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3 sencillas formas de evitar que tu jugo de naranja se amargue

El jugo de naranja es una de las bebidas más queridas en México y en muchas otras partes del mundo.

3 sencillas formas de evitar que tu jugo de naranja se amargue

El jugo de naranja es una de las bebidas más queridas en México y en muchas otras partes del mundo. Ya sea como parte del desayuno o como un refrescante alivio durante los días calurosos, su sabor dulce y cítrico lo convierte en un clásico infalible. Sin embargo, no es raro que, al poco tiempo de exprimirlo, el jugo adquiera un sabor amargo que arruina por completo la experiencia.

Aunque este cambio es completamente natural, existen formas sencillas de retrasarlo. Aquí te contamos por qué ocurre y qué puedes hacer para conservar ese sabor fresco y agradable por más tiempo.

¿Por qué el jugo de naranja se vuelve amargo?

La principal responsable del sabor amargo que aparece en el jugo con el paso del tiempo es una sustancia llamada limonina. Este compuesto está presente de forma natural en las naranjas, pero se activa al cortar la fruta. Es una especie de mecanismo de defensa de la planta que, aunque inofensivo para la salud, altera notablemente el sabor.

Una vez liberada, la limonina comienza a mezclarse con el jugo, y mientras más tiempo pase, más se intensifica el amargor. Por eso, lo ideal es consumir el jugo lo antes posible después de exprimirlo. Pero si deseas conservarlo un poco más sin que pierda su esencia, estos consejos pueden ayudarte.

1. Exprímelo al momento y elige bien las naranjas

El jugo recién exprimido siempre tendrá mejor sabor. Si lo preparas justo antes de beberlo, evitarás gran parte del proceso de oxidación. Además, elige naranjas que tengan un color uniforme, preferentemente amarillo intenso. Las que aún conservan partes verdes pueden ser más ácidas y contribuir al sabor amargo.

Otro detalle importante: evita presionar demasiado la cáscara al exprimir, ya que puede soltar aceites que también alteran el sabor del jugo.

2. Retira las semillas antes de exprimir

Puede parecer un paso menor, pero retirar las semillas hace una gran diferencia. Si se quedan en el jugo, incluso sin romperse, pueden liberar compuestos amargos al pasar el tiempo. Para mayor seguridad, cuela el jugo después de exprimirlo. Solo asegúrate de no eliminar la pulpa si te gusta conservar los gajos.

3. Enfría el jugo inmediatamente

La temperatura también juega un papel clave. El calor acelera el proceso de oxidación y la aparición de sabores indeseados. Por eso, una vez que tengas el jugo listo, lo mejor es pasarlo a un recipiente de vidrio y refrigerarlo de inmediato. El vidrio, además de ser más higiénico, ayuda a mantener una temperatura más estable y fría que otros materiales como el plástico.

Aunque estas recomendaciones ayudan a conservar el jugo por más tiempo, lo más recomendable sigue siendo beberlo al instante. No solo por su sabor, sino también porque sus propiedades nutricionales —como la vitamina C— comienzan a degradarse con el tiempo.

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Así que la próxima vez que prepares jugo de naranja en casa, recuerda estos consejos. Tu paladar (y tu cuerpo) te lo agradecerán.

Con información de Gourmet de México.

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