El reloj de nuestro cerebro se atrasa dos semanas al año
Este reloj biológico tiene su procesamiento en la región del cerebro de nombre hipotálamo.
El tiempo en nuestro cuerpo regulado por el cerebro no mantiene sincronía con el de la Tierra, sino que se encuentra con una diferencia de dos semanas.
Nuestro cuerpo mantiene una constante serie de procesos necesarios para tener un funcionamiento vital. Un ejemplo de ellos son el ritmo cardíaco, la circulación sanguínea, la sinapsis los cuales son comandados por el órgano principal del sistema nervioso, el cerebro.
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Estos procesos están relacionados por los ritmos circadianos, los cuales hacen referencia a los cambios físicos y mentales de nuestro cuerpo durante un día.
Este reloj biológico tiene su procesamiento en la región del cerebro de nombre hipotálamo. Un grupo de investigadores analizaron que su tiempo se encuentra desincronizado con el de la Tierra, generando un atraso de dos semanas cada año que pasa, indica Informe21.
El desajuste es generado por el impacto que tiene la luz solar en nuestro sistema nervioso. En 1972 un caso de un francés que vivió en una cueva de Texas durante 7 meses demostró que si pasaramos aislados del mundo exterior, el ritmo circadiano se ajustaría a un ciclo de 25 horas.
Por esta razón la personas que padecen de algún grado de ceguera en ambos ojos tienen dificultad para dormir. Suplementos de melatonina suelen ser recetados para solucionar este inconveniente.
Otros factores que calibran el reloj de nuestro cerebro son las señales zeitgebers, como la temperatura ambiente, las actividades cotidianas, la práctica de ejercicio y la alimentación.
Es por esta razón que durante las diferentes estaciones del año, en algunas regiones del mundo se cambia el uso horario, atarazando o adelantando el reloj. De esta manera se evitan problemas de salud en la población y que nuestro cuerpo no sienta el cambio brusco de temperatura.
Los científicos estiman que el ciclo más largo de día noche es el del planeta Marte con una 24,65 horas. Nuestro ritmo circadiano podría adaptarse sin ningún inconveniente si alguna vez quisiéramos vivir en allí.
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