¿De dónde viene la tradición de dar a la Virgen María el título de generala en los ejércitos de América Latina?
La Virgen Generala es parte de la historia de América Latina. Y tuvo un papel crucial en las batallas por la independencia en varios países de la región.
María protectora, María madre.
María reina, María “chaparrita”.
En América Latina, las referencias populares a la Virgen María son tan variadas como las tradiciones culturales de la región.
Y tal vez uno de los nombres de María que más puede sorprender es el de “Generala”.
Parece contradictorio otorgar a la madre de Jesús, símbolo de amor maternal, un rango militar.
Pero la “Virgen Generala” es venerada en muchos sitios de América Latina.
Y su nombre muestra que la devoción a María, con sus múltiples manifestaciones, es un reflejo vivo de la historia de la región, con sus luces y sombras, conquistas y sometimientos, sufrimientos y esperanzas.
En BBC Mundo exploramos de dónde surge la tradición de nombrar a la Virgen “Generala” y cuál es su significado.
Una única virgen con distintos nombres
Comprender las referencias a la Virgen requiere partir de qué representa María en el Cristianismo.
La Virgen es una intermediaria hacia Jesús. Y es una mujer.
“Jesús quiso ser parte de esta humanidad como el hijo de Dios desde el útero de una mujer”, señaló a BBC Mundo María del Pilar Silveira, doctora en teología, experta en devociones marianas populares y profesora de Boston College, una universidad jesuita en Massachusetts, Estados Unidos.
“María no se consideró nunca una diosa, sino una mujer de pueblo, una mujer humana normal”, agregó.
La Virgen tiene numerosas “advocaciones”, como se conoce a los muchos modos de llamarla.
En diferentes sitios se venera a la Virgen del Carmen, la Virgen de las Mercedes, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro o muchas otras. Pero “es la única Virgen María con distintos nombres”, señaló Silveira.
Para la teóloga, es importante comprender que a lo largo de la historia la fe en la Virgen se “incultura”, se hace parte de la cultura particular de cada lugar.
Por ello en sus apariciones “su cuerpo tiene rasgos de acuerdo a la población con la que ella se relaciona”.
Un ejemplo es la Virgen de Guadalupe en México, cuya imagen quedó estampada en el ayate o manto del indígena Juan Diego. Para Silveira, “esto rompe esquemas, porque ella misma adquiere un rostro mestizo”.
Religión y guerra
Si la Virgen se hace parte de la cultura de cada lugar, no debe sorprender entonces que en países marcados por gestas militares se haya dado a la Virgen el nombre de “Generala”.
El lenguaje militar, señala Silveira, puede hallarse ya en la Biblia. “La invocación a Dios pidiendo vencer al enemigo está en el Antiguo Testamento en los salmos (Deuteronomio 20, salmo 35)”.
La teóloga recuerda que la devoción mariana “es parte intrínseca de la historia de la colonización de nuestra América Latina” e incluso una de las naves de Cristobal Colón se llamaba “Santa María”.
“La fe que recibimos vino directamente de España con la cruz y con la espada. Lo que veían los indígenas era que esa cruz la tenía tanto el que les hablaba del Evangelio y les daba vida como el que los mataba”.
Silveira explica que el título de “Generala” fue usado en España desde el siglo XVI para rendir honores militares a imágenes que representan a la Virgen María.
“América Latina recibió la influencia española en sus devociones. Por eso encontramos imágenes de la Virgen con el título de Generala y no es algo singular, sino una transmisión de la fe que se hizo parte de la cultura”.
Para el historiador argentino Pablo Ortemberg, “ciertamente, en el mundo hispánico se potenció en varios momentos la relación entre religión y guerra”.
Ortemberg es investigador del CONICET, director del Centro de Estudios de Historia Política y profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM) en Argentina.
El historiador cita como ejemplo de esa relación entre religión y guerra “los trofeos de guerra ofrendados a la Virgen de Atocha en Madrid durante las guerras entre España y Francia a fines del siglo XVIII”.
“O la insurgencia en México asociada a la Virgen de Guadalupe, más tarde en contraposición a la Virgen de los Remedios, vinculada a los fidelistas”.
“El caso concreto de nombramiento como Generalas a las advocaciones marianas en la América española debe entenderse en esa larga tradición”.
El general José de San Martín y la Virgen del Carmen
Un ejemplo de Virgen Generala en América Latina es la Virgen del Carmen de Cuyo en la ciudad de Mendoza, Argentina.
La devoción a esta advocación de María está presente allí desde el siglo XVII, señaló a BBC Mundo Marta Castellino, doctora en Letras, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuyo e integrante de la Cofradía de la Virgen del Carmen de Cuyo.
