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¿Todo el estrés es malo? Lo que dicen los expertos sobre sus efectos en el cuerpo y la mente

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes. Aunque suele tener mala fama, no todo el estrés es perjudicial.

¿Todo el estrés es malo? Lo que dicen los expertos sobre sus efectos en el cuerpo y la mente

CIUDAD DE MÉXICO.- Muchas personas viven con niveles elevados de estrés de manera permanente. Problemas de salud, presiones económicas, exigencias laborales y responsabilidades familiares exponen al sistema nervioso a un desgaste continuo. Esta tensión acumulada impacta directamente en el equilibrio del organismo y puede afectar tanto la salud física como mental.

El estrés como parte de la vida diaria

Pero no todo el estrés es necesariamente dañino. Según la doctora María Teresa Calabrese, endocrinóloga y psiquiatra especializada en enfermedades psicosomáticas, el estrés es parte de la vida. “Como diría Hans Selye, el médico que acuñó el término, el estrés es la sal de la vida”, explicó. A su juicio, la clave está en el nivel de estrés y en cómo lo interpreta cada persona.

Calabrese advierte que el término “estrés” puede resultar confuso. “Decimos ‘estoy estresado’ como si fuera algo que viene de afuera, pero no todas las situaciones afectan de la misma manera. Hay que buscar las causas particulares y ver cómo podemos resolverlas”, señaló. Por eso, comprender qué lo genera y cómo nos afecta individualmente es esencial.

Interpretación subjetiva y tipos de estrés

La licenciada Sandra Germani, psicóloga del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, coincide en que el estrés depende de cómo se perciben las situaciones. “Una persona puede ver un nuevo empleo como un reto positivo, mientras otra lo vive como una amenaza”, explicó. Esta diferencia de interpretación influye directamente en la respuesta del cuerpo: lucha o huida.

Germani señaló que un estrés temporal y moderado puede ser beneficioso. “Ayuda a concentrarse, mejorar el rendimiento y prepararse para desafíos”, dijo. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico o intenso, pierde su utilidad y empieza a afectar negativamente la salud física y emocional.

La doctora Sharon Bergquist, profesora de la Universidad Emory, ha promovido la idea del “principio de Ricitos de Oro del estrés”: la clave está en el equilibrio. Según ella, tanto el exceso como la falta total de estrés pueden ser perjudiciales. Un nivel adecuado puede fortalecer la resiliencia y mejorar la calidad de vida.

Eustrés vs. distrés: entender la diferencia

Existen dos formas de estrés. El “eustrés” es el estrés positivo: temporal, manejable y motivador. Permite enfocarse, responder a desafíos y rendir mejor, como en una entrevista o un examen. En cambio, el “distrés” es negativo, crónico y percibido como incontrolable, y puede dañar la salud física y emocional.

El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) advierte que el estrés prolongado puede empeorar problemas digestivos, trastornos del sueño, dolores de cabeza y contribuir a enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad. Por eso, reconocer cuándo el estrés deja de ser útil es clave para prevenir consecuencias graves.

La doctora Calabrese remarcó que el estrés puede ser una manifestación tanto emocional como física. “Palpitaciones, decaimiento, sudoración y desánimo sostenidos en el tiempo pueden afectar el organismo de forma irreversible. Es importante identificar las causas y, si no se puede solo, buscar ayuda profesional”, recomendó.

Síntomas y señales de alerta

La licenciada Germani compartió algunas señales físicas del estrés crónico: dolores musculares, fatiga constante, problemas digestivos y alteraciones del sueño. También pueden presentarse síntomas emocionales como irritabilidad, ansiedad, tristeza o sensación de estar abrumado, así como problemas cognitivos como dificultad para concentrarse y pensamientos negativos.

En lo conductual, el estrés puede llevar al aislamiento social, al consumo excesivo de sustancias como alcohol o cafeína, y a un bajo rendimiento académico o laboral. Estas señales indican que el organismo está bajo una tensión que ya no es funcional ni saludable.

Frente a esto, la doctora Bergquist recomienda estrategias para transformar el estrés en una herramienta positiva. Algunas acciones concretas incluyen el ejercicio físico regular, la exposición controlada al frío o al calor (como el sauna), el ayuno intermitente y una dieta rica en antioxidantes, todo con el objetivo de fortalecer los sistemas internos de defensa del cuerpo.

Cómo convertir el estrés en aliado

Según Bergquist, exponerse a ciertos desafíos físicos y mentales activa genes de vitalidad, conocidos como vitagenes, que ayudan a reparar el cuerpo, regular la inflamación y aumentar la energía. Entre sus recomendaciones está el ejercicio HIIT, comer más vegetales, aceptar la incomodidad y replantear el estrés como algo útil si se sabe gestionar.

Además, la conexión mente-cuerpo juega un papel clave. Técnicas de relajación como la respiración profunda, el mindfulness y el yoga han mostrado beneficios para reducir el estrés. Una revisión de 2020 sobre distintos tipos de yoga encontró efectos positivos en el manejo del estrés percibido.

Incluir también hábitos como dormir entre 7 y 9 horas, tener una alimentación equilibrada, mantener vínculos sociales sanos, y buscar apoyo psicológico cuando sea necesario, son medidas efectivas para mantener el equilibrio emocional y físico frente al estrés.

Estrategias para recuperar el bienestar

La psicóloga Germani ofrece consejos prácticos para controlar el estrés: practicar meditación o respiración consciente, hacer ejercicio con regularidad, dormir bien, comer alimentos ricos en magnesio y omega-3, y establecer límites claros en el trabajo y la vida personal. Aprender a decir “no” también forma parte del autocuidado.

Contar con redes de apoyo, hablar sobre lo que se siente y recibir contención emocional fortalecen la resiliencia ante situaciones difíciles. En casos más complejos, la terapia psicológica —especialmente la cognitivo-conductual— puede ser una herramienta muy útil para cambiar patrones de pensamiento y desarrollar mejores formas de afrontamiento.

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En resumen, el estrés no siempre es un enemigo. Bien manejado, puede ser una fuente de crecimiento, adaptación y motivación. Pero cuando se vuelve constante y desbordante, es importante actuar, escuchar al cuerpo y buscar ayuda. El equilibrio, más que la ausencia total de tensión, es la verdadera clave del bienestar.

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