Desalojo causa que la empresa El Oso se mude a Culhuacán

CIUDAD DE MÉXICO.-La histórica empresa mexicana El Oso, especializada en la fabricación de cremas y ceras líquidas, desodorantes, cepillos y brochas para calzado, celebró el 6 de enero su 107° aniversario. A pesar de los desafíos enfrentados recientemente, los 175 empleados de la compañía seguirán conservando su fuente de empleo, ya que la empresa no cerrará sus puertas, sino que está acelerando la mudanza de sus instalaciones a una nueva planta en Culhuacán, Iztapalapa, con planes de expansión, dice el medio La Jornada.

El desalojo, ocurrido la noche del viernes 17 de enero, tuvo como epicentro las instalaciones de El Oso en la colonia Portales Sur, alcaldía Benito Juárez, Ciudad de México. Un grupo de más de 100 sujetos irrumpió violentamente en las instalaciones, en un acto que desbordó a los empleados y generó confusión. A pesar de la sorpresa, los trabajadores, con gran solidaridad, acudieron fuera de su horario laboral para apoyar en el resguardo y traslado de la mercancía, asegurando que la operación de la empresa no se detuviera. Esta acción tuvo una gran repercusión, ya que los productos de El Oso han sido parte del patrimonio de muchas generaciones de familias mexicanas.

Un legado que no se detiene

La historia de El Oso tiene raíces profundas en el México del siglo XX. Fundada por Prisciliano Pérez Buenrostro, un queretano que inicialmente trabajó como fotógrafo en el Zoológico de Chapultepec, la empresa surgió con la inspiración de la llegada del primer oso polar a dicho zoológico. A partir de este evento, Pérez Buenrostro desarrolló una fórmula para crear betún para el cuidado del calzado, que con el tiempo se consolidó como una de las marcas más representativas en el sector, señala El Universal.

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Hoy en día, la empresa sigue innovando y manteniendo relaciones comerciales en diversos mercados internacionales, como Estados Unidos, Canadá, Japón, Venezuela, y varios países de Centroamérica y Europa, lo que ha permitido mantener vivas sus exportaciones, a pesar de los retos que enfrenta.

La denuncia de extorsiones

El desalojo fue atribuido por la empresa a la negativa de El Oso de ceder ante las extorsiones de grupos criminales y la competencia desleal, además de las corruptelas de ciertas autoridades locales. A través de un comunicado, la empresa reiteró su compromiso con la producción de productos de calidad que forman parte de la vida cotidiana de los mexicanos y destacó su determinación para seguir operando, sin ceder a presiones externas.

Por su parte, las autoridades de la alcaldía Benito Juárez señalaron que ninguno de sus funcionarios estuvo involucrado en el desalojo, y la Secretaría de Seguridad Ciudadana informó que cerca de 100 civiles fueron los encargados de retirar los productos de la empresa. Las escenas del desalojo fueron impactantes: entre los escombros y objetos destrozados se encontraban estanterías, sillas rotas y papelería, mientras que los vecinos lamentaron la situación. Guadalupe Montaño, una residente de la zona, expresó su tristeza al ver cómo la situación había afectado a un negocio tan emblemático, temiendo que el lugar fuera destinado a la construcción de edificios.

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La fábrica y su fundador

Prisciliano Pérez Buenrostro fue un hombre visionario que, en sus primeros años de trabajo, fabricaba el betún de forma artesanal. A medida que el negocio creció, la calidad de los productos se consolidó, y hoy en día El Oso es una empresa que sigue siendo dirigida por la familia Pérez. Alberto Pérez Lozano, nieto del fundador, ocupa la presidencia de la empresa desde 2010 y ha sido reconocido por su liderazgo, recibiendo premios como la “Charola de Plata” en 2022, un galardón que distingue a los empresarios con mayor impacto en el ámbito nacional.

La infraestructura de la fábrica

Las instalaciones de El Oso no destacan por su arquitectura, pero su diseño sencillo refleja la filosofía de la empresa: eficiencia y funcionalidad. La fábrica, ubicada en un edificio con fachada azul y detalles grises, alberga una planta baja donde se exhiben los productos. Aunque el diseño no es ostentoso, es representativo de una empresa que ha crecido con base en la dedicación y el esfuerzo de su fundador y su familia.

Un futuro incierto pero determinado

A pesar de los obstáculos, como la extorsión y el desalojo, El Oso dijo que mantiene su compromiso con la producción de productos que son un símbolo del trabajo nacional y continúa adelante con su expansión hacia la planta en Culhuacán. La empresa indicó que sigue firme en sus principios, buscando preservar el legado de su fundador, Don Prisciliano Pérez, y seguir siendo un referente en el mercado de productos para el cuidado del calzado y artículos de piel en México y el mundo.