Expertos advierten aumento de niveles de amoníaco en aire de la CDMX
Estudios realizados en Estados Unidos y Canadá demuestran que a partir de 1990 su presencia se ha incrementado dramáticamente; es decir, cada vez hay más en el aire.
CIUDAD DE MÉXICO.- La mala calidad del aire en la Ciudad de México es un tema recurrente, porque a pesar de las diversas medidas que han tomado las autoridades en conjunto con la ciudadanía es un problema que no parece terminar.
Investigadores expertos en el tema se han encontrado en sus recientes investigaciones que la cantidad de amoníaco (NH3) presente en el aire que se respira en la CDMX ha ido en aumento en la última década.
Jennifer Murphy, investigadora de la Universidad de Toronto, advirtió que este tema está siendo poco analizado a pesar de que este compuesto forma parte de la lluvia ácida y de que su presencia en la Ciudad de México es alta.
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Murphy, durante su participación en la conferencia "Panamá actual de las ciencias atmosféricas y del cambio climático", realizado por parte del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), aseguró que es vital realizar estudios locales, regionales y globales, así como sus impactos a largo plazo.
Investigaciones realizadas “por los expertos de la UNAM muestran importantes incrementos en la cantidad de amoníaco en los últimos diez años en la Ciudad de México… Así que vemos que la CDMX es un lugar donde se incrementan constantemente estas emisiones, lo que debe ser un objetivo de revisión para indagar si esto está vinculado solo a las emisiones o cambios en las partículas”, comentó.
Actividades agrícolas
La experta en estudios del nitrógeno activo compartió algunos de los resultados de sus investigaciones con estudiantes e investigadores del ICAyCC. Detalló que el amoníaco atmosférico es un compuesto formado por un átomo de nitrógeno y tres de hidrógeno, que se genera especialmente en los trópicos o cerca de ellos debido a las actividades agrícolas por la aplicación de fertilizantes ricos en nitrógeno, utilizados para la producción de alimentos y en las granjas donde se crían pollos, cerdos o reses.
En su charla sobre el impacto del amoníaco en la calidad del aire y del clima alrededor del mundo, la doctora en Química destacó que al hablar de emisiones contaminantes, además del dióxido de oxígeno o el ozono, el amoníaco también ha sido reportado como parte de la lluvia ácida.
Estudios realizados en Estados Unidos y Canadá demuestran que a partir de 1990 su presencia se ha incrementado dramáticamente; es decir, cada vez hay más en el aire. En el caso de México, la investigadora mostró los registros de la capital del país de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, la cual reporta en su sitio de internet que en 2016 se emitieron 1.39 millones de toneladas de contaminantes criterio (los que se deben monitorear), de los cuales 47 mil 717 toneladas son de amoníaco.
La campaña llamada Megacity Initiative: Local And Global Research Observations (MILAGRO), coordinada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts y en la que participó el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM–, se realizó del 1 al 30 de marzo de 2006 en tres principales locaciones (el Instituto Mexicano del Petróleo; la Universidad Tecnológica de Tecámac en el Estado de México; y el Rancho La Biznaga, en Hidalgo), mediante la cual se revisaron las emisiones de los principales gases invernadero, incluyendo amoníaco y sus derivados nitrogenados.
No he realizado ningún trabajo en México, pero he revisado las mediciones de amoníaco, especialmente las obtenidas por el proyecto MILAGRO en 2006, donde se observa que hay grandes cantidades de amoníaco, pero no muchos de sus derivados como el óxido nitroso”, comentó la investigadora.
Niveles de NH3 en la Ciudad de México
A esto se suma, dijo, el estudio “Measurement report: Evolution and distribution of NH3 over Mexico City from ground-based and satellite infrared spectroscopic measurements”, de Beatriz Herrera del ICAyCC, publicado recientemente por la revista Atmospheric Chemistry and Physics, de la Unión Europea de Geociencias.
En este trabajo se midió el NH3 atmosférico sobre la Ciudad de México de 2012 a 2020 por medio de espectroscopia de absorción solar terrestre revisando las columnas totales de amoníaco, datos que fueron comparados con los del Interferómetro de Sondeo Atmosférico Infrarrojo.
Entre los hallazgos están que la mayor parte del NH3 medido en la estación urbana proviene de fuentes locales, mientras que el observado en el sitio remoto probablemente fue transportado desde la ciudad y las áreas circundantes.
Basado en lo que se puede ver por los datos de Beatriz y que otros han dado, parece que el nivel de amoníaco es alto en la Ciudad de México y los datos de MILAGRO muestran que las partículas no son muy sensibles al amoníaco, porque tienen un exceso en la base y después niveles más bajos como los sulfatos de nitrato. De hecho, reducir el amoníaco no es la forma más eficiente de reducir las partículas contaminantes, sería más eficiente reducir la presencia de otros gases que reaccionan con él”, consideró Murphy.
En la Ciudad de México parece que hay demasiado “y no es lo que querríamos para reducir la contaminación ambiental, pero hay justificación por la acidificación del agua y la acidificación del suelo”, añadió la especialista canadiense.
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