¿Qué es la somniloquia? Según la ciencia estos son los efectos de hablar dormido
La somniloquia, o hablar dormido, es una parasomnia común que puede ir desde murmullos hasta frases claras sin que la persona lo recuerde.

CIUDAD DE MÉXICO.- “Anoche dijiste el nombre de otra persona mientras dormías” puede parecer una simple anécdota de pareja, pero para algunas personas esta frase tiene el potencial de generar tensiones o malentendidos. Este fenómeno, conocido como somniloquia, consiste en hablar mientras se duerme y es más común de lo que parece, aunque todavía poco comprendido.
Hablar dormido: una rareza nocturna que puede preocupar
La somniloquia forma parte de las llamadas parasomnias, un grupo de trastornos del sueño que incluye comportamientos inusuales como el sonambulismo o los terrores nocturnos. Quienes hablan dormidos no suelen recordar lo que dijeron, y los episodios pueden ir desde murmullos inofensivos hasta frases claras o incluso gritos.
De acuerdo con el psicólogo clínico Oscar Castillero Mimenza, esta conducta puede afectar tanto al durmiente como a quienes comparten el mismo espacio. Aunque en la mayoría de los casos no representa un riesgo, si se presenta de forma repetida o con otros síntomas, podría indicar un trastorno del sueño más complejo.
Lo que ocurre en el cerebro al hablar dormido
Hablar mientras se duerme puede suceder en cualquier fase del sueño, pero es más común durante las etapas profundas del sueño no REM y la fase REM, donde los sueños son más vívidos. Durante el sueño REM, el cuerpo normalmente entra en un estado de relajación muscular, pero en quienes sufren somniloquia, las áreas cerebrales relacionadas con el habla pueden seguir activas.
Los especialistas coinciden en que la somniloquia es producto de una descoordinación en la activación de ciertas zonas del cerebro. Factores como el estrés, la fiebre, el consumo de alcohol, algunos medicamentos o una mala higiene del sueño pueden aumentar su frecuencia, según la Clínica Universidad de Navarra.
Además, la somniloquia puede presentarse junto a otros trastornos nocturnos como el bruxismo (rechinar de dientes), el sonambulismo o los terrores nocturnos. Por eso, aunque parezca un comportamiento aislado, en algunos casos puede ser una señal de que algo más está ocurriendo durante el descanso.
¿Quiénes hablan dormidos y cuándo buscar ayuda?
El neurofisiólogo clínico Àlex Ferré explica que hasta un 66% de las personas han hablado dormidas al menos una vez en su vida. Sin embargo, solo el 10% lo hace con regularidad. Es más común en la infancia y adolescencia, y tiende a desaparecer con la edad. Si los episodios aparecen por primera vez en la adultez, es recomendable consultar a un especialista.
Ferré también resalta que la calidad del habla cambia según la fase del sueño: puede ser clara en el sueño REM, pero más incoherente en el sueño profundo. Por eso, no siempre tiene sentido analizar el contenido de lo dicho, ya que no suele tener relación directa con la realidad o con deseos ocultos.
Otra distinción importante es la diferencia entre hablar dormido y caminar dormido. El somnílocuo no se mueve ni recuerda el episodio, mientras que el sonámbulo realiza actividades motoras complejas. Aunque ambos son comportamientos inconscientes, las implicaciones y riesgos son distintos.
Cómo manejar la somniloquia y cuidar el sueño
En la mayoría de los casos, hablar dormido no necesita tratamiento. Pero si se vuelve un problema para quien lo experimenta o para su pareja, es importante revisar posibles desencadenantes como el estrés o los hábitos antes de dormir. Una buena higiene del sueño puede marcar la diferencia.
Los expertos sugieren mantener horarios regulares para dormir, evitar el alcohol y las cenas pesadas, y crear un ambiente tranquilo en la habitación. También es útil aprender técnicas para manejar el estrés, como la meditación o el ejercicio regular, ya que las emociones acumuladas pueden influir en el descanso.
Si los episodios son persistentes, intensos o están acompañados de otros síntomas, se puede recurrir a una evaluación médica del sueño, como una polisomnografía. Esta prueba permite observar el comportamiento cerebral, muscular y respiratorio durante la noche para detectar cualquier irregularidad.
Detectar cuándo es solo un hábito y cuándo no
Ferré insiste en que hablar dormido, aunque sea curioso o hasta gracioso, puede ser un signo de desequilibrios que merecen atención, sobre todo si se repite con frecuencia o causa malestar en quien lo sufre o en su entorno. En esos casos, lo mejor es consultar con un especialista en medicina del sueño.
También recomienda evitar despertar al somnílocuo, ya que no suele ser necesario y podría desorientarlo. Es más útil contarle lo sucedido al día siguiente y observar si se convierte en un patrón que valga la pena atender con ayuda profesional.
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En definitiva, aunque la somniloquia rara vez representa un peligro, no debe subestimarse. Una vida emocional equilibrada y una buena rutina de descanso siguen siendo las mejores aliadas para garantizar un sueño reparador… y tranquilo.
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