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AMLO ante Estados Unidos

Hasta hace unos días nadie, o muy pocos, se imaginaban que la relación de México con Estados Unidos podía complicarse o podía entrar en un terreno fangoso.

Hasta hace unos días nadie, o muy pocos, se imaginaban que la relación de México con Estados Unidos podía complicarse o podía entrar en un terreno fangoso, como el que ya vivió en el pasado con ese país. Era muy predecible que con el presidente Andrés Manuel López Obrador eso iba a suceder, pero costaba mucho trabajo creerlo.

Algunos especialistas y “expertos” se han devanado los sesos en los últimos días para explicar el curso que está tomando esta nueva relación, partiendo de las violaciones al TMEC y los reclamos de Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, las explicaciones están llenas de tecnicismos y términos jurídicos sobre el procedimiento de “las consultas”, los paneles, las fechas y, en su caso, las derivaciones para México.

Pero, con toda su importancia, el punto medular de este debate no está ahí, sino en el cambio que está experimentado la relación entre ambos países a partir del gobierno de López Obrador, que se puede resumir de esta forma: México se está alejando de Estados Unidos y se acerca cada vez más a los países del Sur, especialmente hacia Centroamérica y Cuba en particular.

Este cambio ha sido gradual o se ha intensificado a partir de la administración de Biden. Con Trump, López Obrador adoptó una posición de sumisión y acató todas las políticas impuestas por el gobierno norteamericano, menos la construcción del famoso Muro en la línea fronteriza. Hizo un viaje a Estados Unidos y alabó de alguna forma al presidente más negativo que ha tenido aquel país, pero también el que más ha ofendido a México y a los mexicanos.

Fue una postura realmente humillante por parte de nuestro gobierno. Pero todo cambió con Biden. AMLO tardó en reconocer su triunfo en las elecciones presidenciales, más recientemente se negó a asistir a la Cumbre de las Américas, organizada por Estados Unidos, en una especie de “sabotaje” al mismo Biden. Luego asistió a una entrevista con el presidente norteamericano, pero regresó sin ningún resultado tangible y específico para México.

¿Cómo se explica todo esto? ¿Hay por parte de López Obrador una ruptura o un distanciamiento con Estados Unidos o es un desacuerdo de fondo con Biden en particular? Diría que las dos cosas. Al gobierno mexicano, representado ahora por AMLO, no le interesa la relación con Estados Unidos, no por lo menos con la misma intensidad de los gobiernos anteriores.

Le interesa más la relación con los países latinoamericanos y centroamericanos, intentando incluso constituir un bloque contra o frente a Estados Unidos, sin llegar a la ruptura con este último país. Pero ahora, ¿por qué en el gobierno de Biden? Porque con Biden se abrió la coyuntura perfecta para hacerlo, ya sea por su debilidad, o por su política más “blanda” hacia Latinoamérica, a diferencia de Trump que se mostraba más hostil.

AMLO se ampara en una premisa fundamental que es la “defensa de la soberanía”, sobre todo en un punto estratégico y simbólico como es el que tiene que ver con el petróleo y otras materias primas. El enfoque de López Obrador es simple: todos los gobiernos anteriores, especialmente desde los años ochenta, con Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, entregaron abiertamente este recurso a otros países.

La esencia del neoliberalismo, desde la visión de AMLO, radica ahí: poner en venta todo, pero además establecer una relación de subordinación con Estados Unidos, aceptar pasivamente la dependencia con aquel país, jugar a ser socios pero desde una posición de debilitad y una relación asimétrica, todo lo cual se sintetizó claramente en el TLC, primero, y luego en el actual TMEC.

Bueno, pues todo esto se acabó. López Obrador no acepta todas estas reglas y criterios que ha significado la relación con Estados Unidos. Y está muy bien, pero aquí viene la pregunta más compleja y difícil que nuestro país no ha resuelto desde 1848: ¿Qué queremos de Estados Unidos y cómo debemos relacionaron con ese país?

¿Cerramos la frontera con EU? ¿Ignoramos la relación de dependencia que nuestra economía tiene con el vecino? ¿Le imponemos nuestras condiciones y le exigimos que respete nuestra soberanía? ¿Le pedimos que deje entrar a nuestros connacionales y que no se meta en nuestro territorio?

AMLO adelantó una respuesta en su mañanera de ayer jueves, diciendo lo siguiente: “Aun tratándose del mercado más importante del mundo, si tener acceso a ese mercado nos implica ceder soberanía, no lo aceptamos”. Esto quiere decir que en defensa de la soberanía, la relación con Estados Unidos puede entrar en un callejón sin salida. El populismo y el nacionalismo radical son así.

Lo que importa en todo esto son los réditos políticos para Morena.

*El autor es analista político

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