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Restaurantes de Ciudad de México golpeados por la Pandemia de Covid-19

La Pandemia del Coronavirus ha obligado cientos de restaurantes de la Ciudad de México a cerrar sus instalaciones, pero la mala noticia es que muchos de estos ya no volverán a abrirlos.

Restaurantes de Ciudad de México golpeados por la Pandemia de Covid-19

MÉXICO - A finales de junio se autorizó la reapertura de los restaurantes en Ciudad de México, con una serie de medidas sanitarias que incluyen recibir un máximo del 30% de su aforo habitual de comensales, lo que marcó el inicio del arduo e incierto camino hacia la “nueva normalidad”, a la que numerosos establecimientos no han podido todavía incorporarse, o bien nunca lo harán al verse obligados a cerrar sus puertas de manera definitiva.

 

 

Patrick Cross, durante la pandemia creó la iniciativa No cuelgues el mandil. 

Lo presentado a continuación es un mínimo recuento de algunos conocidos restaurantes capitalinos que, todavía, permanecen cerrados, o bien ya no volveremos a sentarnos en sus mesas, y cómo en algunos, sus encargados han afrontado la situación con inventiva y esfuerzo:

Polanco y al otro lado del Periférico

La “nueva normalidad” —ardua, lenta e incierta, aunque esperanzadora— ya se percibe los fines de semana en Polanco, donde la gente regresa con cubre bocas a recorrer sus calles y a ocupar las mesas de sus restaurantes abiertos en las actuales disposiciones sanitarias, que no resultan impedimento para disfrutar de un agradable momento en torno a la comida, aunque no todos los establecimientos reabrieron todavía sus puertas, ante la incosteabilidad de operar con una limitada capacidad de recepción de comensales, como puede ser el caso del restaurante Anatol y el aledaño Dulce Patria, de la chef Martha Ortiz.

Dulce Patria, un proyecto en donde el arte y la gastronomía van de la mano. Fot: Facebook Dulce Patria

La situación se torna más incierta al otro lado del Periférico, a lo largo de avenida Palmas, suerte de continuación de Masaryk que corre cuesta arriba en dirección al oriente, entre edificios de oficinas vacíos normalmente los fines de semana, condición que se mantiene igual desde hace meses. Algunos comensales aguardan entrar a la sucursal de El Cardenal, y otros ingresan a Plaza Carso Palmas, donde reabrió Mochomos, Fisher’s y el restaurante de Sanborns, si bien todavía permanecen cerrados Carolo y KO MA, el restaurante de los afamados chefs Gerald Bellver y Mikel Alonso.

La situación es más desoladora en la contra esquina, donde se levanta una pequeña plaza comercial marcada con el número 810 de Palmas, habilitada con grandes ventanales que permiten apreciar desde la calle sus dos locales más espaciosos ya vacíos, el de la planta superior antaño ocupado por una sucursal de Bonito que originalmente buscó sofisticar su propuesta con platillos de influencia francesa e italiana creados por el chef australiano Paul Bentley, mientras que abajo todavía se distingue, pese a haberse arrancado sus letras, el nombre de Lapso, el cual ofrecía un carta creada por el talentoso chef Toño de Livier, concebido para comidas de negocios sin acartonamientos, donde podían ordenarse tacos de hamachi al pastor y un “pollo al ladrillo” (porque justo empleaban en la cocina un ladrillo caliente para prepararlo) bañado con salsa gravy.

Los rayos solares del atardecer dominguero entran por los ventanales, para depositarse sobre enredaderas, secas desde hace tiempo, que adornaban la entrada del restaurante de la planta baja, sin mobiliario desde hace tiempo.

Algunas víctimas de la Condesa

Los restaurantes de Tamaulipas y Michoacán, las vialidades más populosas de la Condesa hasta antes de la pandemia, vuelven a mostrar palpable actividad los fines de semana, no de igual manera los existentes en otras calles del barrio, como Ámsterdam y Sonora, donde la tranquilidad puede resultar atractiva para recorrer a pie sus aceras y andadores, e igual detenerse a comer en las mesas instaladas afuera de los establecimientos ahí ubicados.

Un emblemático lugar del barrio con 21 años de servicio Foto: Eric Solís

Aunque no todos, como en el caso de Rojo Bistrot, el cual durante los primeros meses de la pandemia trató de sostenerse como otros muchos establecimientos con el servicio de comida para llevar y entrega domicilio, hasta finales de mayo cuando subieron un comunicado que, todavía, puede leerse en su página de Facebook: “A todos nuestros clientes y amigos: Les informamos que el Rojo Bistrot cierra sus puertas debido a lo complicado de la contingencia, lo cual nos hace imposible seguir operando hasta que las autoridades nos permitan abrir de nuevo al público. ¡Mil gracias por su apoyo y pronto nos veremos!” A la fecha, no existe otro comunicado que comunique su reapertura.

A la fecha, no existe otro comunicado que anuncie su reapertura, aunque todavía mantiene un dejo de esperanza, a diferencia del contundente “Cerrado definitivamente” que aparece en el Facebook de L’Aperô, restaurante de comida francesa abierto apenas el año pasado en la calle de Michoacán por los mismos encargados de las dos sucursales de Maison de Famille, ubicadas en la Roma y San Ángel, ambos a su vez cerrados indefinidamente, pese a que durante alguno meses ofrecieron sus platillos y productos gourmet a domicilio.

