero no por qué se contagia.
El contagio de los bostezos, por otro lado, está vinculado a nuestra empatía, gracias a unas células cerebrales llamadas neuronas espejo. Estas neuronas nos permiten “reflejar” las acciones de los demás, como bostezar, especialmente si sentimos una conexión emocional con la persona que lo hace. Este fenómeno no es exclusivo de los humanos: también se ha observado en primates y perros, quienes bostezan al ver a sus dueños hacerlo.
¿Por qué se contagian tan fácilmente?
La facilidad con la que los bostezos se propagan tiene que ver con nuestra naturaleza social. Según Norscia y Palagi, los bostezos son más contagiosos entre familiares, amigos y parejas que entre desconocidos, lo que refuerza la importancia de la empatía en este fenómeno. Además, no es necesario ver a alguien bostezar directamente: escuchar el sonido o incluso leer sobre bostezos puede desencadenarlo. Esto sucede porque nuestro cerebro interpreta estos estímulos como señales sociales, provocando una respuesta casi inconsciente.
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