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Miguel Córdova "Angie": La triste historia del joven que se volvió viral tras declaraciones por desplome de la Línea 12 del Metro de la CDMX

Miguel dijo que Altagracia, nombre real de la cantante<a href="%(link0)" target="_blank"> Ana Bárbara</a>, fue su gran amiga cuando vivió en Monterrey y que la conoció en el jaripeo.

Miguel Córdova "Angie": La triste historia del joven que se volvió viral tras declaraciones por desplome de la Línea 12 del Metro de la CDMX

CIUDAD DE MÉXICO.-Miguel Córdova, el joven en condición de calle que se volvió viral tras sus declaraciones en el desplome de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, fue entrevistado de nuevo.

Córdova dijo que es originario de Tabasco, y que viene de una familia de 9 hermanos.

"Yo salí de Tabasco a los 6 años de edad. Pasaron cosas en mi vida con mi papá que no me gusta hablar de ello porque me duele mucho, pero todavía no las saco de mi cerebro", contó Miguel al medio Ruido en la Red.

El muchacho de 36 años, señaló que desde hace más de 10 años vive en Tláhuac, y que siempre ha tratado de sobrevivir vendiendo latas, cartones, pero sin hacer daño a nadie.

Sobre su nombre, indicó que no le gusta que le digan Miguel, porque le trae muy malos recuerdos, que le gusta que lo llamen "Angie", como su abuela.

"Mi primer nombre es Miguel pero yo soy conocido como Angie", señaló.

Detalló que su abuela se llamaba Angélica Bernardo Estéban, y que fue "una hermosura de mujer".

Ella era de Veracruz y se fue a vivir a Tabasco porque se casó, yo no conocí a mi abuelo pero se llamaba Jacinto Córdoba García y este... mi abuelo no sabía leer, hablaba chontal, como hablo yo, mi lengua natal. También hablo chontal, maya, soque, zapoteco y mazateco".

Sobre la muerte de su abuelo dice que se fue a pescar tomado con un tío y se cayó del cayuco (trajinera) una especia de lancha.

Sobre su abuela dice que fue una grn mujer.

"Mi abuela Angie, una gran mujer, ella siempre usaba sus vestidos largos, con un cinturón en medio. Ella tuvo casi 14 hijos y dos gemelas que fallecieron", aseguró.

Angie, dice que no tuvo infancia, y que cuando salió de su pueblo natal se tuvo que enfrentar a un mundo que "no conocía".

"A los 6 años me vine solito, en chanclas, en short, y me trajo el señor del tráiler, me dijo aquí te dejo hijo... Me acuerdo que me dio un billete de 10 pesos con la figura de Emiliano Zapata. Nunca volví a ver a ese señor", agregó.

El joven dice que cuando llegó a la Ciudad de México tuvo que alimentarse de la basura, y tiempo después conoció a un gran señor.

"Ya murió, se llamaba José Víctor, me decía yo me dedico a trabajar en asilos de ancianos, ¿quieres trabajar conmigo? , te dejo mi tarjeta. Ese día me dejó jamón y otros chicos más grandes que yo me lo quitaron, me siguieron y ya dejé tirado el jamón y ahí se me fue la tarjeta, y ahí lo perdí".

Dice que ante la vida de ha defendido a capa y espada, y que hoy trabaja en lo que se le presente.

"A pesar de todo he sido feliz, sí extraño a mi familia, de repente llega la noche y me llega la nostalgia, quiero saber si todavía vive Micaela... Me acuerdo exactamente de todos mis hermanos, de sus nombres... La última vez que me enteré que me escondieron la muerte del viejo, yo así le decía a mi papá que se llamaba Anastasio Córdova, y me quedé con eso... De toda mi familia, de mi descendencia, solo conozco a mi primera sobrina que se llama Litzy de Jesús, es la hija de mi hermana Cristina", contó.

Se leía una gran cantidad de libros

Angie dice que vivió en Guanajuato y ahí trabajó en un asilo.

