Javier Milei avanza con “terapia de shock” económico mientras crece la inquietud social
El enfoque de “terapia de shock” no es nuevo en Argentina, y la historia muestra que puede llevar a crisis de deuda.
ARGENTINA.-El presidente recién asumido de Argentina, Javier Milei, está cumpliendo su promesa de aplicar una “terapia de shock” a la economía en crisis del país. En su discurso inaugural, Milei afirmó que no hay alternativa al shock, disolviendo posteriormente la mitad de los ministerios y devaluando el peso en un 50%. Sin embargo, a pesar de los recortes de gastos masivos, la inflación ha alcanzado un máximo de tres décadas, llegando al 254.2%.
Milei culpa a la mala gestión de años anteriores por la crisis económica y advierte a la población que deben esperar más dificultades antes de experimentar mejoras. Aunque algunos respaldan sus medidas, la resistencia se manifiesta a través de protestas masivas y la no aprobación de su amplia “ley omnibus” en un Congreso dividido.
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Javier Milei y la dolarización
La resistencia parece fortalecer al presidente, quien ahora contempla la dolarización de la moneda como parte de su estrategia, desencadenando también una “guerra cultural” contra críticos, incluyendo a la estrella pop argentina Lali Espósito. Sin embargo, con una economía estancada, Milei enfrenta el desafío de ganar el apoyo necesario para su terapia de shock, ya que las señales de descontento ciudadano aumentan.
El enfoque de “terapia de shock” no es nuevo en Argentina, y la historia muestra que puede llevar a crisis de deuda. La situación política precaria de Milei y la incertidumbre sobre el apoyo popular complican aún más su intento de revitalizar la economía. Su ambicioso plan de dolarización, aunque presentado como una esperanza para la economía, podría generar resistencia significativa si no tiene éxito, dado el historial de levantamientos populares en Argentina en el pasado.
La pregunta persiste: ¿Milei logrará implementar cambios económicos significativos antes de que la paciencia de los argentinos se agote, o sufrirá un destino similar a líderes anteriores que enfrentaron crisis y protestas ciudadanas?
Artículo original publicado en The Conversation