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Un vaso a tu salud

Con el furor del veganismo y la proliferación de sustitutos vegetales se ha difundido la creencia de que los adultos no necesitan leche, pero son diversos los miembros de la comunidad médica y científica dedicados a refutar dicha hipótesis.

"Desde el punto de vista de su composición, la leche es un alimento completo y equilibrado, que proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación con su contenido calórico, por lo que su consumo debe considerarse necesario desde la infancia a la tercera edad", señala el documento de consenso "Importancia nutricional y metabólica de la leche.

Sus aportes
Es un alimento completo y equilibrado, proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación con su contenido calórico.
Aporta:
+ Proteínas de alto valor biológico fácilmente digeribles
+ Hidratos de carbono (fundamentalmente en forma de lactosa)
+ Grasas
+ Vitaminas liposolubles y vitaminas del complejo B
+ Minerales, especialmente calcio y fósforo

Beneficios a la salud
Las propiedades de la leche no se limitan a su valor nutricional, ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, oncológicas, metabólicas, odontológicas y óseas:
+ Un consumo lácteo regular durante la infancia deriva en un buen contenido mineral del esqueleto en años posteriores.
+ Por su contenido de minerales y vitamina D, los lácteos tienen un efecto positivo en la salud ósea. Una dieta deficiente en calcio puede derivar en padecimientos como osteoporosis y sarcopenia (pérdida de masa muscular y fuerza).
+ El calcio y las proteínas presentes en la leche son elementos decisivos para el buen desarrollo y la salud de las piezas dentarias.
+ El consumo de leche aunado a una correcta higiene bucal contribuye a prevenir las caries.
+ La ingesta elevada de proteínas lácteas, potasio, magnesio y calcio ha sido relacionada con una reducción del riesgo de ictus y cardiopatía isquémica.
+ Actualmente, el consumo regular de leche en niños y adolescentes representa una de las mejores medidas para la prevención de obesidad y sobrepeso infantil y juvenil.
+ Diversos estudios señalan una asociación inversa entre el consumo de lácteos y el riesgo de hipertensión.
+ Los lácteos fermentados, como yogur y kéfir, son grandes aliados de la microbiota intestinal, que juega un papel decisivo en la salud neurológica y del sistema inmune.
+ Científicos han encontrado que la ingestión de lácteos, junto con un buen estilo de vida, reduce el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
+ Las grasas lácteas, rodeadas por una membrana de fosfolípidos y lecitinas, ayudan al sistema nervioso.
+ La leche aporta vitaminas liposolubles relacionadas con la salud de epitelios gástricos y respiratorios, el buen estado de vista y piel, y la producción de células de recuperación y cicatrización.

En el deporte
A los atletas de alto rendimiento también les conviene incluirla en su dieta, especialmente al recuperarse de algún demandante entrenamiento de fuerza o resistencia, pues:
+ Ayuda al fortalecimiento de los músculos.
+ Rehidrata, por su alto contenido en agua favorece la termorregulación y el balance hídrico.
+ Aporta ácidos grasos esenciales que pueden ser utilizados como fuente energética.
+ Las proteínas lácteas aportan aminoácidos esenciales y contribuyen a aumentar la síntesis de proteínas musculares durante el ejercicio.

Ingesta recomendada
De manera general, la OMS recomienda de dos a cuatro porciones (200 ml) por día, pero algunas guías alimentarias son más específicas según la edad:
2 porciones: niños de 1 a 4 años
3 porciones: niños de 4 a 8 años; adultos de 19 a 50 años
4 porciones: preadolescentes y adolescentes de 9 a 18 años, embarazadas, lactantes y adultos mayores

Fuentes: "Productos Lácteos y Salud", de Cecilia Sommer Finkelman; "Documento de Consenso: Importancia Nutricional y Metabólica de la Leche", de Nutrición Hospitalaria; "Leche: ¿La nueva bebida deportiva?", de Brian D. Roy y Federación Panamericana de Lechería.

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