Cerca de ahí, en el cruce de Sonora y avenida México, contra esquina del parque México, la gravedad de la situación actual se muestra por partida doble en los locales sucesivos donde operaban las sucursales de la Botegga Culinaria y Trattoria Giacovanni: desde hace meses, la primera tiene sus cortinas metálicas bajadas, mientras la segunda fue desmontada y se anuncia el local en renta.

Una indefinida reapertura en Santa Fe

Santa Fe es otra de las zonas restauranteras de la capital más afectadas por la dinámica impuesta por la actual emergencia sanitaria, tanto porque buena parte de su clientela que laboraba en los corporativos del lugar realizan ahora home office, como por el desplome de la ocupación hotelera por parte de los nacionales y extranjeros que llegaban a alojarse por razones de trabajo (y que todo apunta que tardará todavía más en empezar a recuperarse que el propio medio restaurantero).

Lo anterior ha propiciado un tráfico fluido en las vialidades de acceso a Santa Fe —algo impensable hasta mediados de marzo—, y que reine un ambiente de tranquilidad en la zona. Y si bien algunos restaurantes reabrieron sus puertas al público con las respectivas medidas de seguridad para su clientela y personal laboral, como la sucursal de Entre Fuegos que opera en la calle de Juan Salvador Agraz, en frente del hotel Presidente Intercontinental Santa Fe, dentro del cual permanece cerrado su emblemático restaurante The Palm, especializado en cortes, sin que a la fecha exista fecha de reapertura.

Caso distinto es la sucursal ubicada en el hotel de Polanco donde, al igual que los otros restaurantes que operan en su interior —como Chapulín, Alfredo di Roma y Au Pied de Cochon—, ya ofrecen servicio al público con capacidad limitada, todas las medidas sanitarias dispuestas para sus comensales y promociones de consumo: en el caso de The Palm, todos los viernes y domingos de septiembre tienen al 2x1 en sus hamburguesas, aparte de ofrecer paquetes de cortes para preparar en casa.

Lampuga y la reinvención de Emmanuel Zúñiga

Durante años, la cocina de mar con toque mediterráneo del restaurante Lampuga fue de los mejores conceptos gastronómicos de la Condesa, al grado de replicar la propuesta de su chef, Emmanuel Zúñiga, en Polanco, tanto en el restaurante de Anatole France 78, operado por el grupo Hunan, y otro en Plaza Miyana, a cargo del grupo Presidente.

La doble crisis sanitaria-económica obligó a cerrar el restaurante de la Condesa, al tiempo que el grupo Presidente tomó la dolorosa decisión de hacer lo mismo con el establecimiento de Plaza Miyana, mientras que el de Polanco continúa adelante con una renovada carta de cocina de mar, distinta al concepto original.

Lejos de lamentarse por la situación, la situación motivó al chef Zúñiga a reinventarse para ofrecer una nueva propuesta acorde a las actuales circunstancias: Platillos del Mar, un concepto dark kitchen de comida para entregar a la puerta del propio hogar del comensal, a donde incluso puede ir el propio Emmanuel a prepararlos, si hace la solicitud con la debida anticipación.

Entre las delicias que puede preparar, se encuentran los tacos de pescado al pastor, mejillones al vino blanco con chorizo español, esmedregal con salsa mediterránea (limón amarillo, alcaparras, aceitunas y mantequilla), sin faltar durante esta temporada de su propia versión del chile en nogada, relleno de pescado y marlin ahumado. La carta de platillos se renueva todos martes, y puede consultarse por Instagram (platillosdelmar), mientras que los pedidos pueden hacerse al teléfono 55 3246 4113.

El singular caso del Sir Winston Churchill’s

Fue una de las primera de la bajas del medio restaurantero por la pandemia y, sin duda para infinidad de comensales, la más sensible hasta el momento, aunque también podría decirse que hasta ahora es el único caso don un desenlace “feliz”, dadas las circunstancias.

Apenas comenzaban a manifestarse las consecuencias de la emergencia sanitaria y la subsecuente suspensión del servicio al público de los restaurantes, cuando en el mes de mayo sobrevino el fallecimiento de Raymundo (Rey) Fernández Ruiz, cofundador con su esposa Jane Pearson de la emblemática finca campirana inglesa levantada en los linderos del Polanco sobre el Periférico que, desde 1972, era frecuentado por políticos, empresarios, gente del medio artístico y otros comensales de alto nivel prestos a disfrutar del filete Wellington, roast beef y otros platillos de la flemática gastronomía inglesa en alguno de sus exclusivos salones decorados con cuadros del hombre que enfrentó a Hitler y le daba nombre al lugar, así como toda clase de memorabilia, presidida a la entrada del restaurante por un flamante Rolls-Royce.

No pasaría mucho tiempo para que se anunciara el cierre definitivo del Churchill’s seguido de otra noticia insólita: la subasta de su vajilla, mobiliario, pinturas y decorados por parte de la Casa Mortons, agrupados en dos y medio centenares de lotes que, en otro inusitado acontecimiento dentro del medio, fueron vendidos en su totalidad a finales de junio por un monto superior a los seis millones de pesos, pagados por quienes lo consideraban entre los mejores restaurantes de México.

*Arturo Reyes fue por mucho tiempo el editor de restaurantes de la guía mensual Dónde Ir, además de ser el autor de Agua la boca, restaurantes de la Ciudad de México en el siglo XX. 

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