¿Por qué nos ponemos nerviosos frente a alguien que nos gusta?

CIUDAD DE MÉXICO.- Sentir mariposas en el estómago, sudar frío o quedarse sin palabras al estar frente a alguien que nos atrae es una experiencia común. No importa la edad, el género o la personalidad: muchas personas experimentan esta reacción cuando están en presencia de alguien que les importa o en una situación que les genera expectativa. Esto se debe a una activación emocional que el cuerpo y la mente interpretan como importante o incluso amenazante, lo que puede provocar ansiedad o bloqueo.

¿Por qué nos ponemos nerviosos frente a alguien que nos gusta?

El psicólogo Hugo Hernández, especialista en atracción interpersonal, ha dedicado más de una década a estudiar la ciencia de la seducción. En una de sus intervenciones a través de TikTok, explicó que el miedo al silencio puede jugarnos en contra, provocando que nuestra mente se ponga en blanco o que terminemos hablando sin parar por los nervios. Este tipo de reacción, aunque molesta, es más común de lo que parece y no indica debilidad ni falta de inteligencia emocional.

Además, los psicólogos definen el enamoramiento como una etapa inicial en la que predominan la atracción intensa, la idealización de la otra persona y una fuerte carga emocional. Por eso, no es raro que el cuerpo reaccione con síntomas como sudoración, manos frías, latidos acelerados o nudos en la garganta al estar cerca de alguien que nos genera ese impacto emocional.

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Cuando los nervios se confunden con ansiedad social

Según el National Institute of Mental Health (NIMH) de Estados Unidos, algunas personas pueden experimentar ansiedad social en situaciones que implican exposición o evaluación social, como tener una cita, hablar en público o responder preguntas en clase. En estos casos, el temor de ser juzgado o rechazado se vuelve tan fuerte que afecta su capacidad para interactuar con naturalidad.

Los síntomas pueden incluir enrojecimiento, dificultad para hacer contacto visual, rigidez corporal, voz muy baja, sudoración, temblores y malestar estomacal. En ocasiones, esto también se acompaña de una fuerte autocrítica o pensamientos negativos sobre cómo uno está siendo percibido por los demás. Esta forma de ansiedad no solo aparece en contextos sociales amplios, sino también en algo tan cotidiano como hablar con alguien que nos gusta.

Frente a esto, Hugo Hernández propone estrategias prácticas para reducir el impacto del nerviosismo. Uno de sus principales consejos es aprender a valorar el silencio como un espacio de pausa y no como una señal de fracaso. Cuando la mente se queda en blanco, es más útil respirar, observar el entorno y aceptar el momento en lugar de luchar contra él.

La autenticidad como clave de atracción

El especialista asegura que la verdadera seducción no está en impresionar a los demás, sino en gustarse a uno mismo. En sus palabras: “La seducción no es gustarle a los demás, la verdadera seducción empieza cuando aprendés a seducirte a vos mismo en cada situación y delante de cada persona”. Es decir, el proceso de atracción comienza con la autoconfianza y la autenticidad.

De acuerdo con Hernández, las personas más atractivas no son las que se adaptan para agradar, sino aquellas que se sienten cómodas siendo quienes son. Mostrar seguridad, tener calma y no depender de la aprobación externa puede generar una conexión más genuina y atractiva con los demás. La clave está en sentirse bien con uno mismo y dejar que eso se refleje en cada interacción.

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En resumen, los nervios al estar con alguien que nos gusta son una reacción natural del cuerpo y la mente, pero no tienen por qué limitar nuestras relaciones. Entender su origen y aprender a gestionarlos desde la autenticidad puede ayudarnos no solo a conectar mejor con otros, sino también a fortalecer la relación con nosotros mismos.