Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

La ‘vergüenza’ de sufrir de coronavirus

Como en los pasajes bíblicos, cuando les colgaban una campanita a las personas infectadas con lepra para alejarse de ellos, así muchos de los que hoy enfrentan o ya superaron la enfermedad del Covid-19, tristemente viven el rechazo y la discriminación social.

Como en los pasajes bíblicos, cuando les colgaban una campanita a las personas infectadas con lepra para alejarse de ellos, así muchos de los que hoy enfrentan o ya superaron la enfermedad del Covid-19, tristemente viven el rechazo y la discriminación social.

Un alto número de personas contagiadas prefieren mantearse en el anonimato para no ser señalados socialmente, otros que se han atrevido a hacer público su contagio aseguran haber sido marginados en sus comunidades o segregados en sus empleos.

Y en verdad entiendo por qué mucha gente prefiere mantener el secreto de esta cruda enfermedad. Recientemente hice un reportaje sobre la cantidad de casos de personas que son relegadas por el solo hecho de ser positivos en coronavirus, aun cuando las mismas personas están tomando las medidas pertinentes para ser cuidadosos en sus tratamientos, su familia y negocios.

Aquí está la historia de Regina Valenzuela, una empresaria quien al publicar en sus redes sociales su resultado positivo al Covid-19, perdió alumnos registrados en clases, le cancelaron contratos y disminuyeron sus seguidores en su página de Instagram.

Al igual que muchos trabajadores, los médicos y enfermeras en la primera línea de combate a la epidemia también han estado expuestos al racismo por ser personas cercanas a pacientes infectados con el virus. Cientos de casos han sido exhibidos en videos, redes sociales y medios de comunicación

Con seguridad han recibido llamadas de amigos o familiares cuchicheando con un tono de secretismo “ya sabes que fulanito está contagiado”, aun cuando la persona en cuestión ha pedido discreción sobre su condición.

Los programas de farándula llevan un conteo minucioso de los famosos con coronavirus, o de los conductores o reporteros afectados durante la pandemia. Las noticias siempre llegan a nuestros oídos con un tono “amarillista” y con un dejo de “los apestaditos”, como si ellos no estuvieran expuestos a convertirse en estadísticas.

No debe de tratarse como un acto vergonzoso enfermarse de coronavirus y, se los puedo asegurar, todos tenemos amigos, primos, tíos, padres y abuelos contagiados. Quizás mucho de nosotros ya superamos la enfermedad. Otros, lastimosamente, se quedaron en el camino. Y desde luego, cuando un ser querido está sufriendo por culpa de este infame virus, lo menos que deseas es ser tratado de una forma excluyente.

“Esto es pasajero para muchos, no tendré para siempre el virus, no somos apestados, este virus no discrimina, le puede dar a cualquiera. En unos días estaré recuperada y en cuanto me den de alta regresaré a trabajar”, me dijo Regina hace dos semanas, ahora ya totalmente recuperada.

Afortunadamente, Regina es dueña de un salón de belleza y marcó sus pautas para su reincorporación, una vez que fue dada de alta y obtuvo su resultado negativo. Pero lastimosamente son demasiados los trabajadores, que, aun superada la enfermedad, no se les permite regresar a sus trabajos.

“Yo tuve Covid-19 a principios de mayo y aún sigo siendo discriminada y me siguen teniendo miedo. ¿Cómo explicarles a tus hijas el rechazo de la gente?”, comentó durante una entrevista una de las tantas personas afectadas por el virus.

Sin duda, con el incremento del coronavirus, también crece otro virus y es el de la discriminación. Pero a diferencia del Covid-19, para “este virus” sí existe vacuna, es la empatía, la comprensión y la compasión.

 

*La autora es corresponsal en Arizona, Nuevo México y Texas de la Agencia Internacional de Noticias Efe

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados