Canibalismo en Stutthof: Sobreviviente del Holocausto testifica sobre su vida en el "infierno"
El desgarrador testimonio de la sobreviviente al Holocausto, de ahora 93 años, es el último avance en el juicio de Irmgard Furchner, quien trabajó como secretaria en el campo de concentración de Stutthof desde junio de 1943 hasta abril de 1945
Una sobreviviente del Holocausto habló el pasado martes ante un tribunal en Alemania cómo fue los reclusos hambrientos se alimentaban de las partes del cuerpo otros prisioneros muertos para mantenerse con vida.
Hablando a través de una conexión de video desde su casa en Australia, Risa Silbert, de 93 años, le contó al Tribunal Regional de Itzehoe, en Shleswig-Holstein, sobre las atrocidades diarias a las que ella y otros prisioneros se enfrentaban cuando estuvieron en el campo de concentración de Stutthof.
Stutthof fue un infierno”, dijo. “Tuvimos canibalismo en el campamento. La gente tenía hambre y descuartizaban los cadáveres y querían sacar el hígado”.
Nacida en una familia judía en Klaipėda, Lituania, en 1929, Silbert fue llevada a Stutthoff, en Polonia, con su madre y su hermana en agosto de 1944, mientras que su padre y su hermano fueron asesinados en 1941 por colaboradores alemanes.
Durante su estadía en el campo, se forzaba a los prisioneros a presentaran a las 4 o 5 de la mañana; los guardias azotaban a los que estaban demasiado débiles para obligarlos a ponerse de pie, aun cuando no podían.
Ninguno de nosotros fue llamado por su nombre”, testificó Silbert. “Simplemente nos llamaban 'bastardos'”.
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El infierno
Una epidemia de fiebre tifoidea significó una gran cantidad de cadáveres tirados por todas partes. En un momento, Silbert y su hermana se escondieron debajo de los cadáveres para evitar a los soldados de las SS.
La madre de Silbert murió de tifus en enero de 1945, una de las más de 60 mil personas que murieron en el campo desde que fue fundado en 1939. A mediados de abril de ese año, cuando el poder de la Alemania nazi decayó, los reclusos restantes fueron llevados 53 kilómetros al este de la ciudad de Danzig, donde luego fueron enviados a través del Mar Báltico a Holstein.
Los prisioneros fueron liberados por soldados británicos el 3 de mayo.
Juicio de Irmgard Furchner
El desgarrador testimonio de Silbert es el último avance en el juicio de Irmgard Furchner, quien trabajó como secretaria en Stutthof desde junio de 1943 hasta abril de 1945.
Furchner, que ahora tiene 97 años, está acusada de ayudar en el asesinato de más de 11 mil personas durante su permanencia en el campo de concentración. Está siendo juzgada como menor de edad porque tenía menos de 21 años en el momento de los presuntos delitos.
A pesar de que recibió cartas y mensajes de radio diarios del comandante de Stutthof, Paul Werner Hoppe, Furchner afirma que no tenía conocimiento de los planes asesinos del campo.
Hablando con Der Spiegel el otoño pasado, su abogado defensor Wolf Molkentin postuló lo siguiente:
Mi cliente trabajó en medio de hombres de las SS que tenían experiencia en violencia; sin embargo, ¿eso significa que ella compartió su estado de conocimiento?... Eso no es necesariamente obvio”, argumentó.
Ignorancia dudosa
La supuesta ignorancia de Furchner es cuestionada por la acusación de que su esposo, un exsoldado de las SS que testificó en 1954 que sabía que los prisioneros estaban siendo asesinados en el campo.
El historiador Stefan Hoerdler, otra voz destacada en el caso, alegó que Furchner escondió a los soldados de las SS en su apartamento después de la guerra, incluido Hoppe.
Hoppe, quien murió en 1974, cumplió sólo nueve años de prisión en la década de 1950 por ser cómplice de asesinato.
Furchner fue esperada por primera vez en la corte en septiembre pasado. En una carta manuscrita al juez, la nonagenaria dijo que no deseaba comparecer “por mi avanzada edad e impedimentos físicos”.
Quiero ahorrarme las vergüenzas y no quiero convertirme en el hazmerreír de la humanidad”, escribió.
Desprecio hacia el estado de derecho
La fecha de la corte de Furchner se retrasó aún más cuando se escapó de su hogar de ancianos en las afueras de Hamburgo sólo unas horas antes de que comenzara el juicio.
Furchner, que inicialmente escapó en taxi, fue detenida unas horas más tarde y retenida bajo custodia, donde un médico la consideró apta para ser juzgada.
En ese momento, Christoph Heubner, del Comité Internacional de Auschwitz, dijo a la prensa que las acciones de Furchner habían “mostrado un desprecio increíble hacia el estado de derecho, así como hacia los sobrevivientes del Holocausto”.
Según Associated Press, el caso contra Furchner se basa en el precedente legal alemán de que cualquier persona que ayudó a operar los campos de concentración nazis puede ser responsable como cómplice de los crímenes cometidos allí, incluso sin evidencia directa de participación en un incidente específico.
Justicia por el Holocausto
El enjuiciamiento particular de Furcher fue posible gracias a la condena en 2011 de John Demjanjuk, un exsoldado del Ejército Rojo que fue capturado por los alemanes y entrenado como guardia de las SS antes de ser destinado al campo de exterminio de Sobibór.
Después de un juicio de 18 meses, durante el cual un experto nazi lo llamó "el más pequeño de los pececitos", Demjanjuk fue sentenciado a cinco años de prisión por su papel en ayudar e incitar a la muerte de 28 mil 60 judíos.
El juez en el caso de Demjanjuk dictaminó que, independientemente de lo pequeño que haya sido el papel de una persona, era un "engranaje" en la "maquinaria de destrucción" y debería ser considerado responsable.
A principios de este mes, The Post informó sobre los esfuerzos de Alemania para resolver cómo los cómplices nazis restantes, todos ellos de 90 años o más, enfrentarán la justicia por el Holocausto.
Terror nazi
Orquestado por el Führer Adolf Hitler, el reino de terror nazi vio el asesinato de al menos 6 millones de judíos, así como de 5 millones de polacos, civiles soviéticos y prisioneros de guerra, romaníes, homosexuales, testigos de Jehová y afroalemanes.
En junio, el Tribunal Regional de Neuruppin condenó a Josef Schütz, de 101 años, a cinco años de prisión por su papel en la muerte de más de 3 mil prisioneros en el campo de Sachsenhausen.
Al igual que Furchner, Schütz negó con vehemencia las acusaciones. Es poco probable que cumpla algún tiempo en prisión debido al largo proceso de apelación.
Vívido cuadro de horrores
Sin embargo, mientras los acusados continúan tratando de evadir la justicia, el testimonio de los sobrevivientes pinta un cuadro vívido de los horrores infligidos a los reclusos.
Hablando en el juicio de Furchner en diciembre pasado, el sobreviviente de Stutthof, Joseph Salomonovic, de 83 años, testificó que “Tal vez [Furchner] tiene problemas para dormir por la noche”.
Por su parte, Risa Silbert dice que todavía tiene cicatrices físicas de las palizas en el campamento. También insistió en que Furchner se declarara culpable de sus crímenes.
Si trabajaba como secretaria del comandante, sabía exactamente lo que pasó”, dijo Silbert.
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