Fadi al-Zant, un niño de seis años con fibrosis quística, es uno de los rostros que simbolizan esta tragedia.
Antes sonriente y saludable, ahora se encuentra gravemente desnutrido y débil, incapaz de caminar por sí mismo.
El hospital Kamal Adwan, en el norte de Gaza, donde Fadi está siendo tratado, ha sido testigo del trágico destino de muchos otros niños, con informes que sugieren que al menos 27 han muerto por desnutrición y deshidratación en las últimas semanas.
Faltan medicamentos y alimentos
La situación se agrava con la falta de acceso a medicamentos vitales como Creonte, crucial para personas con fibrosis quística, y la escasez generalizada de alimentos y agua potable.
Organismos de ayuda y médicos advierten que la hambruna es inminente, con proyecciones alarmantes que predicen un aumento significativo de la desnutrición aguda y la mortalidad.
Las agencias de la ONU y grupos de ayuda humanitaria instan a Israel a permitir un acceso completo de la ayuda a Gaza y a cesar los bloqueos que obstaculizan la distribución de alimentos y medicinas.
Sin embargo, las autoridades israelíes sostienen que están aumentando los esfuerzos para facilitar la entrada de ayuda, pero el mundo ha criticado sus ataques y bloqueos.
La situación en Gaza es desgarradora, con niños como Fadi enfrentando no solo la amenaza de la guerra, sino también la lucha diaria por la supervivencia.
A menos que se tomen medidas urgentes y se permita un acceso inmediato y sin restricciones a la ayuda humanitaria, el futuro de estos niños seguirá siendo incierto y trágico.