Estancias Migratorias en México se parecen más a cárceles que a refugios, reporta la CNDH

CIUDAD DE MÉXICO.- México enfrenta un desafío en la atención de los migrantes expulsados por el gobierno de Donald Trump, con estancias y estaciones migratorias que, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), se asemejan más a cárceles que a lugares de acogida. Estas instalaciones están diseñadas con pasillos, filtros, rejas, y en algunos casos, candados, lo que refuerza el paradigma criminal hacia las personas migrantes.

De acuerdo con el informe de la CNDH, las condiciones en muchos de estos centros son indignas. Entre las peores estancias se encuentran las de Huehuetlán (Chiapas), Gómez Palacio (Durango) y San Miguel de Allende (Guanajuato), mientras que las mejor evaluadas son las de Tuxtla Gutiérrez (Chiapas), La Ventosa (Oaxaca) y Tapachula (Chiapas).

A pesar de los esfuerzos, el presupuesto limitado del Instituto Nacional de Migración (INM) no ha permitido mejoras significativas. Las instalaciones en la mayoría de estas estaciones carecen de condiciones básicas como agua caliente, aire acondicionado o una adecuada ventilación.

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Además, la falta de espacio obliga a los migrantes a dormir en el suelo, y en algunos casos, las camas están infestadas de chinches, piojos y pulgas.

De igual forma, solo el 50% de estos lugares disponen de comedor o espacios destinados exclusivamente para que los migrantes puedan alimentarse.

En el resto de los casos, “las personas alojadas comen en los mismos dormitorios, cerca de los baños, lo que, además de ser una condición indigna, puede generar focos de infección”.

Sandra Álvarez, directora general de Sin Fronteras, una de las organizaciones civiles autorizadas a ingresar a las estaciones y estancias del INM para supervisar su funcionamiento, y pionera en denunciar desde hace varios años las similitudes entre las instalaciones migratorias y las cárceles, señala que desde el año pasado ya no les permiten acceder a áreas como las habitaciones o el comedor.

Sin embargo, a pesar de estas restricciones, las entrevistas realizadas a los migrantes revelan que las condiciones señaladas por la CNDH continúan sin cambios.

El año pasado la restricción del monitoreo fue más evidente, nada más nos dejaban pasar al área de entrevistas y entrevistar a algunas personas, no nos permitieron el acceso a revisar instalaciones… pero vemos que continúa igual, no ha habido mejoras de acuerdo a lo que nos dicen los usuarios”, detalla, según el medio Milenio.

El riesgo para la seguridad y el futuro de las estancias migratorias en México

La seguridad también es una preocupación en las estancias migratorias. Muchas de ellas no cuentan con personal de seguridad, lo que obliga a los empleados de limpieza a realizar funciones de vigilancia. A pesar de que se han instalado extintores en casi todas las instalaciones, menos de la mitad están equipadas con detectores de humo, mangueras de agua o planes de protección civil.

El informe de la CNDH también destacó la tragedia ocurrida en marzo de 2023 en la estancia de Ciudad Juárez, donde 40 migrantes perdieron la vida debido a un incendio. Este suceso subraya la necesidad urgente de mejorar la seguridad y las condiciones básicas en las estaciones migratorias.

En cuanto a la evaluación general, las 11 estaciones migratorias y 38 estancias provisionales del INM obtuvieron una calificación promedio de 47.93, con muchas de ellas en condiciones críticas. Solo algunas, como la de Tuxtla Gutiérrez y La Ventosa, obtuvieron puntuaciones aceptables.

Este panorama se complica aún más con la reducción de presupuesto para el INM en 2025, que será de 1,700 millones de pesos, una disminución del 10% respecto al año anterior.

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Según datos de la CNDH, el INM ocupa el tercer lugar entre las instituciones con más quejas por violaciones a los derechos humanos, solo superado por el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (encargado de las prisiones federales).

Las quejas contra el INM han experimentado un aumento constante, pasando de 587 en 2018 a 2,493 en 2023, lo que representa un incremento del 325%. Asimismo, el número de recomendaciones emitidas por la CNDH (cuando se comprueba formalmente una violación a los derechos humanos) hacia esta institución se multiplicó por 19 en el mismo periodo, pasando de dos a 37.

Sandra Álvarez, directora general de Sin Fronteras, denuncia graves violaciones a los derechos humanos en las estancias y estaciones migratorias, especialmente en lo que respecta a la incomunicación y el hacinamiento.

Existen grandes violaciones a los derechos humanos [en las estancias y estaciones migratorias], sobre todo en el terreno de la incomunicación y del hacinamiento (…). Hemos documentado que existen hasta más de 500 personas albergadas en los cuartos”, relata Álvarez, directora general de Sin Fronteras.

Además, señala la falta de protocolos para apoyar a refugiados en riesgo de muerte si regresan a sus países, la inexistencia de espacios para la comunidad LGBTIQ+ y la carencia de atención médica para adultos mayores con enfermedades crónico-degenerativas.

Al ser cuestionada sobre si el INM puede realmente ofrecer un trato humanitario bajo la dirección de Francisco Garduño, Álvarez responde de manera tajante:

“No así, como está ahorita… ha habido un retroceso en temas migratorios”, concluye.

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