¿Pensando de más? Una neurocientífica explica cómo evitar quedar atrapado en la espiral de la indecisión
El descanso, en especial el sueño, ayuda a restaurar el cortex prefrontal, la parte del cerebro responsable de tomar decisiones y controlar emociones.

¿Te ha pasado que una decisión aparentemente simple, como elegir qué cenar, se convierte en una tormenta mental? No estás solo. La sobrecarga de pensamientos o overthinking puede llegar a consumir nuestra energía al punto de dejarnos paralizados. Pero, ¿cómo saber cuándo el pensamiento útil se transforma en un exceso mental agotador?
La neuróloga y divulgadora británica Dr. Faye Begeti, conocida en redes como The Brain Doctor, explica que pensar de manera racional es fundamental para resolver problemas o tomar decisiones. El problema surge cuando invertimos más energía mental de la necesaria en cuestiones de poca consecuencia.
“Si vas a mudarte, es normal que pienses mucho al respecto. Pero si me preocupo excesivamente por qué pluma usar para recetar como doctora, eso es claramente overthinking”, explica Begeti. “La diferencia está en la proporción entre la energía que usamos y la relevancia real de la decisión”.
Una encuesta realizada a 2,000 adultos en el Reino Unido reveló que el 84 % ha sentido una “sobrecarga por indecisión” al planear sus vacaciones. La misma cantidad admite que pensar demasiado en los detalles retrasa el proceso de elección. Para la doctora, esto es muy común: incluso tareas tan sencillas como decidir qué comer pueden volverse pesadas cuando estamos mentalmente agotados.
Dormir, descansar… y soltar
El consejo más práctico de Begeti para estos casos suena familiar: “duérmete con ello”. Pero lo interesante es que esta frase tiene base en la neurociencia. El descanso, en especial el sueño, ayuda a restaurar el cortex prefrontal, la parte del cerebro responsable de tomar decisiones y controlar emociones.
Muchas veces, intentamos resolver algo cuando nuestra mente ya está cansada. Es mejor hacerlo al día siguiente, cuando tengas más energía mental”, sugiere la especialista.
También recomienda identificar los criterios más importantes antes de decidir y, una vez resuelto, practicar el arte de dejar ir.
Claro, esto puede resultar difícil, sobre todo en una sociedad donde el perfeccionismo va en aumento. Un estudio de 2018 mostró que los jóvenes cada vez sienten más presión por ser perfectos y se critican duramente cuando no alcanzan estándares poco realistas. Para Begeti, esto contribuye al hábito de sobrepensar.
¿Y si simplemente dejamos descansar la mente?
Otro punto clave es el descanso mental, que no siempre coincide con no hacer nada físico. Begeti sugiere preguntarse: “¿Qué harías si no tuvieras que ser productivo, ni tuvieras ninguna responsabilidad por un momento?”. La respuesta a esa pregunta suele mostrar qué tipo de descanso necesitamos de verdad.
“Muchas personas piensan que están descansando, pero en realidad están buscando cómo ser productivas incluso en sus pausas”, comenta. “Está bien ver televisión o simplemente sentarse sin hacer nada. No se trata de comenzar un nuevo pasatiempo impresionante”.
Finalmente, la doctora propone un enfoque compasivo: entender que no siempre podemos controlar el resultado de nuestras decisiones. Aceptar eso, dice, puede ayudar a liberar la mente de la carga innecesaria del perfeccionismo.
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Como diría el ilusionista Derren Brown en su libro Happy, basado en la filosofía estoica: la clave está en no intentar controlar aquello que no podemos.
Con información de Indy 100.
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