"Trabajé lavando ropa, en las tinas yo bailaba con todas las ropas... Luego trabajé en áreas de cocina, de limpieza. En Labanderías viví unos años muy felices, ahí estudié la primaria. Me metía yo al zótano que hay debajo de ese asilo porque todavía existe, se llama San Vicente, en el mero Centro de Salamanca (Guanajauto), ahorita lo manejan unas monjas, en el zótano había una biblioteca, ahí me devoraba libros intentando de empezar a aprender a leer, de ahí agarré el gusto por los libros, por saber de historia... a mí me encanta todo lo antigüo", afirmó.

"Leía libros de Sor Juana Inés de la Cruz, Teresa de Ávila.. todos.. y no hablando de religión, sino de simplemente literatura.. Viví momentos felices y me regresé a la Ciudad de México, tenía 16 años, luego me fui a Tijuana".

Fue amigo de Ana Bárbara

Miguel dijo que Altagracia, nombre real de la cantante Ana Bárbara, fue su gran amiga cuando vivió en Monterrey y que la conoció en el jaripeo.

"Fue mi gran amiga, y yo le dije que no me rajo y aquí sigo, aquí estoy. Te amo (le mando decir a Ana Bárbara)... ese es el nombre de Ana Barbis (Altagracia), con ella viví experiencias muy hermosas, que lo que no viví en mis experiencias de niñez ella me las dio y me recompenzó a los 16 años. Con mucho respeto, fue mi gran madre, después de la otra".

El joven dice que se va de un lugar a otro cuando ya no se siente tranquilo, porque empieza a sentir miedo de que la gente le va a hacer algo, "pero por ahora ya está cansado de viajar tanto".

"Hoy me levanto y digo que sea lo que Dios quiera. Yo soy feliz con 5 pesos en la bolsa, con eso puedo hacer maravillas: Un peso de tortilla, un peso de chilito, y le pido que me regalen sal y un limón y me sobran dos pesos para un Tang (bebida en sobre) o un Zuko y con eso aguanto todo el día, y me siento feliz, la tristeza la llevo por dentro, pero esa nunca se me va a quitar porque hay cosas que el cerebro nunca olvida, pero dice un dicho "ni le hagas tanto caso a tu motor ni a tu cerebro porque éste con éste se pelan a cada rato, mejor dales por su lado a cada quién y sigue moviendo el esqueleto".

Las cosas que lo hacen feliz

El muchacho dice que escuchar y cantar canciones de Rocío Jurado, Amanda Miguel y ver películas de Cantinflas es de lo que más disfruta y lo hace feliz.

"Una vez gané 60 pesos vendiendo botes, con eso me fui a un Internet a ver una película de la India María, la del Coyote Emplumado, me reí como nunca, hasta el encargado me preguntó que si estaba bien. Terminé la película, escuché mi canción más favorita, que esa siempre me ha gustado y me emociona, es con Prisma, con las Alas Rotas. Esa canción me da fuerza para seguir todos los días".

Comer como rey

Para él comer como rey, indica, es lograr poder consumir un día tortilla con su salsa, su chilito, con frijoles o nopales y arroz.

Su familia

Miguel dice que no tiene de cerca a su familia, sin embargo, les manda mucho cariño.

"No los tengo cerca, y hasta que este cuerpo deje de caminar nunca voy a dejar de bendecir a todos los de mi sangre... sí los extraño... que Dios los guarde, los cuide, y que de mí no se olviden si les queda un poquito de espacio. Siempre le digo así, si ellos no queiren saber de mí, no me queiren, me hicieron lo que me hicieron... yo los quiero, y los extraño, tampoco puedo ser de piedra, de repente también me gana, pero me gana más las ganas de vivir, esa es mi pasión: Vivir", señaló Angie.

"Nos olvidamos como seres humanos"

En su entrevista para Ruido en la Red declaró que hay gente que no está esperanzada a un apoyo social, que vive al día, pero como sociedad no estamos olvidando de ellos, de los que menos tienen.

