Un amor a primera voz: Luz María Gómez Barba y Gustavo Alonso Buñuelos celebran 30 años juntos

HERMOSILLO, SONORA.- Luz María Gómez Barba y Gustavo Alonso Buñuelos cumplen casi 30 años de novios este 14 de febrero, luego de enamorarse a “primera voz”, en el Instituto Iris para ciegos y personas con discapacidad visual.

Ahora, con 25 años de matrimonio, siguen más enamorados que al inicio, y juntos han enfrentado todos los retos y experiencias del matrimonio, apoyándose mutuamente.

Yo lo conocí cuando tenía 22 años, yo iba llegando a Hermosillo, de Nogales, porque allá me crié, pero me vine a estudiar”, comentó Luz María, “recuerdo que escuché su voz, y eso fue lo que llamó mi atención.

“Al principio lo sentí como un amigo, pero se me hacía muy interesante que él es muy paciente, calmado, no se desespera, tiene mucha plática y le gusta mucho leer, y como yo estaba aprendiendo Braille, me cautivó”, recordó sonriente.

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Pero a pesar a de que Luz rápidamente sintió una conexión con su ahora esposo, el trabajo de conquista no fue fácil, compartió la pareja. Ella tenía muchas dudas sobre iniciar una relación en ese momento, y Gustavo tuvo que sacar sus mejores trucos de conquista para lograrlo.

“Cuando la conocí, la traté, me di cuenta de que podía ser algo más que una relación de novios, porque la idea mía era de formar una familia, batallé muchísimo, pero sí conseguimos el sí”, contó el feliz esposo.

“Yo creo que Dios le hizo el milagro”, añadió Luz con una carcajada, “porque me caía muy bien, pero yo no me quería casar, quería ser soltera y así, pero él me hablaba todos los días y platicábamos como amigos.

“Llegó un momento en que ya me empezó a gustar que me hablara, y un día coincidimos en que íbamos a vernos un 14 de febrero precisamente. Yo descansaba de mi trabajo y él también, y entonces salimos y ya se me declaró y ya le dije que sí, sin problemas, porque ya con la plática que teníamos todo el tiempo sabía que me gustaba”, recordó feliz.

Para ellos, cuentan, su amor no fue a primera vista, sino a primera voz, porque fue ese primer rasgo en su persona lo que los cautivó y fue enamorando del otro.

No poder verse, expresan, no significó un reto para enamorarse, sino que les ayudó a notar otros rasgos positivos como sus personalidades, cariños, olores y eso afianzó aún más lo que sentían por el otro.

“La vista es importante, pero no fundamental para buscar una relación, cualquiera que sea, lo más importante es conocer a la persona tal cual es, los valores que tiene como ser humano, eso es lo que me enamoró de mi esposa”, dijo Gustavo.

“Uno se enamora de la voz, de los cuidados, de las atenciones, de los detalles, no tanto de lo que ven los ojos”, añadió ella.

LE PROPONE MATRIMONIO

Tres años de noviazgo fueron suficientes para que ambos supieran que querían pasar el resto de su vida juntos, y Gustavo decidió dar el siguiente paso y proponer matrimonio.

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Luz, de nuevo, no le puso las cosas fáciles al enamorado.

Le dije que por la situación de nosotros, que tenemos una discapacidad, pues el trabajo es muy inestable, porque en ese tiempo trabajamos en una central de taxis cada uno y él aparte vendía escobas"

“Le dije que primero quería una casita, porque ya casados se me hacía que iba a ser más difícil, y no es como que a nosotros tengamos un trabajo oficial, seguro, que nos dé Infonavit o así, se nos complica más, por no poder ver”, relató.

Gustavo empezó a trabajar horas extras, dobles turnos de trabajo, a ahorrar lo más que pudiese para poder hacer un pie de casa para su esposa.

Cuando lo logró, recibió el sí de Luz María, y pudieron empezar a planear la boda.

“Yo estaba muy contenta, cuando me estaban maquillando, peinando, cuando me ayudaban mi mamá y hermana a ponerme el vestido, era mucha emoción, se sentía así como soñando, bien raro”, expresó.

Recuerdan ese día como algo maravilloso, y el inicio de su vida juntos que ha pasado por altas y bajas, pero que siempre ha brillado por el amor que se tienen, y el que le tienen a su hijo, quien ya es un estudiante universitario y futuro veterinario.

“Para nosotros la base de la relación ha sido la comunicación, siempre, y hemos salido adelante”, manifestó Gustavo mientras tomaba la mano de su esposa, “hemos tenido situaciones, claro, en lo económico hemos batallado muchísimo, hemos tenido etapas buenas, etapas regulares, etapas malas, también”.

Han aprendido a vivir con la discapacidad, sin ignorar todas las limitantes que esta conlleva, como es la dificultad de poder tener un trabajo estable, sobre todo, pero eso jamás los ha detenido de seguir luchando.

Para Gustavo, quien ahora está desempleado, poder encontrar un trabajo que le permita solventar los gastos de su familia es un reto con el que sigue batallando, pero aseveró que no se va a rendir hasta lograrlo.

A pesar de su discapacidad, dijo ser consciente de todas las capacidades que tiene, y desea poder demostrarlo a alguien más en un ambiente laboral, donde pueda desarrollarse.

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