Reviven mamás el dolor de perder a su ser querido en “Rancho Izaguirre” de Teuchitlán, Jalisco
“¡Está hueco, está hueco!”, grita una madre mientras pisan la evidencia.

TEUCHITLÁN, Jalisco.- Una banderilla verde dice “Evidencia, no tocar”, pero un pie la derriba y le pasa encima mientras se levanta el polvo. Es el rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, en donde se encontraron restos humanos el 8 de marzo y se presume cremaron a personas secuestradas y reclutadas por un cártel.
A la par, una madre se tira al suelo y de rodillas golpea el piso de un rincón del que se dijo en un principio, cuando el hallazgo, fue un dormitorio: “Mira, tócale aquí, mira cómo suena”, grita.

Desgarrada por la desesperación de no encontrar a su hijo, la mujer afirma que siente que en ese lugar está su desaparecido.
¡Está muerto, está muerto ahí, algo me dice aquí!, empiezo a sonar y está hueco; si no lo pueden hacer yo lo hago, con mis manos, yo lo hago”, llora mientras otras mujeres la sostienen para evitar que se desvanezca.
A la buscadora le desaparecieron a un hijo y a un sobrino y no deja de exclamar: “¡Está hueco, está hueco!”.
Ruega #buscadora por excavar en "rancho del horror"
— EL IMPARCIAL (@elimparcialcom) March 21, 2025
Una madre buscadora logra entrar al predio del #ranchoIzaguirre, en #Teuchitlán, pidiendo que le dejen excavar para encontrar a su sobrino desaparecido. pic.twitter.com/UK5Ac7CDBc
HALLA CALCETINES
Al otro extremo del cuarto que parece un galerón, un padre que busca una hija desaparecida encontró un par de calcetines en un hoyo en la tierra.
La evidencia la acabamos de sacar debajo de las piedras nosotros y eso no está clasificado como evidencia, porque se ve que no lo han revisado”, dice Everardo Herrera Martínez, padre de Sandra Herrera Fernández, una joven que desapareció en Guadalajara.
“Se ocupa hacer otra revisión exhaustiva, ellos no están trabajando, están veraneando aquí como en una casa de campo. Pediríamos una segunda revisión, que dejen entrar a los colectivos que sí trabajan, para que hagan el trabajo como se debe de hacer”, indica.
Las autoridades de la Fiscalía de Jalisco organizaron un recorrido para la prensa y los colectivos de buscadoras por petición del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, quien en la víspera aseguró que en el rancho sí se encontraron restos humanos y denunció el desaseo de la investigación local.
EL “RECORRIDO”
Pero al recorrido no se presentó ninguna autoridad para dar una explicación sobre la falta de la evidencia en el lugar, ni aclarar las dudas de reporteros y familiares de las víctimas.
En un inicio se explicó que la visita sería breve, de máximo media hora y que ingresarían en grupos de 20 personas al predio.
Sin embargo, al momento de entrar, el ingreso fue general y desorganizado; cada quien recorrió el predio como pudo.
Varias de las zonas del rancho estaban acordonadas. La que al parecer fue una cocina, pues en su interior hay un refrigerador, varias tinas grandes, y asadores.
Los que fueron los baños, inodoros desgastados, sucios; la que fue la casa principal de ventanas abiertas y habitaciones solitarias, sin las ropas ni calzado que afirman los buscadores hace trece días estaban ahí.
Y a uno de los lados, el que se presume fue espacio de adiestramiento y más al fondo, casi al final, la que parece una cocina grande, con una barra que le da vuelta a la habitación con un lavabo y en el centro, algo que pudo sostener una mesa, mientras que en el piso sobresale una enorme mancha negruzca visiblemente fresca.

En el terreno se aprecian cientos de banderillas con letreros “Evidencia, no tocar”, hoyos, zanjas y montones de una tierra fina parecida a la harina que empolva todo a su paso.
La ventisca levanta la tierra y en un momento pareciera que el predio se llena de neblina, pero es polvo que golpea las caras, lastima los ojos y se mete hasta entre los dientes.

Everardo Herrera insiste en que los calcetines que acaba de encontrar pertenecieron a un “chico” o una “chica” y que “alguna persona los va a reconocer”.
Quienes no trabajan en el predio, dice, quizás sienten “pena o algo de remover las cosas”.
“O les da asco meter sus manos en la suciedad; nosotros estamos acostumbrados a eso y más. Se está perdiendo evidencia, se está perdiendo el tiempo, tiempo valioso donde se pueden encontrar muchas cosas. Aquí estuvieron nuestros hijos, puede ser que estuvo mi hija aquí o el hijo de alguien”, afirma.
En "rancho del horror" reviven dudas y dolor
— EL IMPARCIAL (@elimparcialcom) March 21, 2025
Madres y padres buscadores regresan al predio de Teuchitlán y vuelven a revivir el dolor por sus desaparecidos, sin ver que las autoridades estén buscando indicios de lo que se presume fue un rancho operado por el crimen organizado.… pic.twitter.com/lOZIOMhDhU
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