La vez que un mexicano salvó a Ferrari del abismo y quiebra con jabón y coca
Un ingenioso mecánico mexicano rescató a Ferrari de la bancarrota con su modesto taller “El Milagro”.
CIUDAD DE MÉXICO — Ferrari, la legendaria marca italiana que hoy representa lujo y velocidad, no siempre gozó del prestigio que ahora tiene.
Hubo una temporada en que la compañía italiana de automóviles estuvo al borde de la bancarrota, y fue precisamente un ingenioso mecánico mexicano quien, con herramientas tan simples como jabón y Coca-Cola, logró salvar a Ferrari de un destino incierto.
Ferrari quería entrar al mercado americano y se apuntó a carrera en México
En 1954, Ferrari necesitaba urgentemente posicionarse en el mercado americano. Sus vehículos eran poco conocidos en América y la empresa necesitaba aumentar sus ventas para evitar la quiebra.
Para ello, vieron en la Carrera Panamericana, una de las competencias automovilísticas más exigentes y peligrosas del mundo, la oportunidad perfecta para demostrar la superioridad de sus automóviles.
En 1950 se celebró su primera edición, en la que prácticamente solo participaron marcas estadounidenses, pero al año siguiente atrajo la participación de las principales marcas de coches deportivos europeos como Ferrari, Porsche, Lancia, Mercedes-Benz, Alfa Romeo... pic.twitter.com/jLQvaYrqu0
— Iván Fernández Amil (@ivanfamil) August 18, 2024
Ferrari apostó todo al Ferrari 375 Plus, una auténtica bestia diseñada por Enzo Ferrari, con un motor de 350 caballos de fuerza capaz de alcanzar los 280 km/h. Con este vehículo, Ferrari ya había ganado las 24 Horas de Le Mans, y ahora, su objetivo era conquistar América.
En la edición de 1954 de la Carrera Panamericana, Umberto Maglioli, uno de los pilotos estrella de Ferrari, lideraba la última etapa.
“El Milagro” mexicano apareció ante fuga de aceite del Ferrari
Aunque el triunfo parecía seguro, que una fuga de aceite en el cárter de su Ferrari 375 Plus amenazó con echar por tierra todas sus esperanzas.
Atrapado en medio de la nada, con la máquina fallando, Maglioli redujo la velocidad, resignado a abandonar la carrera, cuando de repente, en medio del desierto mexicano, divisó un pequeño taller: “El Milagro”.
Maglioli supuso que debía tener una fuga de aceite en el cárter, pero poco podía hacer, estaba en medio de la nada y no tenía manera de reparar esa avería, así que redujo su velocidad, ya sin esperanza, hasta que en medio de aquel vacío vio un pequeño edificio. pic.twitter.com/LAOy49GUE4
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El taller era propiedad de Renato Martínez, un mecánico mexicano cuya habilidad e ingenio estaban a punto de ser puestos a prueba de la manera más insólita.
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Renato confirmó que el cárter tenía una fuga de aceite y, sin los repuestos necesarios para realizar una reparación tradicional, propuso una solución tan inusual como efectiva: utilizando jabón y Coca-Cola, selló el agujero en el cárter.
Jabón + Coca, la “mexicanada” que rescató a Ferrari
Renato explicó a Maglioli que el jabón, combinado con el azúcar de la Coca-Cola, se derretiría con la fricción y crearía una pasta que sellaría temporalmente la fuga, permitiendo que el auto pudiera terminar la carrera.
Meses después de aquella reparación, el ingenioso mecánico mexicano recibió una copia dedicada de la foto que le había hecho Maglioli en la que podía leerse: "A mi amigo Renato M. de Umberto Maglioli" pic.twitter.com/vDaNEn5hjc
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El ingenioso parche funcionó. Maglioli, impresionado y agradecido, no solo pudo continuar la carrera, sino que terminó ganando la etapa y, finalmente, la Carrera Panamericana de 1954.
Este triunfo no solo aseguró la victoria de Ferrari en la competencia, sino que también cambió para siempre el destino de la marca, salvándola de una crisis financiera que podría haber sido terminal.
Enzo Ferrari agradece al mecánico mexicano en carta
Unos meses después de la carrera, Renato recibió una foto dedicada por Maglioli, en la que se podía ver el Ferrari 375 Plus, el taller “El Milagro” y al propio Renato.
Esta dedicatoria estaba firmada por un hombre a quien Renato le había salvado la vida personal y profesional: Enzo Ferrari. pic.twitter.com/cSMvg3nu9P
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La imagen venía acompañada de una carta firmada por Enzo Ferrari en la que se leía: “Renato, el Milagro mexicano que ayudó a Ferrari”.
Enzo reconocía que aquel día, en medio del desierto mexicano, el mecánico mexicano había salvado con su humilde taller no solo a uno de sus autos, sino también a la empresa que llevaba su nombre.
Debido a la fricción, el jabón, junto al azúcar de la Coca-Cola, se derritió, y formó una pasta con la que se selló el agujero donde estaba la fuga de aceite. Cuando se secó, la pérdida había desaparecido temporalmente, lo suficiente como para que el italiano terminase la etapa. pic.twitter.com/MnCcbV2fe0
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Esta historia, nacida de un encuentro fortuito en un remoto taller mexicano, se convirtió en una leyenda dentro de la industria automotriz.
Hoy, Ferrari es una marca que simboliza la cúspide de la ingeniería y el lujo, pero su historia de éxito no habría sido posible sin la astucia y el ingenio de un mecánico que, con herramientas simples, fue capaz de hacer un milagro.
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