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Beber refrescos a diario modifica el intestino y favorece la absorción excesiva de azúcar en el cuerpo, según un nuevo estudio

Esta “adicción molecular” intestinal contribuye al desarrollo de resistencia a la insulina y enfermedades como la diabetes tipo 2.

Beber refrescos a diario modifica el intestino y favorece la absorción excesiva de azúcar en el cuerpo, según un nuevo estudio

CIUDAD DE MÉXICO.- Las bebidas azucaradas, comunes en muchas dietas modernas, no solo aportan calorías vacías, sino que también desencadenan alteraciones metabólicas profundas en el cuerpo. Un reciente estudio realizado por el Tata Institute of Fundamental Research, publicado en The Journal of Nutritional Biochemistry, revela cómo el consumo regular de refrescos modifica el funcionamiento intestinal, afectando la absorción de nutrientes clave y favoreciendo el desarrollo de enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2.

El estudio utilizó un modelo con ratones para simular el consumo humano de bebidas azucaradas, administrando agua con un 10% de sacarosa durante tres meses. Los resultados demostraron que, además de alterar la absorción de glucosa, el consumo de azúcar también influye en la función mitocondrial del hígado y los músculos, exacerbando la resistencia a la insulina y afectando la regulación de la glucosa en el organismo.

El intestino como motor de la disfunción metabólica

Uno de los hallazgos más reveladores del estudio es el papel central que desempeña el intestino delgado en las alteraciones metabólicas inducidas por el consumo de azúcar. Los ratones que ingirieron sacarosa mostraron cambios estructurales y moleculares en la mucosa intestinal, favoreciendo la absorción de glucosa a expensas de otros nutrientes como aminoácidos y lípidos. Esta “adicción molecular” genera un uso ineficiente de la glucosa, lo que a su vez favorece el desarrollo de resistencia a la insulina, un factor clave en la diabetes tipo 2.

El estudio también observó que el momento del ciclo alimentario, ya sea en ayunas o en periodo postprandial, influía en la respuesta del intestino al azúcar, contribuyendo a un desajuste en la distribución energética del cuerpo. Esta alteración en la función intestinal, aunque sutil, tiene implicaciones significativas para la salud metabólica a largo plazo.

El hígado y los músculos: efectos sistémicos del azúcar

Aunque el estudio mostró que el hígado no presentaba alteraciones significativas en la expresión génica relacionada con la glucosa, sí se observó un aumento en la producción interna de glucosa (gluconeogénesis) y una disminución en la sensibilidad a la insulina. Estos cambios no provienen de alteraciones directas en los genes del hígado, sino como una respuesta secundaria a las disfunciones iniciadas en el intestino.

Por otro lado, los músculos esqueléticos también mostraron signos de disfunción mitocondrial, lo que afecta la eficiencia con la que las células musculares utilizan la glucosa como fuente de energía. La disfunción mitocondrial, asociada a un mayor estrés oxidativo, contribuye a la fatiga metabólica, reduciendo la capacidad del cuerpo para utilizar la glucosa de manera eficiente y aumentando el riesgo de enfermedades relacionadas con el metabolismo.

Impacto diferencial entre sexos y nuevas perspectivas terapéuticas

El estudio también reveló diferencias en la forma en que los ratones machos y hembras responden al consumo de bebidas azucaradas. Mientras los machos tendieron a ganar más peso y aumentar la masa magra, las hembras mostraron alteraciones más pronunciadas en el metabolismo lipídico, aunque sin cambios significativos en el peso corporal. Estas diferencias sugieren que el impacto del azúcar en el metabolismo podría manifestarse de manera distinta según el sexo, lo que podría explicar algunas variaciones clínicas en la prevalencia de enfermedades como la diabetes.

Los hallazgos subrayan la importancia de considerar el sexo biológico en los estudios sobre metabolismo y abren la puerta a enfoques terapéuticos más personalizados para combatir las enfermedades asociadas con el consumo de azúcar. Modificar el transporte intestinal de nutrientes y proteger la función mitocondrial podrían ser áreas clave para prevenir o tratar los efectos adversos del azúcar en la salud.

El azúcar líquido: una amenaza aún mayor para la salud

Una de las conclusiones más importantes del estudio es que el azúcar en bebidas líquidas tiene un impacto más perjudicial que el azúcar presente en alimentos sólidos. Al no requerir digestión previa, las bebidas azucaradas permiten que el azúcar se absorba rápidamente, lo que desencadena adaptaciones intestinales profundas. Estas alteraciones en el intestino afectan la absorción de otros nutrientes, incluso si la dieta en general es saludable.

Este hallazgo pone de manifiesto la necesidad de reducir el consumo de refrescos y otras bebidas azucaradas, no solo por su aporte calórico, sino por su capacidad para reprogramar el metabolismo de forma perjudicial. La investigación muestra que el consumo habitual de estas bebidas puede generar un círculo vicioso que es difícil de revertir, incluso con cambios en la dieta.

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Un llamado a la acción para la salud pública

Los resultados de este estudio destacan la urgencia de implementar políticas públicas que fomenten la reducción del consumo de bebidas azucaradas. Las campañas de prevención y la educación sobre los efectos nocivos del azúcar líquido podrían desempeñar un papel crucial en la lucha contra las enfermedades metabólicas. Además, este tipo de investigaciones abre nuevas líneas de tratamiento para abordar el impacto sistémico del azúcar, enfocándose en la regulación intestinal y la protección mitocondrial como estrategias para mejorar la salud metabólica y prevenir enfermedades crónicas.

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