Arellano Félix: Qué pasó con la dinastía del Cártel de Tijuana
Los tres hermanos Eduardo, Benjamín y Francisco Javier fueron extraditados por el gobierno mexicano a EU.
TIJUANA, Baja California.- Autoridades de Estados Unidos liberaron este miércoles 18 de agosto a Eduardo Arellano Félix, por lo que completará su sentencia como resultado de su amplia cooperación con las autoridades estadounidenses, que comenzó en mayo de 2013, cuando se declaró culpable.
Eduardo fue jefe del Cártel de Tijuana y posteriormente este cártel de los Arellano Félix monopolizó las rutas de tráfico de drogas durante más de 20 años a través de Tijuana, en el noroeste de México.
La dinastía Arellano Félix
Eduardo Arellano —64 años, médico de profesión— fue el tercero de los hermanos en ser extraditado por el gobierno mexicano a EU, antecedido por Benjamín y Francisco Javier.
"El Señor", como le llamaban a Benjamín, fue el cerebro financiero y operativo del cártel desde la década de los 80. Tras nueve años en el penal de El Altiplano, fue solicitado por la Fiscalía del Distrito Sur de California en 2011.
En ese entonces, la fiscalía aseguró que Benjamín “podría pasar toda su vida en prisión” —140 años—. Pero tras un año de negociaciones, "El Señor" pactó con Estados Unidos la entrega de 100 millones de dólares y una sentencia de “toda la vida” se redujo a 20 años.
Sin embargo, el pacto más notorio de la familia Arellano Félix es el de Francisco Javier, alias El Tigrillo. Fue extraditado por las autoridades mexicanas en 2007 e inició un proceso judicial en California.
Evita "El Tigrillo" pena de muerte
Sobre el menor de los hermanos pesaban cargos por transportación y compra de droga desde Colombia, asesinato y secuestro de enemigos del cártel; sobornos sistemáticos a funcionarios mexicanos y a miembros del Ejército, e introducción de 150 toneladas de cocaína a EU.
Autoridades de ese país informaron que pedirían la pena de muerte para el menor de los hermanos Arellano. Pero después de meses de negociaciones con el gobierno estadounidense, la entrega de 50 millones de dólares y un yate llamado Dock Holliday, fue condenado a cadena perpetua el 5 de noviembre de 2007 y se eliminó la petición de pena de muerte.
El 19 de junio de 2015, el caso de Francisco Javier volvió a dar otro giro: un juez decidió reducir toda una vida en prisión por 23 años de cárcel. En un documento en poder de este diario, autoridades de EU explican que fue beneficiado a cambio de delatar a narcotraficantes.
“El señor Arellano proporcionó información veraz. La información que aportaba era como un sueño hecho realidad”. Otorgó datos significativos que ayudaron al gobierno a identificar y actuar contra otros traficantes de droga a gran escala y contra funcionarios corruptos en México y Estados Unidos.
La vez que no fueron capturados en México
Corría el año de 1993, cuando Jorge Carpizo McGregor, entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), no detuvo a Ramón y Benjamín Arellano Félix líderes del Cártel de Tijuana, pese a tenerlos ubicados en la Nunciatura Apostólica de la Ciudad de México.
Fue durante una reunión celebrada el 13 de diciembre de 1993 en la Nunciatura Apostólica de la Ciudad de México, entre el primer nuncio apostólico de México, Girolamo Prigione y los hermanos Arellano Félix para aclarar el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido meses antes en el aeropuerto Internacional de Guadalajara.
La reunión se realizó a petición de los narcotraficantes para que el monseñor Prigione fuera el intermediario para hablar con el presidente y mencionarle que ellos no habían participado en el asesinato del cardenal Posadas Ocampo. El titular de la Procuraduría General de la República, Jorge Carpizo, supo del encuentro y no hizo nada por detener a los narcotraficantes.
Al respecto, el ex procurador en su libro “El asesinato de un cardenal. Ganancia de pescadores” que escribió en conjunto con Julián Andrade, menciona que él y el presidente Carlos Salinas de Gortari sabían que Ramón y Benjamín Arellano Félix aguardaban en el residencia del nuncio esperando una respuesta a su petición de audiencia y que decidieron no proceder a su captura porque la operación policial implicaba riesgos graves, incluida la vida de monseñor Prigione y otros clérigos del recinto diplomático.
Cabe señalar que todo inició el 24 de mayo de 1993, con el asesinato en un tiroteo del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto Internacional de Guadalajara. En esa ocasión, según las investigaciones de la PGR, el cardenal iba a recoger a Girolamo Prigione, representante de la Santa sede en México, al estar esperándolo pistoleros atacaron el auto del cardenal confundiéndolo con el de “El Chapo” Guzmán, quien también se encontraba en el aeropuerto, según las investigaciones, los autores intelectuales y materiales del asesinato fueron los hermanos Arellano Félix.