Criminales mejoran la fabricación de minas terrestres artesanales en México

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace tres años, en Tepalcatepec, Michoacán, las autodefensas encontraron por primera vez minas antipersonales de fabricación artesanal: tubos de plástico galvanizado rellenos de pólvora y fragmentos metálicos que explotaban al mínimo contacto. Desde entonces, los grupos criminales han evolucionado, creando explosivos más peligrosos y letales que han cobrado vidas.

Esta semana, dos ataques con minas en Michoacán causaron la muerte de cuatro militares. El primero ocurrió el lunes en Cotija, cuando un artefacto artesanal explotó al paso de una patrulla, dejando dos muertos y cinco heridos. El miércoles, otro dispositivo enterrado en un camino de Buenavista detonó, matando a dos soldados más.

Estos atentados no son aislados.

Según Milenio, en enero de este año, en Santa María del Oro, Jalisco, una mina provocó la muerte de un militar y amputaciones a otros dos.

De tubos de plástico a explosivos industriales

Las autoridades han identificado una preocupante evolución en la construcción de estas minas. Los tubos de plástico han sido reemplazados por tubos de metal rayado, diseñados para generar más esquirlas al explotar. Además, las nuevas minas contienen mayor carga de pólvora y fragmentos metálicos, incrementando su poder destructivo.

El caso más impactante tuvo lugar en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, donde un artefacto no artesanal mató a seis agentes de la Fiscalía del Estado mientras investigaban una fosa clandestina. Según autoridades locales, este explosivo, de diseño industrial, habría sido fabricado por una empresa especializada, marcando un alarmante escalamiento en el uso de armamento sofisticado por parte de grupos criminales.

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