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Pasta per tutti

Fresca, seca, larga, corta, rellena. Según la Organización Internacional de la Pasta, alrededor del mundo existen más de 600 variedades diferenciadas por sus formas, colores y texturas y más de mil 300 formas de nombrarlas.

El Día Mundial de la Pasta tiene su origen el 25 de octubre de 1995 durante el Congreso Mundial de la Pasta celebrado en Roma. La idea de esta efeméride, enmarcada por conferencias, talleres y degustaciones, es reconocerla como un alimento saludable y delicioso.
De bajo impacto ambiental y adecuada para todas las dietas plant-based, la pasta aporta hidratos de carbono y es fuente de proteínas. De fácil digestión, los especialistas en nutrición la consideran una buena aliada del rendimiento físico.

Versátil, la pasta puede moldearse con todo tipo de formas -fetuccini, penne, tortiglioni, farfalle, spaghetti, fusilli, conchiglioni, cappelletti.- y pintarse con infinidad de ingredientes (tinta de calamar, betabel, zanahoria, cúrcuma, espinacas, pimiento).

Aunque los platos de pasta aparecen documentados en recetarios italianos de principio del siglo 13, como el "Liber de Coquina", el origen de este alimento no está del todo claro, pues algunas pistas apuntan hacia China, Grecia y Roma.

Para hacer pasta fresca, también conocida como pasta al huevo en Italia, simplemente hay que mezclar harina (200 g, preferentemente del tipo 00), huevo (2 piezas) y sal (1 pizca).
La pasta seca se elabora con harina de trigo duro y agua. El proceso de secado elimina toda la humedad, haciéndola ligera y fácil de almacenar por largos periodos de tiempo.

El italianísimo término "al dente" (que significa, literal, al diente) refiere al punto perfecto de cocción: cuando la pasta al morderla está ligeramente dura por dentro y suave por fuera.

Italia, Túnez, Venezuela, Grecia y Perú encabezan el consumo per cápita de este alimento.
Cuenta la leyenda que la primera máquina para hacer pasta fue fabricada por Cesare Spadaccinni en 1833, por encargo del rey Fernando. Sin embargo, la máquina con manivela fue patentada en Ohio, por el inmigrante italiano Angelo Vitantonio (1906).

Tras una visita a Europa, en 1789, Thomas Jefferson quedó encantado por los macarrones con queso, tanto que mandó importar a Estados Unidos una máquina de pasta para replicar la preparación y servirla incluso en banquetes oficiales.

Una de las lasañas más famosas del mundo es la que se sirve en los restaurantes del chef Mario Batali con ¡100 capas de pasta fresca!, boloñesa, marinara y bechamel.

Fuentes: Organización Mundial de la Pasta, "La Cuchara de Plata", Emilia Terragni; "Ingredientes", de Loukie Werle y Jill Cox, y "Larousse Gastronomique"; "Pasta and Noodles: A Global History", de Kantha Shelke.

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