La figura que se conserva hoy en la Basílica de San Francisco fue donada al pueblo de Mendoza por el caballero español Pedro Núñez y su esposa en 1705. Y una condición para la donación fue que se creara para preservar la imagen una cofradía que continúa hasta la actualidad, agregó.
“La imagen donada por Núñez fue entronizada en el templo que los Jesuitas poseían en la ciudad capital, en un altar dedicado a ella, y cuando la Orden fue expulsada, en 1767, la imagen pasó a la iglesia de San Francisco, de la Orden Franciscana”.
Cuando un sismo destrozó gran parte de la ciudad de Mendoza en 1861, “la imagen de la Virgen emergió incólume de las ruinas del templo franciscano”.
Esa imagen protectora tuvo un papel crucial en la gesta independentista del general José de San Martín.
“José de San Martín, establecido en la región de Cuyo para formar el Ejército de los Andes que diera la independencia a Argentina, Chile y Perú, siguiendo los consejos de su amigo Manuel Belgrano reunió a su plana mayor y propuso poner a la tropa bajo una advocación religiosa”, señaló Castellino.
“La elegida fue la Virgen del Carmen ya que muchos soldados pertenecían a su Cofradía”.
“Por ello, ante la partida del ejército a la campaña libertadora, el 5 de enero de 1817, San Martín entregó a la Virgen del Carmen simbólicamente el Bastón de Mando e hizo bendecir la Bandera de los Andes como insignia para su ejército. Todo esto sucedió en la Plaza Mayor frente al pueblo de Mendoza y desde entonces la Virgen del Carmen de Cuyo adquirió una especial importancia para los mendocinos”.
Castellino agrega que el mismo General San Martín, en la carta que suscribió luego de la batalla de Maipú, reconoció la eficaz protección de la Virgen para con su ejército: “La decidida protección que ha prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala, Nuestra Madre y Señora del Carmen, son demasiado visibles”.
Los soldados y sus escapularios
“En América Latina es muy interesante observar cómo en la lucha por la independencia de los países latinoamericanos, en los ejércitos de ambos bandos se encontraban imágenes de la Virgen a las que se oraba antes de las batallas”, señaló Silveira.
Relatos de la época afirman que los soldados iban a pelear cargando sus escapularios.
“Es una prenda que se coloca sobre los hombros por delante y por detrás. Es como un ‘minihábito religioso’ que identifica a quien lo lleva con “una vida comprometida”, explicó Silveira.
Castellino recuerda que “cuando el 16 de julio de 1251 el superior de la orden franciscana tuvo una visión en la que la Santísima Virgen le entregó el escapulario, ésta le prometió la salvación eterna a quien lo usara”.
“Ante esta consoladora promesa, es comprensible que los soldados del Ejército de los Andes marcharan confiados a la batalla”.
Qué función cumplía nombrar a la Virgen Generala
En el reconocimiento de la Virgen como Generala podía haber un cálculo político-militar, pero eso no era incompatible con la auténtica devoción católica de los militares de la época, explicó Ortemberg.
El historiador señala que el nombramiento de advocaciones marianas como Generalas procuraba diversos efectos.
Entre ellos estaba “sacralizar la propia causa en sociedades profundamente católicas y capturar la adhesión local cuando se trataba de una imagen especialmente venerada en la región”.
Además “su culto pretendía insuflar disciplina y observancia moral en ejércitos compuestos por grupos muy heterogéneos en su procedencia geográfica y carácter étnico, donde la deserción siempre era un gran problema”.
“Por último, la figura protectora propiciaba un sentimiento necesario para animarse a dar la vida en una guerra con grandes adversidades, incertidumbres y limitaciones materiales para ambos bandos”.
Aquellos que no jerarquizaran militarmente a la Virgen se arriesgaban a ser desligitimados por el enemigo, de acuerdo con Ortemberg.
“Argumento en mis trabajos que el descuido de la dimensión religiosa en los símbolos independentistas revolucionarios y en la acción militar de las tropas de Juan José Castelli (abogado y político argentino) fue aprovechado por el bando realista para acusarlos de irreligiosos y deslegitimar su causa en un mundo profundamente católico”.
“En ese marco, el General realista Joaquín de la Pezuela nombró Generala a la Virgen del Carmen en Chuquisaca (Bolivia). Para contrarrestar estas maniobras y sacralizar la causa independentista, Manuel Belgrano nombró Generala a la Virgen de las Mercedes que, además, ‘le había concedido’ la victoria en Tucumán”.
