Hombre que corrió a albañil por comer en su cochera en Mazatlán aclara que no es extranjero y da su versión de los hechos: “yo no soy gringo”

José Ignacio Lizárraga Pérez, quien confrontó a un albañil que se encontraba comiendo cerca de la zona que él considera parte de su espacio privado, aclaró su versión de los hechos tras viralizarse el incidente que ocurrió en Mazatlán.

Según su versión, lo que sucedió no fue un acto de agresión ni de discriminación, sino el resultado de una situación reiterada en la que los trabajadores de la construcción, durante su hora de comida, se reúnen en un lugar que impide el libre acceso a su domicilio y genera desorden en el entorno.

Lizárraga explicó para el medio Noroeste que su único objetivo fue pedir, de manera respetuosa y sin insultos, que el trabajador se retirara de esa área para evitar la acumulación de personas y los problemas derivados de ello.

México | Noticias de México | EL IMPARCIAL

Sheinbaum denuncia lo complicado que es para mexicanos en el extranjero votar: ¿por qué es tan difícil obtener la credencial del INE?

Lizárraga Pérez aclara que no es extranjero

Inicialmente, el video que se viralizó en redes sociales dio pie a una rápida interpretación errónea: muchos usuarios llegaron a etiquetar al hombre como “gringo” y calificaron su conducta de discriminatoria, lo que desató una ola de críticas y protestas en línea.

En respuesta, Lizárraga Pérez salió a aclarar que no es extranjero, sino un mazatleco de toda la vida, con más de 35 años de residencia en la zona.

Jamás insulté a nadie; solo pedí que no se recargaran en mi barda”, expresó para aclarar que su intención era mantener el orden y no atacar de manera personal o discriminatoria al trabajador.

Te puede interesar: Captan a turista estadounidense discutiendo con trabajador mexicano que come en la calle en Mazatlán y le pide que se retire del lugar

El video, difundido en plataformas como TikTok, capturó el momento en que el albañil, identificado en algunas versiones como Jorge, se encontraba tomando su almuerzo en lo que era una zona de tránsito peatona.

Para Lizárraga Pérez, este acto, lejos de ser un abuso hacia el trabajador, se había convertido en una molestia recurrente, pues la presencia de los albañiles en ese lugar bloqueaba el acceso a su cochera.

Además, compartió que en ocasiones anteriores ha manifestado que la actividad de la construcción cercana le ha ocasionado otros inconvenientes, como daños materiales a su propiedad (por ejemplo, cuando el cemento caía sobre el vehículo de su esposa, lo que llevó a una indemnización por parte de la aseguradora).

La reacción en redes fue inmediata y polarizada. Mientras algunos sectores de la ciudadanía se solidarizaban con el albañil, entendiendo el episodio como un ejemplo de abuso de poder o discriminación contra los trabajadores, otros defendían el derecho del propietario a exigir el uso correcto de su entorno.

Esta controver

sia incluso llevó a acciones de protesta frente a la vivienda de Lizárraga Pérez, donde grupos de ciudadanos se congregaron, organizaron “comidas colectivas” y, en algunos casos, arrojaron huevos sobre la fachada de su casa como muestra de rechazo a lo que ellos consideraban un comportamiento irrespetuoso hacia quienes laboran en la construcción.