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Lo que parecía imposible: Escaparon de las Islas Marías

Varias realidades que parecieran mitos encierran las Islas Marías, que durante más de un siglo albergaron un centro penitenciario, el único en una isla en nuestro País, y que hoy abordaremos en la tercera y última entrega de esta cobertura especial de

Grupo Healy.



LAS TORTURAS

La dinámica y administración del complejo carcelario tuvo varias etapas: En un principio la intención era albergar a internos con perfil de baja peligrosidad y con fuerza física suficiente para desempeñar labores que les permitieran sufragar sus gastos y los de sus familias.



Sin embargo, los gobiernos empezaron a mandar a sus opositores políticos a las islas y con ello el trato hacia los privados de la libertad cambió su sentido original.



“Desgraciadamente durante años sí fue un lugar de castigo; estamos hablando de cuando se crea este complejo penitenciario y sí, efectivamente era para delincuentes aquí, pero vino todo un proceso, cambios en donde al paso del tiempo se fue utilizando como un verdadero centro de reinserción”, declaró Sergio Alberto Martínez, coordinador general de las Prisiones Federales en México.


Documentos con testimonios de los presos señalan que los malos tratos iban desde escasa alimentación y aislamiento, hasta torturas físicas y mentales; por ello, las Islas Marías fueron conocidas como “Las Tumbas del Pacífico”, porque muchos intentaron escapar nadando pese a la lejanía de otras tierras y la cantidad de tiburones, que abundan en el mar.



En décadas recientes el modelo penitenciario fue cambiando de nuevo y pese a que en su última etapa era considerado como un modelo penitenciario a nivel nacional e internacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió concluirlo para dar pie al proyecto “Muros de Agua, José Revueltas”, con el que se pretende convertir a las islas en un centro educativo, turístico, cultural y de preservación ecológica.



“Islas Marías no se cierra por problemas, sino porque hay un término o un periodo donde no se quieren más cárceles; si hacemos una comparación del beneficio en lo que se van a convertir estas islas, creo que vale la pena”, agregó Martínez.


LOS ESCAPES

Si el escape de un interno en una cárcel “convencional” es muy difícil, en las Islas Marías se creía que era imposible. Pero no lo fue, pues las autoridades registraron la desaparición de al menos 16 personas.



A pesar de que los privados de la libertad eran vigilados por tierra por personal de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y por mar por la Marina Armada de México, se cree que lograron burlar a los mandos con el conocimiento de las corrientes del agua, la elaboración de embarcaciones hechizas y la ayuda externa de conocidos o tal vez pescadores furtivos.



“Con troncos, llantas o cualquier cosa que podían utilizar se lanzaban al mar. Muchos llegaron a ser descubiertos después de dos o tres años en la plataforma continental, fundamentalmente en Nayarit; incluso hubo uno en Baja California, en Tijuana, que lo encontraron después de tres años que ya creían que había muerto”, dijo en entrevista Francisco Garduño Yañez, comisionado del Sistema Penitenciario Federal Mexicano.


También hubo muchos que lo intentaron pero no lo lograron, nunca nadando porque la distancia era considerable hasta la próxima isla, pero con elementos que los mantuvieron a flote, a la deriva, hasta que fueron interceptados por los vigilantes del mar.



“Varias veces que lo intentaron fueron rescatados deshidratados en mar abierto, no lograron llegar a continente. Por ejemplo, unos que recuerdo fueron atendidos antes de llegar a Puerto Vallarta por un barco, fueron re aprehendidos e ingresados a un centro federal de Guasave”, dijo Liliana Reyes, directora de Seguridad en penal Laguna del Toro de las Islas Marías.


El hecho de ser islas rodeadas por tiburones no era el principal impedimento para lograr darse a la fuga, mencionaron las autoridades, sino la distancia con otras tierras.



“Sí hay muchos tiburones, incluso desde los puntos de observación se pueden ver nadando en las mañanas a los alrededores, pero eso no los detenía porque no atacan a los humanos, pero en una embarcación sin motor sí sería muy difícil llegar a continente”, agregó Reyes.


A LA PANTALLA

Como parte de la narrativa de los medios en México, las Islas Marías han formado parte de numerosas historias en sus guiones, tanto en novelas escritas como en películas y programas de televisión.



En la pantalla chica, uno de los episodios más famosos fue el que protagonizaron Roberto Gómez Bolaños y Ramón Valdez, con sus personajes “El Chompiras” y “El Peterete”, en el que a través de diversos delitos intentaban que los llevaran a las Islas Marías para comer ceviche.



Sin duda la obra de mayor reconocimiento fue una película que llevó por nombre “Islas Marías” y que fue filmada ahí en 1951 bajo la dirección de Emilio “El Indio” Fernández y protagonizada por Pedro Infante.



De hecho, en la isla María Madre permanecen los vestigios de un puente y una casa que se utilizaron en la época del Cine de Oro, pero que fueron derrumbados en 2018 por el huracán “Willa”.



“La casa era de madera y por ende no soportó las ráfagas del huracán el año pasado” dijo José Lucio de la Paz, jefe de Departamento.



La historia relataba el desafío que enfrentó “Felipe” (Pedro Infante) como parte de una familia de alta sociedad al ser acusado por un crimen que no cometió y por el que fue enviado a prisión en Islas Marías.



“Fueron dos escenarios: Uno fue la casita en la laguna y otro la bodega en la que se almacenó la sal que cosechó ‘Felipe’ durante su estancia en la cárcel, en la salinera, como se le llamaba”, agregó la actual autoridad responsable del área donde se filmó esa película.

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