“Belgrano le escribió una carta al General San Martín aconsejándole explícitamente que cuidara la práctica religiosa en la tropa y el culto a la Virgen Generala de las Mercedes, para mantener a la soldadesca disciplinada y a la vez contrarrestar la acusación de ‘herejes’ (sic) de parte de los enemigos. Probablemente esto influyó para que posteriormente San Martín nombrase en Cuyo a la Virgen del Carmen como Generala del Ejército de los Andes”.
México: la Virgen peregrina
Otro de los numerosos ejemplos de Virgen Generala en América Latina es la Virgen de Zapopan, una ciudad y municipio del estado de Jalisco en México.
La imagen de esta Virgen se caracteriza por ser peregrina, explicó a BBC Mundo Renée de la Torre, antropóloga mexicana y estudiosa de la religión.
“La mayoría de las vírgenes se quedan en su santuario. Y esta virgen es al revés, es como si dijera ‘quiero moverme y acompañar a mis fieles’”.
“Durante la guerra de independencia entre los criollos independentistas de la Corona de España y los ejércitos españoles, la Virgen fue llevada a donde estaba el ejército independentista encuartelado”.
“Ese ejército fue atacado por fuerzas españolas pero lograron ganar y sobrevivir. Exactamente en 1823 - se acaban de cumplir 200 años – la Virgen de Zapopan fue nombrada Generala”.
La imagen sigue peregrinando hoy en día hasta donde están sus fieles.
Sale durante tres meses a visitar cada una de las parroquias de la diócesis “a pesar de que la población de esta zona ha emigrado mucho a Estados Unidos”.
“Incluso hicieron una réplica, que es la virgen viajera y va a todas las parroquias que existen en Texas, en California y en otras partes de Estados Unidos y siempre va a acompañar a sus hijos, a sus fieles”.
“Son familias que están divididas por las fronteras y el que la Virgen pueda estar aquí y allá, pueda pasar la frontera, permite también este sentimiento de unión entre los miembros de la familia”.
La Virgen Generala y peregrina fue crucial durante la pandemia, relató De la Torre.
“Las iglesias estaban cerradas. Pero aunque estaba cerrado el cancel, las puertas de adentro siempre estaban abiertas para que tú pudieras ver al fondo la imagen de la Virgen; la gente se hincaba afuera de la reja a rezar”.
“Y lo que sí hacían era que la subían en avioneta y la llevaban sobrevolando las distintas calles de la ciudad”.
A pesar de su jerarquía de “Generala”, los devotos de la Virgen de Zapopan tienen una forma muy horizontal de relacionarse con ella.
“Por el pequeño tamaño de la imagen la mayoría de la gente le dice ‘mi chaparrita’", relató la antropóloga.
Para De la Torre, acompañar a la Virgen Generala en las romerías anuales es una forma de reciprocidad.
“Para decirlo en términos coloquiales, la Virgen se la juega saliendo de su casa para estar en lugares donde hay riesgo y acompañar a sus hijos y por tanto, los hijos tienen que responder a la Virgen”.
Una experiencia personal
La Virgen Generala es parte de la historia de América Latina y también de su presente.
Pero en el culto de estas advocaciones marianas, el rango es ante todo una tradición histórica, que en la mente de muchos fieles no se relaciona necesariamente a un ámbito militar.
Silveira señala que incluso “en Costa Rica se le ha dado a la Virgen un título militar, siendo un país que no tiene ejército”.
Por ejemplo, “el 31de julio de 2013, la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica, fue investida comandante general de la Sección Aérea del Ministerio de Seguridad de Costa Rica, imponiéndole ‘dos alitas de avión’”.
Así como son múltiples las advocaciones marianas, también son innumerables las interpretaciones personales de la Virgen Generala.
La profesora Castellino recuerda que siendo niña en su escuela en Mendoza se entonaba un Himno a la Virgen del Carmen, que comenzaba con las palabras
“¡Oh, Señora del Carmen de Cuyo,
Generala gloriosa de paz!”
“Creo que el epíteto ‘Generala gloriosa de paz’ señala un rumbo para todos y en todo momento, ya que significa el ejercicio de las virtudes que, en grado heroico, pusieron de manifiesto quienes nos dieron la libertad, pero que deben ser vividas en cualquier oportunidad: valor, generosidad, entrega a los ideales…”.
Más allá de sus títulos, muchos fieles buscan ante todo en María lo mismo que seguramente le pedían los soldados de las luchas de independencia antes de jugarse la vida: su protección maternal.
“Ahí está la experiencia personal”, señaló Silveira.
“Más allá de la ideología que tenga la persona, el buscar esa protección de la Virgen es una experiencia muy profunda”, agregó la teóloga.
“La relación del católico con la Virgen es una relación íntima, y nadie entra en esa profundidad, ni el cura, ni el obispo, ni nadie”.
"Es la relación de un hijo o una hija con su madre".
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