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Un estudio afirma que tu teléfono puede no ser el problema cuando se trata de distracción

Un estudio reciente muestra que las distracciones digitales no dependen únicamente de la proximidad de los smartphones, sino de nuestros propios hábitos.

Un estudio afirma que tu teléfono puede no ser el problema cuando se trata de distracción

CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando nos sentamos a trabajar en tareas importantes, como llenar nuestros impuestos, es común que las distracciones se presenten. Un mensaje de texto, una revisión rápida de redes sociales o una compra en línea pueden hacer que el tiempo se disuelva rápidamente, dejando sin terminar las tareas que originalmente teníamos en mente. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Frontiers in Computer Science sugiere que la culpa no recae exclusivamente en los smartphones. Según el autor del estudio, el Dr. Maxi Heitmayer, la tecnología está presente, pero la distracción no depende únicamente de la accesibilidad a los dispositivos.

Investigación sobre las distracciones tecnológicas

Para profundizar en esta cuestión, Heitmayer realizó una investigación en la que 22 participantes fueron observados en dos sesiones de trabajo de cinco horas, una con sus teléfonos cerca y otra con ellos fuera de su alcance. Los resultados fueron claros: aunque las personas tendían a usar más el teléfono cuando estaba cerca, cuando el dispositivo no estaba accesible, se distraían igualmente con otras herramientas como el ordenador. Esto indica que el problema va más allá de la simple proximidad del teléfono, sugiriendo que las distracciones son una consecuencia de nuestros propios hábitos y comportamientos.

El impacto de la tecnología en nuestras rutinas

El estudio plantea que las distracciones digitales no solo provienen de la tecnología misma, sino también de nuestra tendencia humana a buscar interrupciones. El Dr. Heitmayer observa que en la mayoría de los casos, las interrupciones se deben a la necesidad interna de revisar el teléfono, ya sea por curiosidad o por la sensación de que algo se ha perdido. Esta constante búsqueda de estímulos puede ser entendida desde una perspectiva evolutiva, ya que nuestros ancestros necesitaban estar atentos a su entorno para sobrevivir. No obstante, hoy en día, esa misma capacidad de atención se ve desviada por elementos como los smartphones.

Desmitificando la adicción al teléfono

A diferencia de la adicción a sustancias o al juego, que se alimenta del deseo de más cuanto más se pasa sin ellas, el uso del teléfono sigue un patrón distinto. Heitmayer explica que el uso del teléfono aumenta a medida que se tiene acceso más constante a él, y cuando no está disponible, es fácil olvidarse de él y dedicarse a otras actividades, como caminar o hablar con un amigo. En este sentido, el teléfono se convierte en un componente que, en vez de ser una adicción en el sentido tradicional, crea un ciclo de uso constante debido a su accesibilidad.

El equilibrio entre tecnología y productividad

Si bien el estudio subraya que los teléfonos no son los únicos causantes de la distracción, también se señala que las intervenciones como prohibir su uso no siempre resuelven el problema. Según los expertos, la clave está en reconocer cómo nuestras propias rutinas y hábitos influyen en nuestra relación con la tecnología. En lugar de esperar que otros solucionen la cuestión, como prohibir el uso del teléfono en espacios específicos, se sugiere que cada persona tome responsabilidad sobre cómo y cuándo interactúa con su dispositivo, siendo más consciente de los efectos que puede tener en su productividad.

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Recomendaciones para un uso consciente

Una posible solución para mitigar la distracción digital es mantener el teléfono fuera de alcance, como reveló la investigación de Heitmayer, donde los participantes gastaban el doble de tiempo en sus teléfonos cuando estos estaban cerca. De igual manera, el uso responsable de la tecnología implica también ser consciente de las presiones sociales que nos impulsan a estar siempre conectados. En este sentido, el Dr. Heitmayer propone que debemos aprender a identificar cuándo una distracción es innecesaria y a desarrollar hábitos que nos ayuden a gestionar nuestro tiempo de manera más efectiva, reconociendo la importancia de desconectar y enfocarnos en otras actividades que enriquecen nuestra vida.

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