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Héctor Melesio Cuén fue asesinado en el mismo lugar donde secuestraron a “El Mayo” Zambada, confirma FGR

“El Mayo” Zambada reveló los detalles sobre su secuestro en el mismo lugar donde fue asesinado Cuén hace meses.

Héctor Melesio Cuén fue asesinado en el mismo lugar donde secuestraron a “El Mayo” Zambada, confirma FGR

SINALOA.- — La Fiscalía General de la República (FGR) ha confirmado que el asesinato de Héctor Melesio Cuén, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), ocurrió en una finca en Huertos del Pedregal, Culiacán, donde también se llevó a cabo el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, el 25 de julio.

Esta revelación se dio a conocer en un comunicado emitido por la FGR el pasado domingo.

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Desmienten la versión de la gasolinera

La FGR desestimó la versión que indicaba que Cuén había sido asesinado en una gasolinera, afirmando que los hallazgos en la finca son concluyentes.

Durante la investigación, las autoridades encontraron manchas hemáticas en la finca que fueron identificadas como pertenecientes a Cuén.

“Lo cual ratifica la información previamente obtenida, de que en el lugar del secuestro se encontraba dicha persona y que sus huellas de sangre corresponden al tiempo en el que el Ministerio Público de la Federación tiene establecido el momento de su homicidio”, comunicó la Fiscalía.

Un guardia de “El Mayo” podría ser la persona del video

Adicionalmente, se detectaron indicios de sangre de Rodolfo “C”, un miembro del equipo de seguridad de “El Mayo”, en la batea de una camioneta relacionada con el caso.

La FGR aseguró que este vehículo aparece en un video de la gasolinera, cuya autenticidad ha sido cuestionada.

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La Fiscalía también obtuvo un video donde el chofer de Cuén niega la versión que había ofrecido anteriormente sobre la desaparición y asesinato del exrector. Este cambio de declaración podría tener implicaciones significativas para la investigación, ya que se considera un avance en la obtención de pruebas.

Entonces, ¿El Mayo dijo la verdad en agosto?

En agosto, Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, sostuvo en una declaración filtrada a través de su abogado, Frank Pérez, que no se entregó, sino que fue secuestrado. Según su relato, Zambada fue emboscado mientras se dirigía a una reunión con Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien fue asesinado el mismo día de su detención.

Zambada subraya: “No llegué voluntariamente a Estados Unidos. No tuve ningún acuerdo con ningún gobierno. Al contrario, fui secuestrado y llevado a EU contra mi voluntad”, después de haber volado en una avioneta junto con Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

En su mensaje, el narcotraficante menciona que “Joaquín Guzmán López me pidió asistir a una reunión para ayudar a resolver unas diferencias entre líderes políticos en nuestro estado”, haciendo referencia a un conflicto entre el gobernador Rocha Moya y Cuén. En el comunicado, Zambada también indica que se le informó que Iván Guzmán Salazar, otro de los hijos de “El Chapo”, también estaría presente.

Ese 25 de julio, Zambada se dirigió al rancho y centro de eventos Huertos del Pedregal, afuera de Culiacán, donde se iba a llevar a cabo la reunión. Según su relato, llegó antes de la hora pactada, a las 11 a.m., y vio a hombres armados con uniformes militares verdes, a quienes asumió como parte de la seguridad de Joaquín Guzmán.

Estas son algunas de las instalaciones de Huertos del Pedral, según Google Maps.
Huertos del Pedregal, donde El Mayo Zambada dice haber sido secuestrado y haber visto a Héctor Cuen, asesinado el mismo día que capturaron al capo. | Foursquare

Zambada detalla que cuatro personas lo acompañaban, de las cuales dos se quedaron fuera del perímetro de seguridad. “Los dos que entraron conmigo eran José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de mi equipo de seguridad desde hacía mucho tiempo”, especificó.

Al acercarse al área de la reunión, afirma haber visto a Héctor Cuén y uno de sus ayudantes, a quienes saludó brevemente antes de ser conducido a un cuarto donde había una mesa con frutas. En ese momento, se encontró con Joaquín Guzmán López, a quien conocía desde joven, y lo siguió confiado. Sin embargo, fue emboscado en el interior de ese cuarto oscuro.

“En cuanto entré a ese cuarto, fui emboscado”, relató Zambada. “Un grupo de hombres me asaltó, me tiraron al piso y me pusieron una capucha de color oscuro en la cabeza. Me amarraron y esposaron. Luego me obligaron a subir a la caja de una camioneta”. Durante este proceso, el capo asegura haber sufrido abuso físico, lo que resultó en lesiones serias en su espalda, rodillas y muñecas.

Posteriormente, fue llevado a una pista de aterrizaje a unos 20 o 25 minutos de distancia, donde lo obligaron a abordar un avión privado. Zambada menciona que, una vez en el avión, Joaquín le quitó la capucha y lo ató con bridas al asiento. El vuelo duró entre dos horas y media a tres horas, hasta que llegaron a El Paso, Texas, donde agentes del gobierno federal lo custodiaron.

“Enfatizo que la noción de que me rendí o cooperé es completamente falsa. Me trajeron a este país a la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad”, declaró Zambada.

Con respecto a la muerte de Héctor Cuén, Zambada asegura que estuvo al tanto de la versión oficial, que menciona que el exrector fue disparado el 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en una motocicleta que intentaron robar su camioneta. Sin embargo, Zambada desmiente esta versión: “Eso no pasó. Él fue asesinado al mismo tiempo y en el mismo lugar de donde fui secuestrado”.

Lamenta la muerte de Cuén, a quien considera “un buen amigo”, y expresa su preocupación por las desapariciones de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, quienes no han sido vistos desde entonces.

¿Qué sigue?

Dado el rechazo de un juez federal de Culiacán para conocer el caso, el Ministerio Público de la Federación tiene planes de presentar todas las pruebas y diligencias ante un juez alternativo en los próximos días.

Esta decisión busca garantizar la justicia en un caso que involucra no solo el asesinato de Cuén, sino también una serie de desapariciones forzadas vinculadas a Joaquín “G”.

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