"No podemos aplaudir la venganza en el caso de los asaltantes de la combi": Alejandro Hope
En su columna para El universal, señaló que "la justicia por propia mano puede acabar mal de mil maneras distintas".
CIUDAD DE MÉXICO.-Cansados de la inseguridad que se vive día a día en el transporte público del Estado de México, pasajeros de una combi que circulaba sobre la carretera federal Texcoco-Lechería, golpearon a un hombre que pretendía despojarlos de sus pertenencias la tarde del viernes.
La cámara instalada en el vehículo concesionado de la ruta 83, que ofrece el servicio en la región de Texcoco, captó cuando dos hombres jóvenes le hicieron la parada al conductor cuando circulaba por la vialidad que comunica a comunidades de la zona oriente con la capital del país.
Cuando se abrió la puerta del automotor, los dos hombres les gritaron groserías a los pasajeros.
Sin embrago, la estrategía de los agresores falló y los pasajeros aprovecharon el error para detener a uno de los delincuentes y golpearlo hasta cansarse.
Ante estos hechos, el experto en seguridad Alejandro Hope dijo que lo que se vivió en la combi es preocupante.
En su columna para El universal, señaló que "la justicia por propia mano puede acabar mal de mil maneras distintas".
"Esto debería de preocuparnos. En el incidente de la combi, el asaltante podría haber ido armado con cuchillo o pistola, generando una confrontación con consecuencias letales", indicó Hope.
Agregó:
"O sus cómplices podrían haber alcanzado al vehículo y repelido a balazos a los pasajeros. O, en circunstancias ligeramente distintas (en un paradero, por ejemplo), las víctimas enfurecidas podrían equivocarse de persona y acabar linchando a alguien ajeno a los hechos. Esto último no es una preocupación hipotética: hace algunos años, unos encuestadores del INEGI estuvieron cerca de ser asesinados en una comunidad rural de Puebla al ser acusados (falsamente) de secuestrar niños".
Dijo que no podemos celebrar lo ocurrido en esa combi.
"No podemos aplaudir la venganza. No podemos ver con buenos ojos que una turba muela a golpes a una persona, así se trate de un asaltante, un asesino o un violador. No podemos adoptar la ley del talión como código ético, así sea por imperativo categórico o por cálculo egoísta: no sabemos si algún día no seremos nosotros, por la razón que sea, el objeto de la furia incontrolada de una multitud".
Por último afirmó que "mientras no haya justicia, se van a seguir multiplicando los actos de furia y venganza".
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