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¿Qué es la niebla mental? Y por que aun aún desconcierta a la medicina

La niebla mental es un conjunto de síntomas como confusión, lentitud mental y olvidos frecuentes que afecta a personas con enfermedades crónicas, tras tratamientos médicos intensos o con COVID prolongado.

¿Qué es la niebla mental? Y por que aun aún desconcierta a la medicina

CIUDAD DE MÉXICO.- Millones de personas en el mundo reportan síntomas como confusión, dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes y lentitud mental. Esta serie de manifestaciones, conocidas como niebla mental, es común entre quienes viven con enfermedades crónicas, pasaron por tratamientos médicos intensivos o enfrentan secuelas del COVID-19 prolongado. Aunque no representa un diagnóstico formal, sí es una de las quejas más frecuentes en estos contextos.

Síntomas frecuentes y pacientes afectados

Durante años, la niebla mental fue minimizada en la práctica médica, al considerarse una queja subjetiva difícil de medir. Sin embargo, investigaciones recientes han comenzado a prestarle más atención. National Geographic recopiló hallazgos actuales que muestran cómo este fenómeno, aunque sin una definición diagnóstica clara, afecta de forma significativa la calidad de vida de los pacientes.

Especialistas como Jacqueline Becker, neuropsicóloga de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, explican que se trata de una alteración del funcionamiento cerebral sin evidencia objetiva en estudios clínicos. Los pacientes reportan sentirse desorganizados, mentalmente lentos y con fallas en la memoria a corto plazo, lo cual puede resultar muy frustrante al no encontrar respaldo en pruebas diagnósticas tradicionales.

Una condición presente en distintos trastornos

La niebla mental se presenta en personas con enfermedades autoinmunes como lupus, fibromialgia y síndrome de fatiga crónica, así como en pacientes que reciben quimioterapia o consumen medicamentos potentes, incluyendo analgésicos. También ha sido identificada en personas con trastornos de salud mental como la depresión o la esquizofrenia.

Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, miles de pacientes han descrito este síntoma como uno de los más persistentes y angustiantes, incluso cuando su infección inicial fue leve. En estos casos, la niebla mental no siempre aparece junto con síntomas respiratorios u otras señales claras de enfermedad.

Los investigadores señalan que el malestar cognitivo podría estar relacionado con procesos de neuroinflamación. Algunas teorías apuntan a una activación anómala del sistema inmunológico que interfiere con el funcionamiento del cerebro, afectando su capacidad para procesar información de forma eficiente.

Investigaciones en curso y posibles causas físicas

En el caso específico del COVID prolongado, algunos estudios apuntaron a la activación sostenida de células inmunitarias en el cerebro y a la presencia de autoanticuerpos que atacan tejidos sanos. Además, se ha observado una posible reducción en el volumen de materia gris y blanca, lo cual podría explicar los déficits cognitivos a largo plazo.

Uno de los hallazgos más relevantes provino de un estudio publicado en Nature en febrero de 2024, liderado por el neurólogo Colin Doherty del Trinity College de Dublín. Este trabajo detectó una permeabilidad anormal en la barrera hematoencefálica de pacientes con COVID prolongado y niebla mental, lo que sugiere una posible puerta de entrada de sustancias dañinas al cerebro.

No obstante, como señaló el investigador Peter Denno del Imperial College de Londres, no todos los estudios han podido replicar estos resultados. La evidencia sigue siendo limitada, y aún faltan investigaciones más amplias y consistentes para establecer conclusiones firmes.

Avances y enfoques terapéuticos actuales

Fuera del contexto del COVID, otros factores también podrían influir en la aparición de niebla mental. Por ejemplo, en personas con hipotiroidismo, se ha asociado con una disminución del volumen cerebral, mientras que en quienes han sufrido traumatismos craneales, se han detectado niveles bajos de hormona del crecimiento. En mujeres menopáusicas, la caída en los niveles de estrógeno también podría generar cambios cognitivos importantes, especialmente en regiones como el hipocampo.

Frente a este panorama complejo y multicausal, los tratamientos actuales se enfocan principalmente en mejorar los síntomas. La doctora Becker recomienda empezar por ajustar el estilo de vida: una dieta balanceada, actividad física regular y sueño adecuado pueden marcar una diferencia notable en muchos casos.

En situaciones más severas, la rehabilitación cognitiva se presenta como una opción prometedora. Según Avindra Nath, directora clínica del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos de Estados Unidos, este tipo de terapia funciona como una especie de “ejercicio cerebral”, diseñado para reforzar las funciones mentales más afectadas y ayudar al paciente a recuperar su claridad mental.

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