¿Cuáles son las consecuencias de hacer ejercicio durante el embarazo? Expertos explican beneficios y precauciones para una gestación saludable
Durante años se creyó que el ejercicio durante el embarazo era riesgoso, pero estudios recientes han demostrado que, realizado de forma adecuada y con supervisión, aporta múltiples beneficios.
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante mucho tiempo, el ejercicio en el embarazo generó dudas y temores en muchas mujeres. En las primeras etapas de la maternidad, existía la creencia de que la actividad física podía poner en riesgo la salud de la madre y del bebé. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que, cuando se realiza adecuadamente y con acompañamiento profesional, el ejercicio es seguro y benéfico.
Mitos y avances científicos
Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), la actividad física regular durante el embarazo puede prevenir complicaciones como la diabetes gestacional, la hipertensión y el aumento excesivo de peso tras el parto. Además, ayuda a que la recuperación después del nacimiento del bebé sea más rápida.
Por su parte, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, lo que equivale a unos 30 minutos diarios durante cinco días. Actividades como caminar, nadar, andar en bicicleta estática, o practicar yoga prenatal son algunas de las más recomendadas.
Ejercicios seguros y beneficios físicos
Entre los ejercicios más seguros se encuentran los de bajo impacto, como el yoga y los estiramientos suaves, que también ofrecen beneficios mentales. Gracias a su enfoque en la respiración y el equilibrio, estas prácticas ayudan a reducir el estrés y la ansiedad. No obstante, es importante evitar deportes de contacto, actividades con riesgo de caídas y ejercicios en los que se deba acostar boca arriba, sobre todo a partir del segundo trimestre.
Uno de los beneficios físicos más importantes del ejercicio durante el embarazo es el control del peso, lo que reduce el riesgo de obesidad en el posparto. Además, mejora la sensibilidad a la insulina, lo cual es esencial para prevenir la diabetes gestacional, una complicación cada vez más común.
El ejercicio también puede ayudar a prevenir la macrosomía fetal, es decir, que el bebé nazca con un peso por encima del promedio. Esto disminuye la probabilidad de tener complicaciones en el parto y reduce la necesidad de cesáreas o partos con intervenciones médicas.
Bienestar emocional y adaptación al cambio físico
Más allá de lo físico, el ejercicio también ofrece beneficios psicológicos. Ayuda a reducir los niveles de ansiedad y depresión que muchas mujeres experimentan durante el embarazo, especialmente por los cambios hormonales y las preocupaciones sobre la maternidad. Además, mejora la calidad de vida general.
Un estudio adicional del NIH señala que la inactividad física durante el embarazo se relaciona con un mayor riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y necesidad de cuidados intensivos para el recién nacido. Esto refuerza la idea de que mantenerse activa es una forma de cuidar tanto a la madre como al bebé.
Finalmente, es importante tener en cuenta que el cuerpo de la mujer experimenta múltiples cambios durante el embarazo. El corazón trabaja más intensamente, la respiración se acelera y el equilibrio se ve afectado por el crecimiento del abdomen. Por eso, es fundamental adaptar el tipo de ejercicio a cada etapa y necesidad, priorizando la seguridad, la comodidad y el bienestar emocional de la futura madre.