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El Príncipe de Sajonia que parece de un grupo heavy

Un retrato peculiar de la realeza alemana bajo la mirada única de Lucas Cranach.

El Príncipe de Sajonia que parece de un grupo heavy

En la National Gallery de Washington D.C. se encuentra una obra que, a primera vista, podría parecer un cartel de banda gótica centroeuropea, pero que en realidad retrata a un joven noble del siglo XVI. Se trata de Porträt eines sächsischen Prinzen (Retrato de un príncipe sajón), un óleo de 43,7 x 34,4 cm atribuido al renombrado pintor Lucas Cranach el Viejo, uno de los grandes artistas del Renacimiento alemán.

El protagonista del cuadro, probablemente Juan, hijo de Jorge “el Barbudo”, luce una melena rubia ondulada que bien podría haber sido la envidia de cualquier vocalista de heavy metal de los ochenta. Su mirada, ligeramente estrábica, se ha interpretado como uno de esos rasgos físicos tan comunes en ciertas ramas de la realeza europea, donde la consanguinidad dejó más de una huella visible.

Con una expresión seria y distante, el joven príncipe posa de cintura para arriba en un retrato que destaca por sus detalles minuciosos. La corona que lleva —una pieza adornada con perlas negras, oro y piedras verdes— está colocada de forma algo inusual sobre su cabeza, lo que ha llevado a algunos historiadores del arte a interpretar que se trataba de un retrato con motivo matrimonial. En otras palabras, este podría haber sido el equivalente renacentista de una foto de perfil de Tinder aristocrático.

Más allá de las posibles bromas sobre su fisonomía, lo cierto es que estamos frente a una obra que no escatima en realismo. Cranach, pintor de la corte de Wittenberg y figura central del arte sajón, tenía un don particular para capturar la humanidad de sus modelos, sin edulcorarla. De hecho, algunos críticos han notado que el estilo de este retrato anticipa de forma sorprendente la crudeza emocional del Expresionismo Alemán y la Nueva Objetividad, dos movimientos del siglo XX que no temían mostrar lo extraño o lo incómodo.

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Así, El Príncipe de Sajonia no es solo un retrato de época: es un testimonio del poder del arte para conservar lo real, incluso cuando lo real desafía los cánones de belleza convencionales. Y en esa honestidad visual, Cranach se adelantó siglos a su tiempo.

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