Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

Rafael Trujillo Herrera: cantor de Baja California

Como periodista bajacaliforniano (nacido en Rodeo, Durango en 1898, vivió en Sonora y Baja California, y murió en Los Ángeles en 1992).

Como periodista bajacaliforniano (nacido en Rodeo, Durango en 1898, vivió en Sonora y Baja California, y murió en Los Ángeles en 1992), don Rafael Trujillo Herrera vio al periodismo como un servicio público a la comunidad sin olvidar que también era un negocio. Por eso escribía que “la Patria no quiere la historia que escriben los vencedores, menos la que publican los tránsfugas de los partidos políticos, o las leyendas y los cuentos de los aduladores. Para escribir la verdad deben tenerse presentes dos aforismos: la pluma es más fuerte que la espada, y la que solía grabarse en las espadas toledanas: "No me saques sin valor, ni me envaines sin honor”. Para él, el periodista debía ser un abogado del diablo, uno que diga la verdad a los cuatro vientos, uno que no sea gendarme de la sociedad sino “investigador de los hombres y los hechos”. Y aunque “no quedara títere con cabeza. ¿No sería preferible a perpetrar la mentira y la deificación de criminales y traidores?”

Por tales aportaciones a las letras bajacalifornianas, tanto en el género de la poesía como en del periodismo, es que Rafael Trujillo requiere un estudio aparte. Fue, en su momento, parte de ese impulso empresarial que hizo de El Piloto un medio de publicidad de la incipiente industria aeronáutica bajacaliforniana que el general Abelardo L. Rodríguez pusiera en movimiento a través de la fábrica de aeroplanos de Zaragoza, ubicada en Tijuana desde noviembre de 1927, ya que, en palabras del propio Rodríguez, su gobierno estaba persuadido “de la trascendencia que las vías de comunicación aéreas tendrán para el porvenir del mundo y de la enorme necesidad que México tiene de perfeccionar y estimular estos modernos procedimientos de comunicación y transporte”. Porque para nuestro poeta-aviador, escribir y volar eran ocasiones festivas, energía pura que lo vivificaba, otorgándole un regocijo extremo, pues la poesía, como la aviación, es enfrentar a la vida retando a la muerte.

En los años siguientes a su aventura aéreo-periodística, Trujillo mantuvo vinculaciones con la prensa tijuanense y colaboró especialmente con el periodista Joaquín Aguilar Robles (1896-1991) y su revista Detective internacional (1934-1948), donde publicó Retrovisión, una novela de folletín, así como varios relatos, como El misterio de Mitla, El casco de botella y Por qué me case con una mujer, bajo el seudónimo de Nicomedes Herrera. “Lamentablemente”, como lo señala Humberto Félix Berumen en su libro Narradores bajacalifornianos del siglo XX (2001) “no se cuenta todavía con la colección completa de esta interesante publicación policiaca, lo que ha impedido, entre otras cosas, que estas obras sean leídas y apreciadas en lo que valen”. Sin embargo, por sus intereses creativos y laborales, Rafael Trujillo trabajó más entre Los Ángeles y la ciudad de México. A Baja California, sólo regresó en 1956, al ser triunfador de la letra del canto a nuestra entidad, en el marco del primer Congreso de Historia Regional de Baja California, donde recibió, como lo indica Jesús González Monroy (Peninsular, 28-IX-1956), un cálido homenaje de sus colegas poetas y periodistas: “Durante la sesión matutina del Congreso de Historia celebrada ayer, un agradable incidente abrió un paréntesis en sus arduas y meritísimas labores. Fue éste la inesperada presencia del Lic. don Rafael Trujillo, laureado autor del “Canto a la Baja California”; y lo fue, doblemente, por la brillante presentación que del ilustre huésped hizo a los congresistas y al auditorio en general, el presidente de la Mesa en funciones, Dr. don Jesús C. Romero.”

Rafael Trujillo Herrera fue el intérprete de una Baja California que nacía apenas como estado libre y soberano de la República Mexicana. Un poeta de altos vuelos que supo expresar lo que significaba ser bajacaliforniano, en una entidad fronteriza que comenzaba a volar por cuenta propia. Y si se le recuerda en nuestro estado es porque le dio su canto oficial, su palabra de resonancia nacional, su himno de unión. Pero su obra literaria tuvo resonancia más allá de lo regional y esto se puede comprobar con Juana Tenorio (1965), su obra teatral más conocida escrita en verso, de la cual José Vasconcelos dijo que contenía “el sentimiento poético, la concepción atrevida y el verso de sonoridades que avasalla”, mientras que Gabriela Mistral, la premio Nobel chilena, aseguraba que “usted ha sabido escoger el patrón de su oficio y, escogido, serle fiel”.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados