¿Te cepillas bien los dientes? Lo que no sabías sobre una rutina tan cotidiana

CIUDAD DE MÉXICO.- Cepillarse los dientes forma parte de la rutina diaria de millones de personas, pero eso no significa que se haga correctamente. Más allá de repetirlo dos o tres veces al día, factores como el momento del día, la técnica utilizada, el tipo de cepillo, la pasta dental elegida y hasta la dieta pueden marcar la diferencia entre una buena salud bucal y la aparición de caries o desgaste del esmalte.

Más allá del hábito diario

Diversos estudios indican que la salud dental no depende exclusivamente del cepillado. También influyen la presencia de bacterias en la boca al despertar, la cantidad de saliva producida durante la noche y lo que se desayuna. De hecho, una de las dudas más comunes es si conviene cepillarse antes o después de desayunar, ya que algunos alimentos modifican el pH bucal y eso puede interferir con el efecto del flúor.

Durante el sueño, la producción de saliva disminuye considerablemente, lo que favorece la proliferación de bacterias. Esa es la razón detrás del aliento matutino. Algunos especialistas sugieren cepillarse apenas se despierta, no solo para eliminar esas bacterias, sino también para activar la saliva, que ayuda a proteger los dientes al neutralizar los ácidos acumulados.

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¿Antes o después del desayuno?

Cepillarse después del desayuno tiene la ventaja de eliminar restos de comida, pero si se consumen alimentos o bebidas ácidas —como jugo de naranja o café—, hacerlo de inmediato puede dañar el esmalte. Según la Mayo Clinic, estos productos debilitan temporalmente la superficie dental, y el cepillado inmediato puede causar microdesgastes que a largo plazo aumentan el riesgo de caries.

Por eso, algunos expertos recomiendan esperar entre 30 y 60 minutos después de comer antes de cepillarse. Si no es posible esperar, una opción más segura es enjuagarse la boca con agua para reducir la acidez antes de usar el cepillo. Esta pausa le permite a la saliva equilibrar el pH y proteger mejor la dentadura.

La odontóloga Apoena de Aguiar Ribeiro explica que la saliva no solo ayuda a neutralizar ácidos, sino que también repone minerales en los dientes, contribuyendo a su fortalecimiento. Así, el momento del cepillado puede influir directamente en la eficacia del cuidado bucal, algo que muchas personas desconocen.

La importancia del flúor y la técnica adecuada

El flúor, presente en la mayoría de las pastas dentales, es fundamental para prevenir la aparición de caries. Según el odontólogo Aldo Squassi, su acción química ayuda a frenar el avance de las lesiones incipientes, al favorecer la remineralización del esmalte. Por eso, recomienda evitar enjuagarse la boca con agua justo después del cepillado, ya que eso podría reducir la acción del flúor residual.

En cuanto a la frecuencia, aunque muchos creen que cepillarse más veces al día garantiza una mejor limpieza, los expertos coinciden en que lo más importante es la técnica. Lo ideal es hacerlo al menos dos veces al día, prestando atención a la forma en que se cepilla y no solo a cuántas veces. Un cepillado nocturno correcto es clave, ya que durante el sueño hay menos protección natural.

También se deben evitar errores comunes, como el uso de cepillos con cerdas demasiado duras o técnicas agresivas que pueden dañar las encías. La higiene bucal, bien realizada, no solo previene enfermedades, sino que contribuye a mantener el equilibrio bacteriano en la boca, algo especialmente importante en la prevención de caries.

No solo se trata de cepillarse

Aun con una rutina adecuada de cepillado, muchas personas siguen desarrollando caries. Esto se debe a que la causa principal no es solo la falta de limpieza, sino una combinación de factores, entre ellos el consumo frecuente de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares y carbohidratos. Estos productos alteran el equilibrio del microbioma bucal y crean un ambiente ideal para que las bacterias dañinas prosperen.

Para reducir el riesgo de caries, los especialistas sugieren limitar el consumo de golosinas, panes dulces, gaseosas y jugos industriales. También recomiendan cepillarse poco tiempo después de haber ingerido estos productos, para reducir la exposición del esmalte a los azúcares fermentables, que son los que más afectan a los dientes.

Según la médica Belén Barrego, no es solo la cantidad de azúcar lo que importa, sino también el tiempo que permanece en contacto con los dientes. Por eso, comer entre comidas o tomar bebidas azucaradas de forma continua puede ser más perjudicial que hacerlo una sola vez al día con una buena higiene posterior.

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Cuidado desde la infancia

La salud bucal debe comenzar desde los primeros meses de vida. Aunque aún no hayan salido los dientes, se puede limpiar las encías del bebé con una gasa húmeda. Cuando empiezan a aparecer las primeras piezas dentales, se puede incorporar la pasta dental, siempre en cantidades y concentraciones adecuadas para la edad.

Barrego explica que entre los 0 y 3 años se debe usar una pasta con 1000 partes por millón (ppm) de flúor, en una cantidad similar al tamaño de un grano de arroz. De los 3 a los 6 años, la dosis puede aumentar a una porción del tamaño de una arveja y la concentración de flúor puede ir de 1000 a 1450 ppm.

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Además de fortalecer el esmalte, el flúor actúa inhibiendo el crecimiento de las bacterias que producen ácidos. Sin embargo, se debe evitar su uso excesivo, ya que puede provocar fluorosis, una condición que causa manchas en los dientes. Por eso, es fundamental que los padres supervisen el cepillado de los niños y enseñen buenos hábitos desde el principio.