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Carga maletas

Es tan fraudulento un billete de tres pesos como apócrifo resulta ser la soberanía que los políticos afirman existe en los poderes judicial, Legislativo y Ejecutivo impuestos a nivel federal y estatal pues el “municipio libre” históricamente yace bajo la espuelas de caciques distantes a cualquier ayuntamiento, que por lo mismo, con o sin la venia de los electos por la ciudadanía la subordinación, amplia o restringida, es determinante sin importar el menoscabo legal pues el código no escrito justifica a “jefas y jefes” municipales a no llevar rodilleras al momento de inclinarse ante su patrón político.

Es tan fraudulento un billete de tres pesos como apócrifo resulta ser la soberanía que los políticos afirman existe en los poderes judicial, Legislativo y Ejecutivo impuestos a nivel federal y estatal pues el “municipio libre” históricamente yace bajo la espuelas de caciques distantes a cualquier ayuntamiento, que por lo mismo, con o sin la venia de los electos por la ciudadanía la subordinación, amplia o restringida, es determinante sin importar el menoscabo legal pues el código no escrito justifica a “jefas y jefes” municipales a no llevar rodilleras al momento de inclinarse ante su patrón político.

Huelga detallar que la organización o entramado del Poder en nuestro “democrático país”, estructuralmente hablando, engancha el quehacer político, social y cultural por ser piezas claves en el predominio ideológico general (masivo) y particular (individuos organizados) donde el papel de los segundos consiste en reproducir las ideas controladoras, defender el estado de cosas prevalecientes y legitimar los intereses de los clanes dominantes haciendo notorio como explicable por qué en México lo gracioso radica en anteponer el rostro del vasallaje, el de la franca subordinación a lo dictado por los de arriba.

Conocido vasallaje expresado para rendir culto, veneración, especie de mansedumbre ostentada por el sujeto como un tributo pagado por el patrocinio, aliento y auxilio que recibe de “su señor” que a ultranza de cualquier cacique cuida que todo subalterno haga suyo el prototipo adulador, servil y entreguista idóneo para inducir hasta la ignominia presente desde la tradicional a la moderna escuela establecida por la sociedad política, que altanera e incuestionable premia a los súbditos mientras, en descargo, con singular desprecio castiga al renuente a servirle de bufón.

De allí que la aceptación y desarrollo del servilismo como prebenda compensatoria, dentro y fuera de las relaciones personales, constituyan un molde de vida que lleva a determinar cómo cosa natural que el hecho de reptar es un gesto decoroso para toda carrera política, económica y social donde elogiar indica atributo, callar significa otorgar, solapar encarna nobleza e hincarse garantía de fidelidad sin condiciones: sombrío proceder que sólo glorifica el culto a la personalidad del poderoso, por un lado, y por otro, la vergonzante humillación del adulador que consciente o inconsciente niega valor a la política.

Atrofiado el pensamiento crítico, cuestionador y controversial; lo común y corriente en el ámbito público y privado (gobernante, empresarial, partidista, sindical, religioso, periodístico, etcétera,) se ve inmovilizado a causa de una baja autoestima, proceder temblándole al miedo, cegar el razonamiento para no ver ni escuchar al objeto social y su realidad ya que el santo y seña ordenado es para acatarse sin tardanza ni titubeos, es decir, por vía de un presto y esmerado servilismo dispuesto para facilitar o impedir otro paso adelante que, por cierto, los anodinos o insignificantes “parlamentarios” del Primor bonillista (locales y federales) se les mueve la pata releccionista cuando lo único que han dado son coses, zancadas ignominiosas hostiles al pueblo bajacaliforniano…

*- El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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