¿Por qué las construcciones de los romanos duraron tanto tiempo? El secreto está en el hormigón
Al mezclar cal viva con pozzolana y agua a altas temperaturas, los romanos lograron un hormigón capaz de sellar sus grietas naturalmente.
CIUDAD DE MÉXICO.- La arquitectura romana ha dejado un legado impresionante en el mundo moderno, con estructuras que han resistido siglos de desgaste. Desde los acueductos hasta el majestuoso Panteón, los ingenieros de la Antigua Roma lograron construir con una durabilidad asombrosa. Aunque se han estudiado los materiales y técnicas que utilizaron, un reciente descubrimiento por parte del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) revela un secreto clave en la resistencia de estas construcciones.
Los investigadores analizaron muestras de hormigón de una construcción en Privernum, cerca de Roma, y hallaron que la técnica de mezcla, conocida como “mezcla en caliente”, fue fundamental en la longevidad del material. Este proceso consiste en mezclar cal viva, pozzolana y agua a altas temperaturas, lo que otorgaba al hormigón romano una capacidad de auto-reparación.
Una técnica revolucionaria para su época
A diferencia del hormigón moderno, el romano parece capaz de “sanar” sus propias grietas. Este descubrimiento fue posible gracias al estudio de los clastos de cal en el hormigón antiguo, partículas que liberan una solución de calcio al contacto con la humedad, rellenando las grietas y evitando que se propaguen. Durante años, se creía que estos clastos eran un defecto de la mezcla, cuando en realidad son un componente crucial para su resistencia.
En el famoso sepulcro de Cecilia Metela se observó este mismo fenómeno de auto-reparación, en el que las grietas en el hormigón se rellenaron de forma natural con cristales de calcita. Este proceso también resultó efectivo en estructuras marinas romanas, que resistieron la corrosión del agua salada sin deteriorarse.
Un aporte valioso para el futuro de la construcción
Este hallazgo no solo impacta en la arqueología, sino que abre la puerta a una posible revolución en la ingeniería moderna. Los científicos del MIT recrearon la mezcla en caliente en un entorno experimental, logrando resultados prometedores: el concreto inspirado en el romano logró cerrar grietas en pocas semanas, mientras que el hormigón tradicional permanecía agrietado.
La aplicación de este tipo de hormigón autocomponible podría ser crucial en infraestructuras modernas, como puentes y túneles, donde la durabilidad y la capacidad de auto-reparación reducirían drásticamente los costos de mantenimiento. Además, su uso contribuiría a mitigar el impacto ambiental de la industria del hormigón, que es responsable de una significativa porción de las emisiones globales de CO₂.
El legado romano en la ingeniería moderna
La fascinación por el hormigón romano no es solo arqueológica; representa una oportunidad para avanzar hacia métodos de construcción más sostenibles. Los romanos, en su afán por construir un imperio duradero, lograron desarrollar técnicas de construcción que siguen sorprendiendo a la ciencia moderna. Sus métodos, perfeccionados para dotar a sus estructuras de una durabilidad sin precedentes, reflejan una comprensión de la ingeniería que continúa vigente.
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Este legado de resistencia y longevidad podría ser el próximo gran avance en la industria del hormigón, inspirando un regreso a técnicas antiguas para enfrentar los desafíos de hoy. Con estudios adicionales, los investigadores esperan que el “hormigón romano moderno” sea una opción viable para las construcciones del futuro.
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