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El asesino en serie William Reece se declaró culpable de tres asesinatos que estaban sin resolver

Las impactantes declaraciones de los familiares reflejaban el duelo entre la furia y el "agradecimiento" por haber dicho la verdad, después de tantos años, sobre lo que les sucedió a las víctimas

Un asesino en serie que ya estaba en el corredor de la muerte en Oklahoma, se declaró culpable de tres asesinatos sin resolver en Texas y fue sentenciado a cadena perpetua.

William Lewis Reece, de 62 años, se declaró culpable por primera vez en un tribunal de Galveston por los asesinatos en 1997 de Laura Smither, de 12 años, y Jessica Cain, de 17. Luego fue trasladado a la cercana Angleton para declararse culpable de la desaparición y asesinato de Kelli Cox, de 20 años.

En cada uno de los tres casos, Reece recibió cadena perpetua que no puede apelar.

Veinticinco años es un tiempo terriblemente largo para esperar justicia, y hubo varios años allí en los que realmente pensamos que nunca veríamos este día”, dijo la madre de Laura Smither, Gay Smither, según KPRC.

En 2016 Reece cumplía una sentencia de prisión de 60 años por el secuestro de Sandra Sapaugh en Texas en 1998, cuando comenzó a cooperar con las investigaciones de los otros casos.

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Sus víctimas

En 2021, fue condenado a muerte por el asesinato de Tiffany Johnson, de 19 años, en 1997, en la ciudad de Oklahoma.

Reece llevó a cabo la ola de asesinatos en Texas y Oklahoma durante un período de cinco meses en 1997, después de haber cumplido 10 años en la prisión estatal de Oklahoma por violar a dos mujeres.

Smither no regresó de un trote matutino en Friendswood en abril de 1997. Sus restos fueron encontrados más de dos semanas después, a unas 30 millas de distancia, en un estanque de retención en el sur de Houston.

El 15 de julio de 1997, Kelli Cox, una estudiante de criminología de 20 años de la Universidad del Norte de Texas, salía de un recorrido por una cárcel de Denton cuando descubrió que había dejado las llaves en su automóvil, informó Fox 26.

Cox caminó hasta una gasolinera cercana para llamar a su novio, pero nunca más se le volvió a ver con vida, dejando atrás a una hija pequeña, según narra el NY Post.

Sólo dos semanas después, en Bethany, Oklahoma, Tiffany Johnston, una recién casada de 19 años, fue secuestrada en un lavado de autos. Su cuerpo fue descubierto al día siguiente en un campo en Yukón; había sido violada y estrangulada.

En agosto de 1997, Jessica Cain fue a una fiesta para celebrar su actuación en un musical de secundaria. Más tarde, su camioneta fue encontrada abandonada cerca de su casa en Tiki Island, Texas.

En octubre de ese año, Reece fue arrestado por el secuestro agravado de Sapaugh y fue declarado culpable de ese delito en 1998, con una condena a 60 años de prisión.

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Quería una sentencia más indulgente y comenzó a cooperar

Mientras cumplía su condena en Texas, los investigadores de Oklahoma vincularon a Reece con la violación y el asesinato de Johnston, siendo acusado también por ese caso.

Con la esperanza de obtener una sentencia más indulgente, Reece comenzó a hablar con las autoridades y confesó los asesinatos en Texas después de que se le prometiera que los fiscales no buscarían la pena de muerte.

En la primavera de 2016, Reece llevó a la policía a los restos de Cain en un pastizal en el sur de Houston, y a los restos de Cox en el condado rural de Brazoria.

Declaraciones de familiares

En la corte, a finales del mes de junio, algunos de los familiares de las víctimas dieron declaraciones impactantes, describiendo la angustia de su pérdida.

Gay Smither, la madre de Laura, agradeció al asesino de su hija por contarle la verdad sobre lo sucedido y le dijo que lo perdonaba, luego, claro, de languidecer en “una prisión de ira y rabia”.

Alexis Bynum, la hija de Cox, tenía sólo 19 meses de nacida cuando su madre fue asesinada. Ella dijo que había pasado años buscando a su madre desaparecida.

Al final del día, podemos cerrar el capítulo sobre esta parte y no tener que preocuparnos de que lastime a nadie más”, dijo Bynum.

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