Una mujer judía liderando al pueblo de México: Claudia Sheinbaum
Claudia Sheinbaum, con su herencia judía, representa una nueva era en la política mexicana, donde la diversidad cultural y la identidad se entrelazan con el compromiso por el bienestar del país
Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de México, nació el 24 de junio de 1962 en la Ciudad de México, en el seno de una familia judía de origen lituano y búlgaro.
Es hija de Carlos Sheinbaum Yoselevitz, un químico de la comunidad judía asquenazí, y Annie Pardo Cemo, una bióloga con raíces sefardíes búlgaras.
La familia de su padre emigró a México en la década de 1920, mientras que los antepasados de su madre llegaron en 1942. Annie Pardo fue pionera al convertirse en la primera mujer sefardí en ingresar al mundo académico en México.
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A pesar de sus raíces judías, Sheinbaum se define como una persona de fe, pero no religiosa.
Esta distinción es relevante en el debate sobre la identidad judía, que abarca aspectos históricos, sociales, espirituales, territoriales e ideológicos.
Tessy Schlosser, directora del Centro de Documentación e Investigación Judío de México, subrayó que la identidad judía no se limita a lo religioso, resaltando la diversidad de interpretaciones sobre qué significa ser judío.
Una familia con historia
Claudia Sheinbaum tiene una rica herencia cultural. De acuerdo con BBC, sus abuelos paternos, judíos asquenazí, llegaron a México desde Lituania en 1920, mientras que sus abuelos maternos, judíos sefardíes, se establecieron en el país en 1940, en medio de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de ser criada en un entorno laico, donde no se enfatizaba la religión, Sheinbaum ha mantenido la conexión con su cultura.
En un evento con mujeres de la comunidad judía en 2018, expresó:
Crecí sin religión, así me educaron mis padres, pero evidentemente la cultura se trae en la sangre. Soy mexicana, pero estoy muy orgullosa de mi origen, orgullosa de mis abuelos maternos y paternos
Desafíos por delante
Ahora, como presidenta, Claudia Sheinbaum enfrenta grandes retos en su administración.
Entre sus promesas de campaña están la reducción del 36% de la pobreza en el país, el aumento del salario mínimo, la mejora del sistema judicial para garantizar que los delitos no queden impunes y la expansión del acceso a la salud pública para todos los mexicanos.
Habiendo sido elegida con casi el 60% de los votos, la nueva mandataria tiene la responsabilidad de cumplir con sus compromisos durante los próximos seis años.
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