"Nos olvidamos de los que menos tienen, nos olvidamos como seres humanos, hay gente que gracias al esfuerzo tiene una vida cómoda y se dan el lujo de desperdiciar cosas... bueno, esa es una vida, pero si no ayudas, tampoco critiques y deseches, porque yo lo he vivido, nos hacen menos, ah, pero llega la época de elecciones y hasta plantitas te regalan cuando empienzan su camapaña, cuando ya ganan se olvidan. Si entre nosotros no nos ayudamos ¿quién más va a ayudar a otro? Yo hago siempre una comparación: Cuando la gente necesita de alguien menos hasta le ponen alfombra de pétalos de flores... ni los gatos son tan desunidos como nostros, cuando uno se lastima el otro lo ayuda, a eso se le llama unidad. Si quieres tener éxito está muy bien, y qué bueno, pero si alguien de atrás requiere ayuda, ayúdalo si puedes", dijo.

Dice que ante la vida de ha defendido a capa y espada, y que hoy trabaja en lo que se le presente.

Sobre la tragedia de Metro en la CDMX

Angie declaró que las autoridades no están mirando hacia abajo, y que se están fijando en lo que se llevan en la bolsa porque ya se van.

"Al principio sí mucho amor, mucha sociedad... ahorita todas las propagandas que hay, ¿cuánto no se gastan en eso?"

"Ahora lo que pasó, pues ya pasó... con darle las condolencias a los que cayeron, con darles una monedita no vas a regresar la vida de nadie, no se va a tener la misma confianza de volver a subirse a un transporte así, porque a qué hora me voy a caer. Yo no me subo, desde que empezó este yo no me subo, soy más seguro caminando".

Por último comentó que la vida es bella y hermosa y que hay que apoyarnos los unos entre los otros.

"Doy gracias por haberme hecho sentir que aún soy parte de esta sociedad. Les deseo todo lo mejor, y simplemente hay que vivir la vida, echémosle ganas, hemos podido salir -en la historia de nuestro país- adelante. Cuando vinieron los españoles de refugiados , ¿quién les abrió lo brazos? México; ahora nos toca apapacharnos a nosotros mismo como país, como lo hicimos también con los judíos".

"Sonríele a la Vida, que la vida te sonríe siempre", finalizó.

El relato que lo volvió viral

"Se esuchó como si tronara un fierro, se cimbró la banqueta", narró Miguel Córdova Córdova, persona en situación de calle que suele dormir bajo el puente de la estación Olivos, cuya estructura colapsó y derivó en la tragedia de la Línea 12 del metro de la CDMX.

"Venía de vender botellas, me regresé por mi cobija, como a las 9:30 estaba con unos amigos platicando cuando se cimbró muy feo, se movió y salimos corriendo, ni siquiera jalamos nuestras cobijas", detalló Miguel, como testigo del colapso, para Ruido en la Red.

"Se vio como se vino el metro hacía abajo en dos. Se hundió. Una desesperación de gente horrible, no le deseó a nadie que lo vea. No me gusta platicar de esto, lo que viví fue horrible, gracias a la bendición de Dios sigo vivo", agregó Miguel.

Miguel, quien se dedica a recolectar botellas y venderlas, contó que aunque es de Tabasco, tiene 10 años viviendo en la zona de Tláhuac, donde vecinos "siempre inconformes" porque la estructura "desde su principio, nunca estuvo nada bien".

Finalizó diciendo que venía llorando desde La Nopalera (estación de metro contigua a Olivos) pensando en la gente que a "lo mejor no se despidió de su familia".

"Y por una idiotez, perdón lo digo así, de nuestras autoridades que quieren llevarse dinero a la bolsa, compran materiales de mala calidad y ahí están las consecuencias. Y ahorita que vienen las elecciones se van a echar la bolita, ¿Y los que pagamos? Los más pobres", sentenció.

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