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Kermit Beahan, el hombre que lanzó la bomba atómica en Nagasaki y que dijo nunca se disculparía

La bomba que lanzó Beahan fue la última bomba atómica lanzada sobre seres humanos, y en 1985, el 40 aniversario del atentado, dijo que esperaba conservar esa dudosa distinción.

HOUSTON.-Kermit Beahan, el bombardero que lanzó la bomba atómica en Nagasaki, Japón, el 9 de agosto de 1945, que mató a unas 70 mil personas, falleció a los 70 años tras sufrir un paro cardíaco.

Beahan murió el 9 de marzo de 1989, un día después de que se sometiera a una cirugía de próstata en un hospital en Nassau Bay, cerca de su casa en los suburbios de Clear Lake.

La bomba que lanzó Beahan fue la última bomba atómica lanzada sobre seres humanos, y en 1985, el 40 aniversario del atentado, dijo que esperaba conservar esa dudosa distinción.

Dijo que nunca se disculparía por su acto que fue seguido por la rendición japonesa, y agregó que 25 japoneses lo buscaron hace unos años y le dijeron que el atentado era la ″ mejor manera de salir de un lío infernal ″.

Beahan se convirtió en bombardero en el Cuerpo Aéreo del Ejército después de desistir como candidato a piloto.

Participó en 40 misiones en Europa, incluidas las primeras incursiones de aviones B-17. Su unidad B-17 fue comandada por Paul W. Tibbets, quien luego reunió al equipo que lanzó dos bombas atómicas sobre Japón.

Además de lanzar la segunda bomba atómica, Beahan estaba a bordo de un avión que escoltaba al Enola Gay, el avión de Tibbets que lanzó la primera bomba, en Hiroshima el 6 de agosto de 1945.

Beahan recordó el atentado de Nagasaki en una entrevista con el Houston Chronicle.

″ Vi una nube en forma de hongo burbujeando y parpadeando en naranja, rojo y verde ″, declaró. ″ Parecía una imagen del infierno. El suelo mismo estaba cubierto por un humo negro y ondulado. Me dijeron que el área sería destruida, pero no sabía el significado de una bomba atómica ″.

Beahan se retiró de la Fuerza Aérea como teniente coronel en 1963 y trabajó para Brown & Root Inc., una empresa de ingeniería y construcción con sede en Houston, como redactor técnico hasta que se retiró en 1985.

Nagasaki pide al mundo 75 años después que su ataque nuclear sea el último

La ciudad nipona de Nagasaki, la segunda y hasta ahora última destrozada por una bomba atómica, conmemoró este domingo el 75 aniversario del ataque con un llamamiento a la abolición de las armas nucleares.

Hago un llamamiento a todos en todo el mundo. Hay innumerables maneras de involucrarse en el trabajo por la paz", invocó el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, que señaló a las armas nucleares, el cambio climático y las pandemias como amenazas de alcance global.

Tras una simbólica ofrenda floral y de agua, en homenaje a las víctimas que rogaban por beber, varios centenares de personas dentro y fuera del acto oficial guardaron un minuto de silencio a las 11:02, la hora exacta de la explosión hace 75 años.

UN PACIFISMO HETEROGÉNEO

Hasta pocos minutos antes, varias decenas de religiosos oraban mediante cánticos y mantras en las inmediaciones, mientras cuatro concentraciones con poca afluencia protestaban contra las armas nucleares, las guerras o los gobiernos y algunos curiosos tomaban fotografías del panorama.

Todos se pusieron en pie llegado el momento y guardaron silencio frente al monumento que señala el epicentro de la explosión. Solo se escucharon entonces el tañido de una campaña y el canto de las cigarras.

"Hemos venido aquí hoy para rezar por la paz. No más guerras, no más bombas atómicas. Queremos ser amigos de gente de todas partes del mundo. Queremos propagar vibraciones pacíficas", aseguró a Efe la japonesa Michiyo Nishii, que paseaba por el parque con un carrito de bebé junto a su sonriente marido, Takeo.

Este matrimonio se unió a los suaves movimientos de una coreografía grupal que ejecutaron una decena de bailarinas con vestidos amplios de colores claros tras el minuto de silencio frente al cenotafio por las víctimas, mientras un hombre cantaba con su guitarra la canción pacifista "Imagine", de John Lennon.

La escena fue fotografiada por el estadounidense Erik Hansen, de 34 años, que visitó Nagasaki para experimentar por primera vez tras diez años viviendo en Japón una ceremonia por la paz de este tipo.

"Los bombardeos de los Estados Unidos en Japón fueron una atrocidad. Esta conmemoración es una oportunidad única de conectar con eso y curarlo de alguna manera. Siento que expandir la habilidad para empatizar con personas de orígenes muy diferentes es parte de la construcción como ciudadano global", aseguró Hansen a Efe.

PETICIÓN DE DESARME NUCLEAR EFECTIVO

En la declaración leída en la ceremonia oficial en memoria de las víctimas, el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, pidió a los países que participarán en la próxima conferencia para la revisión del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) "que muestren un camino factible hacia el desarme nuclear efectivo".

Taue recordó que 2020 marca medio siglo desde la entrada en vigor de este tratado, pero que "en los últimos años han aumentado los movimientos de los estados poseedores de armas nucleares para retractarse de la promesa de desarme nuclear".

Como ya hiciera su homólogo en Hirsohima hace tres días, en el aniversario del primer ataque nuclear de la historia, Taue hizo un llamamiento al Gobierno japonés y a las potencias nucleares para que firmen cuanto antes el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, a la espera de 50 ratificaciones (lleva 43) para su entrada en vigor.

"Entre los estados con armas nucleares y los países bajo el paraguas nuclear ha habido voces que declaran que es demasiado pronto para un tratado de este tipo. Eso no es así. Más bien, las reducciones de armas nucleares llegan demasiado tarde", dijo Taue.

El alcalde de Nagasaki se preguntó si 75 años de relatos de los supervivientes "hibakusha" en primera persona de los horrores que provocan las armas nucleares no son suficientes para abolirlas.

"Si, al igual que con el novedoso coronavirus, que no temíamos hasta que comenzó a propagarse entre nuestro entorno inmediato, la humanidad no se da cuenta de la amenaza de las armas nucleares hasta que se vuelvan a utilizar, nos encontraremos en una situación irreversible", declaró Taue.

A ESCALA REDUCIDA

La ceremonia de este año se celebró en una escala reducida por las medidas contra la propagación de la COVID-19, con unos 500 asistentes, frente a los alrededor de 5.200 del año previo.

El superviviente de la bomba atómica o "hibakusha" Shigemi Fukahori narró durante este acto su experiencia, la muerte de sus hermanos y muchos compañeros y el "terror" que sintió en días posteriores pensando que él sería el siguiente.

"No quiero que nadie más se sienta como yo me sentí en aquel entonces", dijo Fukahori, que insistió en que Nagasaki fuese la última ciudad en sufrir un ataque nuclear.

Aunque no viajó hasta Japón, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se hizo presente a través de un mensaje en el que recalcó que 75 años es "mucho tiempo" para "no haber aprendido todavía sobre el peligro de las armas nucleares a través de los 'hibakusha'".

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, reiteró el compromiso de Japón para lograr un mundo sin armas atómicas pero, al igual que en Hiroshima, evitó referirse al pacto para prohibir estas armas, del que no es signatario. Japón es uno de los países que se encuentran bajo el paraguas nuclear de los Estados Unidos.

 

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