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3 de noviembre 2020

El destino de una nación tan grande e importante como lo son los Estados Unidos de América, símbolo de libertad y oportunidades para desarrollo de talento por medio del cual el ser humano puede realizarse de acuerdo a todo su potencial, tierra de inmigrantes de todo el mundo que siempre se ha caracterizado por abrir sus puertas para la integración y la inclusión

rogelio"El destino baraja las cartas, pero nosotros las jugamos"

Shakespeare

El destino de una nación tan grande e importante como lo son los Estados Unidos de América, símbolo de libertad y oportunidades para desarrollo de talento por medio del cual el ser humano puede realizarse de acuerdo a todo su potencial, tierra de inmigrantes de todo el mundo que siempre se ha caracterizado por abrir sus puertas para la integración y la inclusión, pilar fundacional de la democracia liberal en donde el pueblo define a sus gobernantes por periodos determinados de tiempo en donde el poder del voto juzga los buenos y malos gobiernos, son, entre muchas otras más, características distintivas de un país que el próximo martes 3 de noviembre pondrá en manos de su gente la trascendente decisión de apostar por enmendar el camino con la idea de preferir la esperanza por encima del miedo... la tolerancia por encima del autoritarismo... el diálogo por encima de la imposición... la unión por encima de la polarización...

Dicen que cuando más oscura es la noche significa que está por salir el sol...

En este sentido, los norteamericanos tienen la oportunidad histórica no solo de retomar para reimpulsarse, sino la altísima responsabilidad de actuar en consecuencia ante el evidente desastre que ha sido el manejo de la pandemia eligiendo autoridades responsables que estén a la altura para proceder, de inmediato, con un plan de acción que permita salvar vidas como prioridad sin que lo anterior choque con la necesidad de continuar con la reactivación inteligente, responsable y escalonada de su economía.

Como ninguna otra, sin duda alguna la presente campaña presidencial ha sido atípica.

La propia realidad de la pandemia acabó evidenciando para mal al presidente Trump que pretende reelegirse en medio del caos y de la falta de argumentos sólidos creíbles en cuanto a los resultados de su gestión.

Por otro lado, sin tampoco generar tanto entusiasmo que digamos, el candidato demócrata Biden ha sabido "jugar con el score" que le representa su perfil sensato y maduro que le ha permitido posicionarse como alguien que pudiera ser puente generacional hacia un mejor futuro de largo plazo con nuevos liderazgos pensando quizá en que, por su edad, solo aspire a un periodo de gobierno de 4 años.

Así las cosas, pareciera ser que de nueva cuenta tendremos un candidato que claramente gane el voto popular uno a uno (Biden) pero esperando que ahora sí sea el que de igual manera cuente con la mayoría de los votos electorales (distinta proporción según cada estado) que siguen siendo los que se requieren para ganar la presidencia.

En muchos sentidos, por el preocupante arribo de falsos líderes populistas y demagogos con tendencias de derecha e izquierda alrededor del mundo, la derrota en manos del voto ciudadano por parte de quien gobierna los Estados Unidos será un muy buen ejemplo a seguir pues se habrá demostrado una vez más que son los ciudadanos, a través de las instituciones (electorales para el caso) quienes mandan en toda democracia que se precie de serlo.

*-El autor es editorialista local/consejero CDEM

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