La situación de las mujeres embarazadas en Gaza: peligro de desnutrición, anemia y muerte
Es el caso de Ola al-Kurd, quien sobrevivió una vez, pero en la segunda ocasión no pudo evitar la tragedia. Ella fue asesinada tras un ataque israelí con solo 25 años, pero los médicos lograron salvar a su bebé.
Tras nueve meses de bombardeos israelíes en Gaza, las mujeres que han dado a luz en plena invasión y en un escenario apocalíptico enfrentan severas dificultades.
Estas mujeres sufren una escasez extrema de alimentos, con un 76% de ellas padeciendo anemia, el 55% de los lactantes con enfermedades que impiden la lactancia, y el 99% de las embarazadas enfrentando problemas para obtener los nutrientes y suplementos necesarios.
Es el caso de Ola al-Kurd, quien sobrevivió una vez, pero en la segunda ocasión no pudo evitar la tragedia. Ella fue asesinada tras un ataque israelí con solo 25 años, pero los médicos lograron salvar a su bebé.
Esta tragedia refleja la dura realidad de las mujeres embarazadas en la Franja de Gaza, donde han nacido cerca de 50,000 bebés en casi 9 meses de guerra. Dareen, mientras acuna a su pequeño, relata cómo una bomba israelí la forzó a salir de su refugio, comenzó a sangrar y decidió ir al hospital.
A pesar del peligro, Dareen se considera afortunada al poder permanecer en la cama del hospital. Soraida Hussein, de Alianza por la Solidaridad en Palestina, indica que “muchas mujeres dan a luz por cesárea sin anestesia y luego las obligan a dejar la cama para atender a heridos de guerra” debido a la falta de espacio.
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Las condiciones antes y después del embarazo son deplorables. Sabine, una madre desplazada al sur de Gaza, señala que “no hay agua ni comida ni un lugar seguro para proteger a tu hijo”: “Solo tiene siete días y es un niño de la guerra.”
Muchos bebés en incubadoras dependen de un tenue hilo de luz que a veces se apaga. Casi el 76% de las embarazadas en Gaza sufre anemia, la mitad no puede amamantar a sus hijos, y quizás lo peor sea el miedo constante a ser asesinada en el camino al hospital.
El número de autoinducciones al parto ha aumentado significativamente. Mai, una madre primeriza, describe cómo “estalló una bomba en el hospital justo cuando dio a luz y los médicos fueron a atender a los heridos, dejándola con la placenta aún dentro y su niño amoratado por el frío.” Una situación que empeora con el tiempo y muestra el alto costo que las mujeres pagan por intentar ser madres en medio del conflicto.